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Molinares Hassan, Viridiana.

Queridas: un viaje por la memoria / Viridiana Molinares Hassan ; fotografías de Mónica Vásquez Alfaro – Barranquilla, Colombia : Editorial Universidad del Norte, 2017

83 páginas : fotografías ; 24 cm.

ISBN 978-958-741-794-4 (impreso)

ISBN 978-958-741-795-1 (PDF)

ISBN 978-958-741-796-8 (ePub)

1. Cartas colombianas. I. Vásquez Alfaro, Mónica, fotografías. II. Buchely, Lina. III. Tít

(Co866.5 M722 23 ed.) (CO-BrUNB)

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Vigilada Mineducación

www.uninorte.edu.co

Km 5, vía a Puerto Colombia, A.A. 1569

Área metropolitana de Barranquilla (Colombia)

© Universidad del Norte, 2017

Viridiana Molinares Hassan y Mónica Vásquez Alfaro

Coordinación editorial

Zoila Sotomayor O.

Diseño de portada y diagramación

Joaquín Camargo Valle

Arte final

Munir Kharfan de los Reyes

Corrección de textos

Henry Stein

Panamericana Formas e Impresos S.A. (Bogotá)

© Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio reprográfico, fónico o informático así como su transmisión por cualquier medio mecánico o electrónico, fotocopias, microfilm, offset, mimeográfico u otros sin autorización previa y escrita de los titulares del copyright. La violación de dichos derechos constituye un delito contra la propiedad intelectual.

Para Katy, mi hermana.

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Presentación

Siempre es significativo recordar la belleza de la femineidad. Lo es más para mí, que envuelta en discusiones académicas y normativas, puedo llegar a olvidar la importancia de la cotidianidad de una mujer. En el cine, son cada vez más aclamadas las historias que se alejan de hechos aislados e impactantes, y que por el contrario se encargan de visibilizar los dramas que subyacen a nuestro vivir cotidiano. Hay una cercanía que hace que el público vea en estas narraciones una forma más efectiva de catarsis. Eso fue Queridas para mí: un recordatorio, una catarsis. Queridas, de forma desgarradoramente hermosa se encarga de relatar, en particularidades y generalizaciones, lo que significa ser, a diario, una mujer. A partir de una narrativa epistolar, S entabla un diálogo con cada una de nosotras. Ese es quizá su más importante aporte: no solo habla con la madre, sino con la hija, con la profesional, con la amante; incluso con la otra habla. Queridas nos hace sentir nosotras otra vez, precisamente porque reivindica esa femineidad que es tan nuestra y que tan a menudo tenemos que acallar para satisfacer a quienes nos rodean. De una forma muy profunda los relatos contenidos en las cartas de S construyen los deseos, tristezas, sueños, frustraciones, inquietudes, enfermedades, vicios, virtudes, entre otras, que permiten que cualquier mujer se vea reflejada. S puede ser Viri que es escritora y profesora, pero también es Martha que es madre o Victoria que es amiga; las destinatarias también podemos ser todas: artistas, activistas, profesionales, viajeras. En últimas, Queridas es un retrato de la mujer moderna. Es un retrato íntimo pero diverso, crítico pero sin prejuicios, que nos da una radiografía completa de la mujer como ser sexual, como ser amante, como ser profesional, como ser femenino, como ser que no debería temer ser femenino.

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Lina Buchely

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El hallazgo

S murió cuando pensábamos que la muerte no era posible, en un lugar donde las mujeres seguíamos siendo objetos de los hombres, en una época donde solo las familias felices y las mujeres plenas estaban permitidas. S nunca dijo nada incorrecto, sus hijos fueron los mejores, su casa la más limpia, sus gestos siempre precisos. Todas crecimos junto a ella, dejamos los juegos infantiles, las historias de los primeros besos, el paso a ser señoritas juntas. Enfrentamos abrazadas el misterio de la sexualidad, los primeros golpes de los maridos, los silencios de los hijos, las frustraciones de nuestros sueños. Corríamos a vernos todos los jueves; los otros pensaban que jugábamos cartas, pero lo que hacíamos era reunirnos para poder vernos en el espejo de los ojos de las unas con las otras; hacíamos fiestas con esos ojos café, negros y verdes en los que intentábamos ser sinceras. La prematura muerte de S nos hizo dudar de todo lo que hicimos durante tantos años; al parecer, la desconocíamos o nos desconocíamos. Asistimos a su funeral en silencio. Fue tan grande el dolor que las lágrimas no fueron permitidas. Eran minúsculas ante el desgarramiento de la vida provocado por esa ausencia dolorosa que fue su muerte. Días después, su madre nos llamó y nos entregó este paquete de cartas que S escribió y nunca entregó. Sin sellos postales, nombres ni fechas hemos tratado de adivinar a quiénes están dirigidas. En unas alcanzamos a reconocer cosas que alguna de nosotras vivió; frente a otras quedamos desconcertadas. No logramos imaginar de quién habla; por eso nos preguntamos si fueron escritas a otras amigas de S que no conocimos, mujeres que no hicieron parte de nuestra historia en la que S es imprescindible. Nuestro desconcierto también nos ha llevado a imaginar que lo que hizo, al escribir estas cartas, fue descubrir secretos sobre su vida que jamás se atrevió a revelarnos; tal vez mezcló ficciones con hechos reales para obligarnos a conocerlos sin recriminarle su silencio, sin juzgarla por cosas que hizo. Hemos leído y releído las cartas muchas veces y, con todo lo que conocemos y ahora desconocemos de S, decidimos publicarlas porque creemos que no las destruyó y, por el contrario, las escribió y las guardó, probablemente, durante años, con la esperanza de entregarlas antes de que la muerte la sorprendiera. Esperamos que aparezcan entre los lectores algunas de sus destinatarias, esas otras queridas que pueden existir o no, y que ellas, al igual que nosotras, conozcan lo que pensó de forma secreta una mujer que no se atrevió a hablar, pero que dejó palabras escritas para que reconstruyéramos su vida o la vida de otras. S no llegó a la edad en la que el cuerpo no responde ante los deseos del alma, su rostro no se desfiguró con el tiempo, pero sus cartas empiezan a hacernos sentir que si no permitimos el sonido de nuestra voz, tal vez seamos nosotras las que antes de la muerte terminemos desfiguradas.

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Escribo la sentencia de mi alma,
mutilo las alas del pájaro,
para al mirarme en el espejo
descubrir que no soy un ángel.

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Querida P

Fue importante verte