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TOVAR MOSQUERA, Juan Vianey

La eugenesia en Colombia: aproximación bioética a un problema de justicia social. 1900-1950 / Juan Vianey Tovar Mosquera. -- Bogotá: Universidad El Bosque, 2016. -- (Colección Bios y Oikos; 12).

106 p.

ISBN 978-958-739-075-9 (Impreso)

1. Bioética. 2. Eugenesia. 3. Eugenesia – Historia. 4. Genética Humana. I. Jaime Escobar Triana, editor. II. Universidad El Bosque. Departamento de Bioética.

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La eugenesia en Colombia: aproximación bioética a un problema de justicia social (1900-1950).

1ª edición, junio de 2016. Colección Bios y Oikos, volumen 12.

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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© Juan Vianey Tovar Mosquera

ISBN: 978-958-739-075-9

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Editor: Gustavo Zuluaga Hoyos

Dirección gráfica, carátula y diseño: Alejandro Gallego

Corrección de estilo: David Betancourt

Diseño epub:

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Agradecimientos

A Dios, por su fortaleza.

Al Departamento de Bioética, en cabeza del doctor Jaime Escobar Triana, por brindarnos una formación profesional consagrada y excelente.

Al doctor Gustavo Chirolla, por su dirección y aportes en la realización de esta investigación.

A los doctores Constanza Ovalle, Sergio de Zubiría, Jairo Rodríguez, Álvaro Cadena, por sus aportes en la construcción de este proyecto y por sus enseñanzas.

Al doctor Héctor Palma, por aportar sus conocimientos y experiencia en la investigación de la eugenesia en el desarrollo de esta investigación.

A Nohely Mosquera, Dioselina Mosquera, Edwin Antonio Moreno, Edelmira Hurtado, Nidia García, Luis Alfaro, Johana Moscoso, Liliana Siede, Sandra Burbano, Cristian Dorronsoro y demás amigos y colegas que contribuyeron con todas sus posibilidades a llevar a cabo mi formación doctoral, mi eterno agradecimiento.

A los compañeros del doctorado, por su amistad y aportes.

A mis amigos de viaje epistémico, carnal y humano.

Tabla de contenido //

Presentación

Introducción

Capítulo 1

Eugenesia: la consolidación de una teoría determinista

Capítulo 2

La eugenesia en América Latina

Capítulo 3

Desarrollo del movimiento eugenésico colombiano

Capítulo 4

Incidencia de la eugenesia en los procesos educativos en Colombia

Capítulo 5

El concepto de justicia social según Nancy Fraser

Conclusiones

Bibliografía

Notas al pie

Presentación

Jaime Escobar Triana, M. D., Ph. D.1

En el número 12 de la Colección Bios y Oikos publicamos la investigación doctoral La eugenesia en Colombia: aproximación bioética a un problema de justicia social. 1900-1950, de Juan Vianey Tovar Mosquera, graduado como Ph.D. en Bioética (2015) de la Universidad El Bosque, con distinción magna cum laude, quien es también Químico y Magíster en Educación.

Esta investigación documental, dirigida por Gustavo Chirolla Ospina, Ph. D. (c), profesor investigador de la Universidad El Bosque, muestra la influencia que las ideas de superioridad e inferioridad sostenidas en la historia, desde la antigua Grecia hasta el nacionalsocialismo, tuvieron en Colombia, en el período 1900-1950. El autor evidencia que la eugenesia, concebida como la ciencia que tiene como objetivo mejorar las características innatas de una raza para lograr la superioridad, se aplicó no solo en lo biológico, sino en lo social, lo religioso y lo educativo.

Las estrategias eugenésicas establecidas en Colombia, en el período de estudio, muestran la estigmatización social amparada en la idea de progreso que tuvo como consecuencia efectos negativos a nivel político, económico y cultural. Esta investigación enfatiza en que la bioética le apuesta al respeto de la dignidad humana y ve las prácticas eugenésicas como un problema que desconoce la autonomía, la justicia social y el reconocimiento a la cultura de los pueblos.

Esta publicación es un aporte de la Universidad El Bosque como muestra de la gran contribución de la bioética al análisis de problemas milenarios y persistentes que, como la eugenesia, generan consecuencias negativas para los más vulnerables, con olvido de principios como la autonomía, la dignidad, la justicia y la no maleficencia.

Introducción

Eugenesia es un concepto que suele asociarse solamente con las discusiones sobre el mejoramiento de la raza por mecanismos biológicos; no obstante, es importante comprender que el poder soberano, sea este político, religioso o científico, tiene diferentes mecanismos para realizarla. Esta no es una práctica nueva, ya que ha recorrido la historia desde la antigua Grecia hasta el episodio más reciente de los horrores llevados a cabo por el nacionalsocialismo; lo nuevo es su asociación con los miedos que produce la manipulación genética, o lo que algunos plantean como “eugenesia liberal”.

Sir Francis Galton acuñó el término “eugenesia” a finales del siglo XIX para definir “la ciencia que trata de todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza; también trata de aquellas que la pueden desarrollar hasta alcanzar su máxima superioridad” (1988, p. 165). Esta concepción abrió la puerta para que varios Estados hicieran eugenesia en los campos biológico y social; en este último, se dirigió una maquinaria para intervenir en la estructura social y establecer jerarquías raciales que fueron legitimadas por diferentes criterios y mecanismos. Estos últimos son objeto de esta investigación en el contexto colombiano, para determinar en qué medida la educación fue afectada por principios eugenésicos.

América Latina estuvo fuertemente permeada por las concepciones del movimiento2 eugenésico, y es muy probable que Colombia haya sido influenciada por esta corriente, como ocurrió con otros países latinoamericanos, como es el caso de Argentina, Chile, Perú, entre otros. En nuestro país, según Sáenz, Saldarriaga y Ospina (1997), la educación de la primera mitad del siglo XX estuvo influenciada por un carácter seleccionador debido a la preocupación que suscitaba en la época la degeneración de la raza, el progreso del país y la mejora de los procesos educativos, lo que llevó a una fuerte medicalización de la escuela con propósitos de higienizar la vida de los escolares.

Además, se implementó un régimen institucional, basado en el examen y clasificación de los estudiantes, que hizo evidente que el mayor interés era diagnosticar y erradicar los factores que incidían en la degeneración de la raza. Según estos autores, la escuela pública se constituyó “en el espacio preferencial de todo tipo de innovaciones y experimentaciones que garantizaran la normalización de la raza” (1997, p. 71).

El 5 de junio de 1928, Laureano Gómez dictó una conferencia en el Teatro Municipal de Bogotá titulada “Interrogantes sobre el progreso de Colombia”, en la cual, luego de hacer un amplio reconocimiento a las dinastías occidentales, dejaba claro que sus logros obedecían a la superioridad de su raza y carácter. En esta conferencia, Gómez muestra su preocupación por el exiguo progreso económico del país, y culpa explícitamente a indígenas, “negros primitivos” y mestizos, que habrían heredado, según él, todos los vicios y la degeneración de sus progenitores. En cambio, respecto a los franceses, Gómez expresaba: “El rasgo característico de la civilización francesa es la inteligencia, que determina la razón, el orden, la claridad y el gusto” (1928, p. 44). De los alemanes indicaba que “Alemania está poseída de un genio metafísico que se manifiesta en el pensamiento, en la abstracción y también en la disciplina” (1928, p. 46). Estas opiniones reflejan un contraste con la idea que tenía de la población colombiana, de la cual señala:

Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad. En lo que hayamos podido heredar del espíritu español es donde debemos buscar las líneas directrices del carácter colombiano contemporáneo. (1928, p. 47)

De esta manera, Gómez continúa expresando los innumerables defectos de las “razas inferiores”, y aunque no es específico respecto de qué medidas se deben tomar con esta población, sí elogia lo ocurrido con las políticas de otros Estados latinoamericanos que han logrado con éxito la “limpieza racial”. El discurso del expresidente evidencia cómo el inicio del siglo XX estuvo marcado por una preocupación nacional sobre el tema de la “degeneración de la raza” y sus consecuencias para el país, lo que es corroborado por López de Mesa, quien, en su conferencia “El factor étnico”, pronunciada en 1927, afirma:

Un pueblo de flaca complexión, de instrucción deficiente o de viciada educación moral, no puede hoy día sostener una nacionalidad libre en competencia irrenunciable con los que rigen la civilización y cultura universales, ni puede, mucho menos, aprovechar para su bienestar material y ennoblecimiento de su propia vida las riquezas del suelo en que habita. (p. 5)

La Colombia de comienzos del siglo XX se mostraba convulsionada por las guerras civiles, por el atraso ferroviario, los problemas de seguridad y, según los intelectuales de la época, por la exigua presencia de hombres “ilustres o civilizados” en el país. Este hecho era concomitante con los discursos de “degeneración de la raza” y prácticas eugenésicas de Europa y Estados Unidos3, lo que deja entrever que los discursos racistas en Colombia no solo obedecían a la lógica social del momento por los rezagos de la esclavitud, sino también al interés de mejorar las condiciones raciales de la población, lo cual constituye la naturaleza misma de la eugenesia según Galton.

En Colombia, a comienzos del siglo XX se señaló a la población indígena, negra y mestiza como una “raza inferior, enferma e inmoral”, y se la culpó de obstaculizar el progreso del país; en esa medida, se institucionalizaron discursos y prácticas tendientes a solucionar el problema, que partieron incluso del mismo Congreso de la República. Entre ellas, estaba implementar medidas fuertes de higiene social y blanqueamiento de la raza, para lo cual se promovió el ingreso de personas “blancas e intelectuales”, preferiblemente europeos. Así quedó expresado en los artículos 1 y 11 de la Ley 114 de 1922, disponibles en la página web de la Cancillería de Colombia:

Artículo 1. Con el fin de propender al desarrollo económico e intelectual del país y al mejoramiento de sus condiciones étnicas, tanto físicas como morales, el Poder Ejecutivo fomentará la inmigración de individuos y de familias que por sus condiciones personales y raciales no puedan o no deben ser motivo de precauciones respecto del orden social o del fin que acaba de indicarse, y que vengan con el objeto de laborar la tierra, establecer nuevas industrias o mejorar las existentes, introducir y enseñar las ciencias y las artes, y en general, que sean elemento de civilización y progreso.

Artículo 11. Los agentes de inmigración no visarán pasaporte alguno de inmigrantes que estén en cualquiera de los casos especificados en la Ley 48 de 1920, ni de individuos que por condiciones étnicas sean motivo de precauciones en Colombia. Queda prohibida la entrada al país de elementos que por sus condiciones étnicas, orgánicas o sociales sean inconvenientes para la nacionalidad y para el mejor desarrollo de la raza4.

A diferencia de Europa y Estados Unidos, en Colombia no hay evidencia de tanatopolítica5; sin embargo, está claro que las instituciones sociales fueron redirigidas para abordar el asunto racial, la pobreza y los vicios de la “raza inferior”. De esta manera, se equipararon negritud, comunidades indígenas, mestizaje y pobreza con inferioridad, y consecuentemente, con degeneración moral. Ahora, la raza, que antes era solo un concepto biológico, tenía implicaciones sociales y morales: ser indígena, negro, mestizo o pobre indicaba ipso facto “degeneración moral”. Esta situación pasó a considerarse un obstáculo para el desarrollo económico del país, razón que llevó al tema racial y moral a convertirse en un asunto de Estado, de donde emanaron políticas públicas destinadas a intervenir escuelas, hospitales, orfanatos y cualquier institución de índole social. Los criterios para jerarquizar a la población se reconfiguraron con la aparición de la eugenesia; ahora la superioridad/inferioridad en la escala social estaba determinada por los genes, y rápidamente el positivismo científico naturalizó este discurso y generó graves problemas de discriminación, exclusión e injusticia, lo que con el tiempo ha llevado a grandes brechas de inequidad social.

Por décadas hubo un desconocimiento sistemático de las comunidades indígenas, afrodescendientes, raizales y otras por parte del Estado, no de manera desprevenida, sino deliberada, asociada con factores étnicos y de productividad que se agudizaron por el interés económico de ingresar a Colombia en la modernidad (Álvarez, 2005). A estas comunidades se las acusó de “decadentes, degeneradas racial y moralmente” y se las culpó del atraso del país; en esa medida, no se atendieron sus necesidades básicas, entre ellas, la educación, con lo cual cayeron en un empobrecimiento cíclico que convirtió en realidad la falta de producción del país, y el estigma del que habían sido víctimas por décadas. Estas situaciones describen un panorama en el que existe un marcado arraigo de la cultura de la discriminación, la exclusión, el empobrecimiento cíclico, la jerarquización y un desconocimiento sistemático de las capacidades humanas.

La eugenesia impuso criterios de clasificación que separaron a los seres humanos en dos categorías: superiores e inferiores, lo que tejió un cerco sobre estos últimos que los llevó al límite de la supervivencia. El objeto de esta investigación consiste en determinar en qué medida la escuela sirvió a esta lógica y la educación se convirtió en un mecanismo seleccionador y excluyente, generador de graves problemas de injusticia social, lo que Nancy Fraser llama justicia anormal (2008).

La educación constituye una formación desde la vida y para la vida, especialmente desde la configuración de individuos y sociedades justas y democráticas, posibilidad que aumenta mediante una práctica ética de la educación que motive la reflexión y el interés por la justicia y la equidad. Cuando este propósito fundamental no se cumple, se llega a la desmoralización social, la pérdida de valores, principios y se pone en riesgo la integridad política y social: de allí que la bioética debe estar presta, no solo para identificar este tipo de problemas, sino además para dotarnos de los elementos éticos teóricos y prácticos para reevaluar la práctica educativa.

Desde la concepción de la justicia propuesta por Fraser, se busca hacer una lectura del proceso formativo en Colombia en la primera mitad del siglo XX, centrada en tres elementos que hacen que la educación esté continuamente cuestionada desde su deber ser, a saber: el problema político de la representación, el problema económico de la distribución y el cultural, del reconocimiento, todos estos aspectos vulnerados ampliamente en el binomio eugenesia-educación.

Estas tres dimensiones propuestas por Fraser (2008) constituyen el paradigma que desde la bioética permitirá abordar el problema de la existencia de la eugenesia en Colombia, y la forma cómo sus postulados influyeron la política educativa en la primera mitad del siglo XX. Abordar el problema de la educación pública desde la perspectiva de la justicia social o democrática permite ofrecer una mirada innovadora, desde la bioética, a un campo trascendental.