Agradecimientos

Gracias a Xisco por apoyarme y acompañarme siempre en todas las aventuras en las que me embarco.

Gracias a Víctor y Mireia. Ellos me han enseñado que la teoría tiene otro complemento, que es la práctica. Sin ellos no sería la madre, la persona ni la profesional que soy ahora.

Gracias a mi madre, por inculcarme los valores de fuerza y autonomía. Por luchar por nosotros en los momentos difíciles y hacer el enorme esfuerzo económico para que pudiera hacer lo que yo quería tanto lejos de casa.

Gracias a mis hermanos, Javier y Alberto.

Gracias a Almudena, Ana, Carol, Marta y Mónica. La amistad.

Gracias a Neus y Rosi, psicólogas, compañeras mías durante muchos años. El niño es una globalidad emocional, social, cognitiva y motriz que tengo grabado a fuego gracias a vosotras. Vuestro ejemplo lo llevo y lo llevaré para siempre en mi corazón.

Quiero agradecer especialmente a Lourdes Macías, fisioterapeuta pediátrica, por haber sembrado en mí la semilla de querer saber siempre más, de investigar, de disfrutar… La fisioterapia en España no sería lo mismo sin ti, pero yo tampoco.

Gracias a mis profesores, alumnos y compañeros durante todos estos años de profesión.

Y, por último, quiero destacar que me siento profundamente agradecida a cada una de las familias que he tratado a lo largo de los años. Aquellas que vinieron para quedarse en mi vida, aquellas que me enseñaron cada día, aquellas a las que acompañé, aquellas con las que hoy me emociono cuando las veo, aquellas cuyos pequeños hoy ya no están entre nosotros… Todas y cada una de las familias que he tenido el privilegio y suerte de acompañar: me habéis sumado a nivel profesional y personal. Sin vosotras esto no sería posible.

Bibliografía

¿Por qué es importante que los padres de hoy en día acompañemos a nuestros hijos en su movimiento?

A lo largo de la historia la ciencia ha tenido un interés creciente en saber cuál es el desarrollo modélico de un bebé. Cómo y por qué nos movemos.

La curiosidad de diversas áreas de la ciencia durante estos años, ya sea la rama médica, fisioterapéutica, psicológica…, nos ha dado información que ha ido variando a lo largo de los años gracias a las continuas investigaciones. Por ejemplo, se ha visto que investigaciones elaboradas en los años cincuenta (del siglo pasado) con datos y realidades de aquellos años quedaban obsoletas con las nuevas publicaciones de hoy en día. Ese recorrido, lejos de ser mirado como algo antiguo y sin valor, es todo lo contrario, nos permite saber cómo la ciencia ha querido saber y conocer en todo momento cómo somos, cómo es y a qué se debe nuestra fisiología, anatomía y biomecánica.

Este interés se basa en establecer unos modelos de estándares saludables, es decir, saber qué cosas está bien que hagamos los humanos tras el nacimiento y, casi más importante, qué cosas son un signo de alarma que tienen que ponernos sobre aviso de que algo no es del todo correcto y tenemos que actuar en consecuencia. Pero, además, ese interés se traduce en unas conclusiones, en una evidencia científica que nos da herramientas a los profesionales y a las familias para conocer mejor a los niños.

Una familia que conoce el desarrollo de su hijo sabe más sobre él.

Recuerdo un caso que me llegó a la consulta. Se trataba de una familia preocupada porque su bebé de 14 meses se caía todo el tiempo y se daba golpes en la cara de manera continuada. Parecía que en el registro del desarrollo psicomotor del niño estaba todo correcto, salvo que no había hecho ningún tipo de desplazamiento en el suelo reptando o gateando y que, poco antes de los 9 meses, ya caminaba por sí mismo, sin ayuda. Al preguntar a la familia sobre este aspecto, la familia me contó que, cuando su hijo tenía alrededor de 6 meses, les hacía mucha gracia verlo de pie. Como el niño en esa postura parecía estar contento, lo incentivaban todo el tiempo. Esta familia, sin saberlo (con todo el desconocimiento, pero también todo el amor del mundo), impidió que el niño tomara conciencia de su cuerpo en relación con el suelo cuando estaba tumbado, sentado… De tal manera que no pudo trabajar, desarrollar, de una manera óptima, las reacciones de paracaídas que tiene el bebé sano a esa edad para no caerse y golpearse. Este bebé solo se ponía de pie agarrado a las manos del adulto y, cuando llegó la hora en la que sus piernas estuvieron «entrenadas» para caminar, lo hizo, pero sin esas reacciones necesarias. Estuvimos trabajando en ello y ahora es un niño que va por todos lados sin ninguna problemática asociada.

Estoy convencida de que, si hoy en día se presentara la misma situación a esta familia, con toda la información que ya tienen, no los vería en consulta por esta circunstancia.

Me reafirmo en que la información que recibirás en los próximos capítulos te ayudará a ser partícipe del maravilloso desarrollo de tu hijo.

¿Qué hace que un bebé se mueva de una u otra manera?

Una de las cosas que como adultos solemos hacer es comparar (no siempre con buen acierto) un niño o bebé con respecto a otro. La comparación nos ayuda a dar «normalidad» o no a ciertas situaciones, pero, en el caso del movimiento, habrá tanta variabilidad como bebés haya en el mundo.

El movimiento de un bebé va condicionado por muchas variables. Vamos a nombrar algunas de ellas:

Podríamos seguir enumerando un sinfín de variables y explicar ampliamente cada una de ellas, pero simplemente quiero que sepas que cada bebé es un mundo, que cada bebé se va a mover de una manera diferente y que este movimiento va a depender de sí mismo, por una parte, pero de ciertos factores que pueden condicionarlo, por otra.

Como has visto, nosotros desde fuera podemos acompañar algunos de esos factores para que el desarrollo sea óptimo, pero en otros no será factible nuestra intervención.

No puedo acabar este apartado sin remarcar también que el hecho de que un bebé anticipe los ítems motrices (es decir, que logre hacerlo todo a nivel motriz pronto respecto a sus iguales) no quiere decir que vaya a destacar en un futuro en esa área.

Es muy frecuente que escuche en consulta palabras como «mi hijo es vago porque ha tardado en moverse» o «mi hijo va a ser un Messi o un Ronaldo». Nada más lejos de la realidad. Lo más importante siempre va a ser que el bebé conozca su cuerpo y se sienta a gusto con él para que se desarrolle e interaccione de una manera saludable con su entorno a todos los niveles: cognitivo, emocional y motriz.

La ciencia nos ha enseñado que la motivación, el entorno, la alimentación y el entreno de las cualidades físicas, aparte de la base genética, son las que marcan el futuro motriz de un niño.

En una sociedad tan competitiva como la actual te animo a que huyas de buscar algo que no esté en vuestro hijo, que cultives con salud su entorno para que el día de mañana sea un adulto con una alimentación adecuada, unos hábitos saludables, un amor y respeto hacia su cuerpo y para que pueda practicar una actividad física con la que disfrute. Todo eso tiene unos pilares que se fundamentan desde la concepción… Y en ellos estás.