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Introducción

Todos los grandes retos de la humanidad están siendo cubiertos por  la tecnología y la ciencia; sin embargo, a medida que incrementamos nuestro poder sobre la naturaleza, los seres humanos hemos ido olvidando nuestra esencia espiritual en pos de una física o material. El ser humano integral está compuesto por tres cuerpos: el cuerpo físico que contempla todo lo que nos rodea, lo que vemos y podemos tocar; lo tangible y palpable. Todos los recursos que el planeta dispone para que podamos cubrir nuestras necesidades de alimentación, abrigo y supervivencia se encuentran en este estado. Un segundo cuerpo es el mental, que rige todos los procesos del cerebro y que podemos expresar posteriormente a través de los sentidos. Este cuerpo abarca todo lo que nace en la mente, nuestras capacidades intelectuales, los métodos de aprendizaje que implementamos para sumar conocimientos y poder planificar cada uno de nuestros actos. En tercer y último lugar está el cuerpo espiritual, que se relaciona con lo subconsciente, nuestra alma y el lazo que nos une con la divinidad, llámese Dios, Alá, Buda, Krishna, Zeus o Apolo.

La tarea más compleja es intentar reconocer que somos seres provenientes de un gran espíritu, cuando solo contamos con nuestra fe para probarlo. Al no poder medir este tipo de experiencias, es muy usual que seamos blanco de seres racionalistas dispuestos siempre a menospreciar nuestras creencias en defensa del método científico y todo lo que ello implica. Sin embargo, la comunidad científica no tiene todas las respuestas. Desde la imposibilidad de entender cabalmente porqué un hombre puede sobrevivir sin la mitad de su cerebro, hasta el hecho de no tener los argumentos para explicar algunos fenómenos paranormales como los casos de gurús en India que se alimentan solamente de luz solar sin necesidad de probar alimento y la lucha contra la ley de probabilidades en casos de curaciones espontáneas de pacientes ya desahuciados por la medicina.

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El reconocimiento del alma o del espíritu es una tarea compleja que requiere claridad. El ser humano, además de inteligencia, posee características sutiles que ninguna maquina podría equiparar; los sentimientos, la generosidad, la capacidad de alegrarse por sucesos maravillosos o de entregar su vida por los seres que ama. Estos son dones que no provienen ni del cuerpo físico ni del mental. ¿Por qué entonces insisten algunos en medir lo que no tiene forma de cuantificarse? ¿Acaso en algún momento será deseable conocer el porcentaje exacto de amabilidad o cariño que nos tienen nuestros padres a partir de estudios y resultados de laboratorio? Personalmente creo que en vez de renegar de lo mágico y de lo espiritual tan solo porque no se ha logrado medir, la comunidad científica debería recordar en ocasiones que la madre de la química actual fue la alquimia, que la de la astronomía fue la astrología y que algunos conceptos de la física están más emparentados con la radiestesia de lo que desearían. Lo que hoy llamamos “magia”, en el futuro será posiblemente parte de la ciencia también y si el tema es de medidas o comprobaciones el arte, la filosofía, la psicología o incluso la física cuántica serán empujadas a un agujero negro bastante abrumador. ¿No sería acaso más responsable ser respetuosos y tratar de comprender el conocimiento milenario para el provecho de todos? ¿No sería prudente asumir de vez en cuando una posición que tenga en cuenta el misticismo y la sabiduría ancestral como lo hacía Jung, en vez de optar permanentemente por el racionalismo de Freud?

Abrir nuestra mente…¡y abrir nuestro corazón!

En múltiples ocasiones, después de los ejercicios de meditación con ángeles, he sido testigo de casos incomprensibles que solo se pueden explicar con una palabra: “milagro”, una palabra que hemos ido dejando atrás a medida que sumamos conocimientos y gadgets. Se trata de hechos ciertos para millones de personas quienes se asombran al recibirlos. Y es aún más asombroso que sigan ocurriendo aun sin esperarlos. Y es que aunque el término “ángel” provenga de ángĕlus, que a su vez proviene de γγελος (ángelos), que significa “mensajero”; abbir, “poderoso”, y םיהלא, que significa “dioses”, una persona que intervenga para auxiliar o
ayudar a otra en situación de necesidad también puede ser designado con
este término.

Por su parte, la Real Academia Española define la palabra “milagro” de la siguiente manera:

«1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino».

A su vez, señala que su origen etimológico es la voz latina miraculum, que significa “mirar”. Y es que son muchos los eventos que se han visibilizado a través de la invocación de los seres llamados ángeles, quienes ofrecen una intervención que seguimos necesitando en este mundo convulsionado, un mundo que en ocasiones parece más un campo de batalla que un hogar. Lo único que requerimos, pues, para que se den estos milagros es tener la certeza absoluta de que contamos con seres dispuestos a ayudarnos. Disponiendo de esto, solo hace falta permitirlo, pues así como un amigo de infancia, los ángeles nunca intervendrán en nuestras vidas si no los llamamos.

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Este libro tiene como objetivo reconocer a nuestros amigos celestiales dejando de verlos como representaciones barrocas de santos, con grandes espadas, lirios o escudos, como estatuas de artistas clásicos, hermosas pero estáticas. Pretende también plantear nuevos canales para compartir con los ángeles nuestras experiencias diarias en la oficina, nuestras diferencias con vecinos, las preocupaciones por hacer rendir nuestro dinero o mantener un trabajo, cómo conseguir una pareja que nos haga sentir mariposas en el estómago, o cómo sentir su apoyo y su hombro (o sus alas) para sobrellevar un desamor.

¿Por qué un título enfocado a las mujeres? porque definitivamente la energía femenina es la más sutil y por ende siempre está mucho más abierta a conectarse con energías superiores o multidimensionales. Este libro es en parte una muestra de agradecimiento a todas aquellas mujeres que he consultado durante los últimos quince años, pues a través de este tiempo he aprendido a conocerlas más y a percibir su maravillosa misión en la creación de Dios.

El libro también será una guía para conocer más acerca de nuestra naturaleza humana, la cual no es perfecta pero siempre está dispuesta a evolucionar. Espero disfruten de esta experiencia recordando que al decir “cada quién tiene lo que merece” en realidad podemos asumir que “cada quién logra lo que su mente le permita soñar”, un abrazo amoroso, ¡con buena energía!

Agradecimientos

Agradezco a todas y cada una de las personas que he consultado  durante estos años, pues de cada uno de ellos aprendí que incluso en las situaciones más extremas, siempre hay espacio para ser testigo de un milagro.

A Dios todopoderoso, por hacerme un discípulo eterno y mantener mi mente y corazón siempre dispuestos a enfrentar el día a día con optimismo.

A Gabriel arcángel por toda su inspiración y a mi ángel de la guarda por su constante compañía y sus sabios mensajes. A todos los seres de luz que me he encontrado en este grandioso camino llamado Vida. ¡Gracias!

En memoria de Alexa Uribe, de quién conservo sus enseñanzas, y de Natasha A. hasta el día en que nos volvamos a reunir.

Sabías que...

A lo largo de la historia de la humanidad los ángeles han marcado el pensamiento humano de múltiples formas. Diversos autores, en diferentes épocas, han recreado la imagen de los ángeles de maneras tan originales como curiosas.

img4.jpg Después de crear a los ángeles, Dios creó a los seres humanos y ordenó a los seres alados que se inclinarán ante los hombres, reverenciándolos y protegiéndolos. Según algunos relatos que se encuentran en El libro de Urantia, el ángel de la luz entró en rebeldía ante esta orden y su protesta dio origen a la batalla del cielo y la posterior caída de los ángeles oscuros.

img4.jpg Esta historia sobre ángeles caídos y batallas celestiales se encuentra por lo menos segmentada en el Libro de las revelaciones (más conocido como el Apocalipsis). Es allí donde Miguel arcángel hace su aparición protagónica como el jefe de los ejércitos celestiales. La imagen de Miguel derrotando al dragón es quizás una de las más conocidas en la iconografía cristiana.

img4.jpg Quinientos años después, desde el punto de vista islámico, este hecho se transforma en una conmovedora historia de amor y decepción pues, según el relato persa, Dios creó a los ángeles para adorarle solo a Él. Al crear a la especie humana ordenó a sus ángeles que debían servir a su nueva creación: hombre y mujer. No obstante, Satanás o Iblís, el ángel que más amaba al Señor, se negó; solo se inclinaría ante quien lo había creado.

img4.jpg Hacía el siglo II d.C. prevaleció la idea cristiana según la cual todo hombre, mujer, niño o niña tenía un ángel guardián a su lado. También se creía en la existencia de dos ángeles (uno bueno y otro malvado) que se posaban sobre los hombros de todas las personas y les hablaban al oído intentando seducirlas al mal o aconsejarlas acerca del buen camino.

img4.jpg En la Edad Media surgió la preocupación sobre algunos temas relacionados con el origen de los seres angélicos. ¿En qué momento fueron creados? ¿Acaso fue cuando Dios separó la luz de las tinieblas? ¿O quizá fue cuando separó los océanos de los cielos?, ante este tipo de inquietudes, San Epifanio afirmaba que fueron creados después de la creación del cielo y de la tierra, sin embargo San Agustín afirmó que su creación fue simultánea.

img4.jpg El término “discusión bizantina”, que se refiere a una discusión ociosa que parece no llegar nunca a una conclusión razonable, tuvo su origen en las interminables reuniones (llevadas a cabo en el Imperio bizantino) en las cuáles se quería establecer el sexo de los ángeles. No habría tenido tanta trascendencia el asunto de no ser porque mientras los eruditos griegos discutían estos “asuntos angelicales”, los turcos estaban a punto de invadir Constantinopla. Al respecto de los ángeles, en estas discusiones se llegaba incluso a debatir acerca del número exacto de estos seres que cabría en la punta de un alfiler.

img4.jpg En la tradición islámica, los ángeles cayeron después de la creación de los seres humanos, mientras que para los cristianos fueron lanzados del cielo antes de la creación de la raza humana. ¿Cuándo exactamente?

“Antes del tiempo”, según señala Dante Alighieri en La divina comedia, escrita entre 1300 y 1320 d.C. A su vez, John Milton autor de El paraíso perdido, escrito 350 años más tarde e influido por la concepción renacentista del tiempo y el espacio, argumentaba que la caída se habría producido después de una terrible batalla de tres días que tuvo lugar en el cielo. Según él, esta rebelión habría sido finalmente sofocada.

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img4.jpg Los ángeles son innumerables. Se habla de ellos en términos de ejércitos, legiones, y huestes. Grandes teólogos y visionarios consideran que el número total está entre los 100.000 y los 49 millones (esta última cifra pertenece a la cábala judía).

img4.jpg El Evangelio según San Mateo señala que Cristo podía pedir a su padre más de doce legiones de ángeles. A su vez, en el Antiguo testamento, se cuenta que Daniel tuvo una visión de miles y miles de ángeles que lo atendían y un millón más que apareció ante él.

img4.jpg En su Suma teológica, Santo Tomás de Aquino se pregunta sobre la naturaleza corpórea de los ángeles y sobre si estos son de naturaleza incorruptible o no. Reflexiona al respecto apoyándose en autores como Platón o San Agustín de Hipona.

Los ángeles en el arte

Las representaciones angélicas en el arte han sufrido múltiples variaciones a lo largo del tiempo. Por ejemplo, las representaciones angélicas del antiguo Imperio persa estaban muy relacionadas con las esfinges, figuras monumentales mitad humanas y mitad bestias, en ocasiones con cuerpo de león, alas de águila, cola de dragón y rostro humano.

No hay que olvidar que los ángeles han sido representados a través de la historia no solo como individuos sino también en forma de carruajes o ruedas con la capacidad de transportar por los aires a los profetas de la antigüedad. El profeta Ezequiel, por ejemplo, tuvo un contacto angélico y fue llevado al cielo por seres luminosos que llegaron rodeados por una especie de nube.

En el Antiguo testamento aparecen ángeles similares a humanos, sin alas y con extraños resplandores. El Nuevo testamento, en cambio, los muestra en ocasiones como seres voladores o incluso con apariencia femenina (como aquél ángel que fue encontrado cerca del sepulcro de Jesucristo). Hacia el año 300 fue hallado un ángel pintado en las catacumbas romanas y durante el reinado de Constantino (306 - 337 d.C.) comienzan a aparecer imágenes de ángeles de forma recurrente. Ya hacia finales del siglo IV los ángeles empezaron a ser representados con alas, halos y un nimbo de luz, tal como lo hacemos en la actualidad.

En el Medioevo las virtudes y poderes (jerarquías angélicas) vestían largas vestiduras blancas sostenidas por un cinturón de oro y adornadas con estolas de tonos verdosos. Llevaban además un báculo de oro en la mano derecha y el sello de Dios en la izquierda. Por su parte, el grupo inferior, el de los principados, arcángeles y ángeles, vestía uniformes de soldados con cintos de oro, hachas y jabalinas. En ocasiones eran representados con lirios en sus manos, gallardetes flotantes con la inscripción de sus mensajes o simplemente con las manos unidas en actitud de plegaria.

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Tiempo después, los artistas italianos crearon imágenes angélicas con formas de niños bonachones y regordetes, siempre alegres y con alitas muy pequeñas (angelotes).

Actualmente los seres angélicos han tomado formas tan humanas que incluso algunas películas de Hollywood los representan con looks contemporáneos y sin sus características alas.

Dando la bienvenida a tus ángeles

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¿Sabes cuáles son los pasos necesarios para iniciar una relación más ¿ directa con tus ángeles protectores?

Muchas veces nos preguntamos qué tipo de vida o qué tipo de personas poseen la habilidad para conectarse con su propio ángel. ¿Será que solo los iluminados pueden verlos? ¿Debo ingresar a un monasterio o viajar al Tíbet para sentir el suave aleteo de estos seres? ¿No sería más práctico que estuvieran en Facebook o en Twitter para poder localizarlos en forma más rápida a través de nuestros teléfonos inteligentes? Estas inquietudes pueden parecer muy vanas, sin embargo, se escuchan casi siempre durante las consultas personales o después de las meditaciones. Eso sin contar con algunas personas que, queriendo “parcelar a Dios”, se encargan de decir a los cuatro vientos que solo ellos, con sus poderes especiales, pueden ser contactos o canales.

No debemos olvidar que cada uno de nosotros, sin importar la raza, el sexo o la nacionalidad (ni la religión, ya que la figura de los ángeles se encuentra en casi todas) tiene la posibilidad de sentir la presencia de los mensajeros divinos, solo que no de la misma forma o al mismo tiempo. En este capítulo hablaremos sobre los pasos previos necesarios para iniciar una relación más directa con nuestros ángeles protectores, reconociendo que Dios los creó para que nos ayuden sin ningún tipo de discriminación.

Conectando con nuestros ángeles en diez pasos

Estos son los pasos necesarios para dar la bienvenida a estos hermosos seres:

1. Utiliza o incluye el nombre de Dios.

Cuando usamos la frase “¡Yo soy!” estamos conscientemente activando nuestra energía divina y generando el poder necesario para ser escuchados por estos seres alados. En nuestras oraciones nunca debemos olvidar que los ángeles son solo mensajeros entre Dios todopoderoso y los seres humanos. Algo así como si Dios fuera el CEO de una multinacional y los ángeles fueran mensajeros en esa misma corporación. Y no hay que olvidar que sin mensajería interna (así sea en forma de email o líneas telefónicas internas) de seguro esa empresa no sería tan productiva.

2. Realiza las oraciones en voz alta y clara.

Los mantras u oraciones son decretos que, en la medida en que los repetimos, comienzan a generar cambios en las vibraciones de lugares, personas o situaciones. Es por esto que las oraciones dichas en voz alta suelen ser mucho más eficaces para conseguir los favores celestiales. El mejor ejemplo es el rosario, que además de ser una de las oraciones que más se repite, es también una de las que produce mayor cantidad de milagros.

3. Prepara un sitio en tu vida para ellos.

Los seres angélicos llegan a donde son invitados y esto podemos hacerlo en la medida en que nuestros pensamientos comiencen a llenarse de imágenes de paz y equilibrio. Intentemos sentir su presencia y hablemos con ellos de manera amigable, con un lenguaje respetuoso pero cercano, de la misma forma en que conversaríamos con un amigo que siempre está ahí para nosotros. Ya que vivimos en un mundo ligado a las imágenes (como las fotos de nuestros contactos en las redes sociales y las imágenes de fondo de escritorio o de protector de pantalla del celular o del computador) empecemos por elegir una imagen angélica que nos dé una sensación de calidez y alegría. Una vez elegida, ubiquémosla en un punto visible en el hogar o en el lugar de trabajo. Realizar ejercicios breves de meditación y autocontrol antes de dormir y despedirnos de “nuestro amigo” con una frase cariñosa antes de rendirnos al descanso pueden ser pasos firmes hacia el acercamiento con los ángeles.

4. Pide su ayuda.

El constante ajetreo diario y los problemas que tenemos con las personas que nos rodean pueden generar que nos cerremos incluso a solicitar ayuda cuando más la necesitamos. Debemos recordar que los ángeles tienen la misión de apoyarnos y ser un vínculo directo con la divinidad. Siendo esto así, pidamos sin temor y con la confianza en que seremos escuchados oportunamente. No es el momento de ser tímidos ni orgullosos; cuando necesitemos ayuda, pidámosla sin titubear.

5. Envía tu solicitud por “correo certificado”.

Esta es una comparación para aclarar que debemos pedir ayuda en la dirección adecuada. Si deseamos mejor salud, debemos contactar al arcángel recomendado para equilibrar la salud y no al regente del amor. Parece sencillo pero es uno de los errores más usuales. Pensar que Miguel arcángel puede ser un intermediario de “amplio espectro”, desde proteger contra los ataques psíquicos, hasta curar una herida producida por un golpe en un brazo, no producirá tan buenos resultados como desearíamos. En las jerarquías de los ángeles cada círculo tiene un tipo de trabajo distinto. ¿O acaso sería igual de efectivo solicitar un préstamo de vivienda al vecino que es arquitecto, en vez de solicitarlo a una entidad financiera? Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa.

6. Música relajante.

Las entidades angélicas suelen ser atraídas por la música suave o clásica. La música de Vivaldi, Haendel o Bach puede constituir un canal directo para armonizar el lugar que dispondremos para ponernos en contacto con nuestro ángel custodio. La música “nueva era” como la de Enya también es altamente recomendada. Este tipo de vibración positiva puede generar un ambiente propicio para la conexión con los ángeles e incluso generar un estado de relajación en nuestro cuerpo físico, mental y espiritual. Evita las canciones con letras que puedan centrar nuestra atención en ellas o en sus historias.

7. Aromas.

Desde la antigüedad, los sitios en los que se realizan rituales u oraciones son purificados con aromas especiales antes de iniciar las invocaciones con la intención de agradar a Dios. Las esencias cítricas como el limón, la esencia de canela o de vainilla suelen ser idóneas para la activación de un lugar especial. Si tienes imágenes de temas angélicos o de arcángeles, el resultado será mucho mejor. El aroma, así como el color, activa regiones en el cerebro que te ayudarán a vivir experiencias mucho más intensas.

8. Luz.

La iluminación es un factor clave a la hora de establecer contacto con los ángeles. Para iniciar una meditación el lugar elegido debe tener una luz tenue (sin llegar a la oscuridad). Esto es recomendable ya que los ángeles tienen como misión traer luz a nuestras vidas. Si lo deseamos, podemos iluminar sitios puntuales mediante el uso de velas. El color de las velas dependerá en gran medida del tipo de favor que vayamos a solicitar (verde para la salud, violeta para la protección, amarilla para el trabajo).

9. Buena postura.

La consecución de una postura ideal comienza al despojarte de todas las prendas que te causen presión y afecten tu circulación. Lo mejor es quitarse los zapatos, mantener la espalda recta y los pies ligeramente separados entre sí. Las manos deben estar en una posición cómoda sobre el regazo, o si lo prefieres con las palmas relajadas hacia arriba (en posición de recibir).

10. Respira de manera armónica.

La respiración es un factor clave para inducir estados de elevación mental. Lo ideal es visualizar que con cada inhalación estás llenando de vida y de paz cada parte de tu cuerpo y que en cada exhalación expulsas todo lo que bloquea o restringe tu equilibrio vital.

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Otros tips para alcanzar nuestro objetivo

También es importante recordar que los ruidos deben estar limitados, apagar los celulares y descolgar los teléfonos cercanos. La llegada de un ser amable, dulce y protector es una experiencia única, por lo que en lo posible debemos estar preparados en cuerpo y alma. Evita el consumo de alimentos muy pesados unas horas antes de la meditación. Si llegas demasiado cansada de tu rutina de trabajo lo recomendable es que tomes una breve siesta o realices la meditación en un día en donde te sientas con mayores energías. Con estos tips estarás lista para encontrarte con tu ángel de protección y sentirlo como partícipe en cada instante de tu vida.

¿Reconoces la presencia de tu ángel custodio? ¿Has hecho contacto con este ser de luz? ¿Has pedido ayuda a tu ángel guardián? Los ángeles de la guarda son seres de luz que Dios ha creado para protegernos y darnos su ayuda en situaciones de peligro o debilidad. Conoce más acerca de “tu nuevo mejor amigo” en el siguiente capítulo.

Conoce a tu ángel de la guarda y consigue el éxito

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D esde hace algún tiempo es común que muchas personas pregunten acerca del ángel de la guarda, sobre su misión y cómo podemos saber si existe o no. El ángel de la guarda puede dejar de ser un concepto para comenzar a ser nuestro mejor amigo.

Recordemos que dentro de las jerarquías angélicas, los círculos más cercanos a los seres humanos son:

Los principados, quienes gobiernan las naciones; los arcángeles, que tienen como misión ser los mensajeros entre Dios y los humanos y los llamados ángeles, cuya misión es estar junto a cada ser, humano o no, para protegerlo o brindarle su ayuda en caso de necesitarla. Se dice que incluso los espacios poseen un ángel propio, ya que fueron creados por los seres humanos. De hecho, en muchos lugares se encuentran energías más positivas que en otros y es necesario equilibrarlas a través de técnicas milenarias como el Feng shui.

¿Todos tenemos un ángel de la guarda?

Sí, todo ser viviente tiene a su lado una energía protectora y sublime que le ayuda en momentos de crisis y actúa muchas veces como esa voz invisible que aconseja qué camino tomar y cuál evitar. Los ángeles de la guarda nos acompañan desde el momento de nuestro nacimiento hasta el final de nuestros días. Algunas de las principales cualidades que se les atribuyen son la inteligencia, la voluntad, la inmortalidad y el hecho de que superan en perfección a todas las criaturas visibles debido a su relación directa con Dios.

¿Cuál es la misión de nuestro ángel guardián?

La principal ocupación del ángel de la guarda, como nos dice Santo Tomás, es iluminar nuestra inteligencia:

«La guarda de los ángeles tiene como último y principal efecto la iluminación doctrinal» (Suma; teológíca I, 113, 2).

Esta iluminación puede tener relación con los conceptos espirituales no solo del cristianismo, sino de las filosofías de oriente (budismo zen, hinduismo, budismo tibetano) que dicen que el fin último es el despertar de conciencia o la “iluminación”. En el hinduismo la iluminación se conoce como moksha o mukti (liberación del karma y de la reencarnación); como nirvana (sin deseo), en el budismo zen; como satori, en el bon, y en el budismo tibetano como dzogchen.

¿Qué pueden y qué no pueden hacer los ángeles de la guarda?

Los ángeles de la guarda pueden proteger del mal y de las tentaciones del demonio, ya que siempre estamos expuestos a múltiples influencias, muchas de ellas consideradas negativas para nuestro propio crecimiento.

Pueden también acompañarnos en nuestra vida diaria. En cada instante y a cada paso que damos, podemos sentir su energía a nuestro alrededor, incluso a través de fenómenos físicos.

Los ángeles pueden ayudarnos a conseguir lo que deseamos si lo pedimos de corazón. Ante cualquier necesidad nos auxilian a través de su intercesión, para que logremos nuestros más íntimos deseos.

También pueden consolarnos en momentos de pena y dolor. Cuando pasamos por circunstancias difíciles, nuestro ángel de la guarda nos anima y da aliento.

Respecto a este tema muchos teólogos se han preguntado en el seno de la iglesia católica (estamos hablando del Vaticano mismo) si Jesucristo necesitó a los ángeles para que lo consolaran o ayudaran. Santo Tomás de Aquino da una idea en su Suma teológica, donde explica, a través de muchas consideraciones, que en episodios como el de la aflicción en el huerto de los olivos, los ángeles estuvieron dando fortaleza a la parte humana de Cristo:

«No era de un ángel de la guarda, en cuanto superior, que necesitaba; sino de un ángel que lo sirviese como inferior. De ahí que se diga en el evangelio de Mateo (4, 11): "Se le aproximaron ángeles que lo servían"» (Suma teológica I, 113, 4).

Pero nuestro ángel de la guarda no hace algunas cosas que suelen creerse:

El ángel de la guarda no conoce los secretos de Dios, ya que de hecho nadie tiene potestad sobre el creador.

No sabe cuál es el destino del hombre, ya que este depende de su libre albedrío. Ningún destino está escrito sobre piedra, todos los seres humanos pueden cambiar su futuro dependiendo de las decisiones que tomen día tras día.

Un ángel no puede predecir el futuro, ni siquiera el suyo, sin embargo nos avisará sobre posibles peligros.

Suelen estar siempre dispuestos a vigilar cada uno de los pasos que damos. Sin embargo no nos inducen o fuerzan a realizar acciones determinadas.

Finalmente, para aquellos que consideran a los ángeles como invenciones de la Nueva era, los invitamos a documentarse. La religión católica no es la única ni la primera que acoge el concepto de los ángeles. El Islam, el Judaísmo, y algunas religiones orientales tienen a los ángeles como eje central de sus creencias. Como decía San Pablo: “no niegues algo solo porque no lo conoces”.

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Arcángeles: los siete ojos de Dios

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«Estos siete son los ojos de Yahveh que recorren toda la tierra» (Zacarías 4:10).

Primero lo primero: debemos recordar que dentro de las jerarquías de
los seres de luz podemos encontrar principados (ángeles especiales que protegen a las naciones); ángeles (llamados mensajeros, o custodios o de la guarda), y los llamados arcángeles, del griego ρχάγγελος (archangelos) que significa “jefe o superior”. Por eso es que hay muchos ángeles y más bien pocos jefes de ellos.

La Biblia indica que hay siete arcángeles, aunque se menciona el nombre de solo tres de ellos: Miguel (Apocalipsis 12:7-9), Rafael (Tobías 12:6, 15) y Gabriel (Evangelio según Lucas 1:11-20; 26-38). Los nombres de los otros cuatro arcángeles no aparecen en la Biblia, pero se encuentran descripciones de estos en textos apócrifos como el Libro de Enoc.

Dentro de las celebraciones católicas, La iglesia celebra la fiesta de todos los arcángeles el 29 de septiembre. La misión de estos seres es ser jefes de grupos enteros de ángeles o ejércitos (como es el caso de Miguel) y servir de puente entre Dios y la humanidad.

¿En qué otras religiones es aceptada la existencia de los arcángeles?

Los arcángeles no son reconocidos únicamente por la religión católica, en el Judaismo las referencias a los arcángeles no son muy frecuentes, de hecho el término “arcángel” no aparece explícitamente en la Biblia hebrea, pero si en la tradición rabinica, en donde se hace referencia a los siete principales.

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La iglesia copta (cristiana egipcia) reconoce a San Miguel, San Rafael, a San Gabriel y a un cuarto arcángel llamado San Uriel (לֵאיִרוּא, “llama de Dios” o “luz de Dios”).

Por su parte, la Iglesia ortodoxa sólo reconoce como arcángeles a los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. A diferencia de la iconografía católica que los muestra con alas, esta iglesia los representa con una túnica y un globo transparente con una cruz.

Para los musulmanes, los arcángeles también tienen una misión clara y trascendente en la vida de los seres humanos; son los jefes de los “departamentos” o misiones específicas que Dios les ha encomendado. Junto con Miguel, Gabriel y Rafael, se tienen en cuenta siete más, completando diez principales, otra particularidad es que el más importante es Gabriel y no Miguel arcángel. A continuación podemos ver las misiones de los principales arcángeles contempladas por el Islam.

Mikhail o Mikhal (en árabe:img13.png): arcángel encargado de las bendiciones de Dios.