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EL ALMA DEL CUERPO

Luisa Muraro

EL ALMA DEL CUERPO

CONTRA EL ÚTERO DE ALQUILER

Este libro ha sido editado en papel 100% Amigo de los bosques, proveniente de bosques sostenibles y con un proceso de producción de TCF (Total Chlorin Free), para colaborar en una gestión de los bosques respetuosa con el medio ambiente y económicamente sostenible.

© Luisa Muraro

Título original: L’anima del corpo. Contro l’utero in affitto, 2016

© Morcelliana s.r.l., Brescia, Italia

Traducción: Sara Alcina Zayas

Diseño de la cubierta: Icaria

© De esta edición

Icaria editorial, s. a.

Bailèn, 5 - planta 5

08010 Barcelona

www.icariaeditorial.com

Primera edición: novembre de 2017

ISBN e-book: 978-84-988886-1-4

Fotocomposición: Text Gràfic

ULZAMA (Navarra)

ÍNDICE

Advertencia

Dentro de las palabras

Démonos tiempo para pensar

Un cúmulo de problemas

Las leyes del mercado

Despertemos y pongámonos
a pensar

La potencia del deseo

Relaciones, técnica y mercado

¿Una libre elección?

La Madre de Dios

La relación materna

La unicidad de la madre

Más allá de la metáfora

Una feliz pregunta

Libertad y proceso evolutivo

La medida de los derechos

El conTinuum materno

Deseo y derecho

La cuestión de los orígenes

Aprender a hablar

La expansión de lo posible

ADVERTENCIA

Por claridad hay un «contra» en el título, pero la autora de este libro no se contrapone a personas que piensan distinto, especialmente si son mujeres.

Preferentemente intercambio puntos de vista con mujeres, cuanto más sobre estos temas en los que se juegan (nuestros) deseos, cuerpos y libertad. Frente a las contraposiciones y a los despliegues prefiero la lectura de la experiencia, la búsqueda de argumentos y, si es necesario, el conflicto.

Las citas se han reducido al mínimo, pero este trabajo está en deuda con muchas personas. Me limito a una lista de nombres, incompleta por añadidura.

Le agradezco a Marina Terragni, Paola Tavella, Lucia Bellaspina, Daniela Danna, Maria Luisa Boccia, Silvia Niccolai, Alessandra Allegrini, Stefania Ferrando, Massimo Lizzi, Marisa Forcina y las benedictinas de Lecce y en definitiva a La Libreria delle donne di Milano y Diotima (Universidad de Verona); lugares de investigación y de pensamiento feminista.

DENTRO DE LAS PALABRAS

DÉMONOS TIEMPO PARA PENSAR

No sé si la idea de encargar la confección de una criaturita humana con un contrato comercial regular haya aparecido nunca en alguna novela de ciencia ficción para describir los usos y costumbres de una civilización extraterrestre.

Definitivamente ha aparecido sobre el planeta Tierra. No como una fantasía, sino como una práctica que la tecnociencia y el derecho comercial garantizan. A consecuencia del hecho de que existe, ha llegado la discusión. Mejor tarde que nunca.

Para colmo, hay quien ha dicho que se trata ya de un hecho. Pero los inicios de la especie humana se remontan a más de dos millones de años atrás y este asunto de reproducirse por persona interpuesta empezó apenas hace treinte años; ¡démonos tiempo para pensar! No hay acuerdo ni siquiera sobre el nombre: útero en alquiler, maternidad subrogada, vientre de alquiler... Yo los usaré todos y además propondré otros.

Una vez encontrado un nombre, la polémica se apodera de él y comienza toda una persecución semántica. Para que no se apoderen de este esos personajes kafkianos que, encerrados en una oficina, fijan una terminología e inventan siglas que no tienen significado. Pretendía ser una terminología universal, y en realidad está hecha para uniformar el lenguaje y el pensamiento, que es totalmente otra cosa. Para llegar a ello, de hecho, hay que destruir las connotaciones, que son los colores y perfumes de los nombres, e impedirle al pensamiento que se imagine las cosas.

Esta historia de la terminología —que, para ser universal, se convierte en uniforme y descolorida— es bien conocida. Vuelvo a pensar en la aparición del término inglés gender que, tras algún que otro año de uso sensato, llegaría a sustituir definitiva y universalmente —quién sabe por qué— a la palabra sexo. Siempre mejor que las siglas. ¡Pero pobres maestras! ¿Cómo lo harán para enseñar el idioma? ¡La lengua está viva!

UN CÚMULO DE PROBLEMAS

Muchos de los motivos y circunstancias de la reproducción humana por persona interpuesta se ven a simple vista. Existe el deseo de engendrar, frustrado por la esterilidad, el poder del dinero sobre quien tiene poco, el poder del dinero en quien tiene mucho, la presencia de un mercado global, las facilidades que ofrecen las tecnologías reproductivas. Hay quien añade también el aumento de la esterilidad de las parejas en los países ricos. También hay precedentes. El más antiguo y claro, que llega hasta hace dos siglos en los países esclavistas, son las mujeres obligadas a procrear por cuenta de los amos. Entre los cercanos, existen los acuerdos espontáneos entre una mujer estéril y una mujer fecunda, el ejemplo de la prostitución, las nuevas formas de vida familiar...

El listado terminaría por extenderse a buena parte de nuestra cultura, desde la política de los derechos hasta la primacía de la economía financiera; desde el fin del patriarcado hasta la mentalidad creada por el neoliberalismo.

La cuestión, de hecho, se asemeja a un extemporáneo cúmulo de varios problemas que se resolvieron mal o nunca se afrontaron y que se han entrecruzado con cierto número de oportunidades.

Dos precedentes se prestan a entrar en la conversación sin tantos giros de palabras. Uno es el establecimiento de la adopción, el otro es la práctica del amamantamiento mercenario.

Parece que para algunos la nodriza de pago, justifica, al menos en parte, la gestación subrogada. De hecho, hay semejanzas y se puede hacer la comparación, pero la conclusión desmiente la analogía: la nodriza integra la relación materna y lo que se le paga, la leche, mana de ella en respuesta, una respuesta espontánea de su cuerpo, a la necesidad de la criatura que se le ha confiado.

Sobre la adopción. Nosotros vivimos en países donde la materia viva, como la sangre y los órganos, no se compran ni venden; se donan, y donde las niñas y niños no se ponen en venta ni se compran. Tenemos presente los peores efectos de la comercialización de la sangre y de los órganos, que se practica en países menos civilizados que los nuestros, y se nos ha explicado por qué es preciso que la adopción pase a norma de ley.

¿Y cómo, entonces, nos encontramos discutiendo sobre la licitud del hacer que te hagan criaturas humanas de pago, como si fuera un problema nunca abordado antes, sobre el cual no existen criterios de juicio? ¿Por qué esta disparidad de juicio y de sensibilidad en la cabeza de las mismas personas?

No hay un porqué, es una incoherencia debida a los cambios históricos. La prohibición de la compra-venta de criaturas en adopción proviene de la lucha por la abolición del esclavismo moderno. En la lucha, se ha invertido la mejor filosofía política (Kant) y sobre el terreno se hallaban las mejores fuerzas sociales: desde los jesuitas en América Latina hasta las feministas de América del Norte. Es un capítulo de la historia moderna, en lo bueno y en lo malo.

La maternidad subrogada pertenece a un tiempo posterior, el nuestro, en el que la ley la hace cada vez más el dinero. Debía ser una manera, esta, para decir que de hecho mandan los más ricos. Pero se está convirtiendo verdaderamente en literal, porque el dinero, hoy en día, manda mucho más que los ricos.

LAS LEYES DEL MERCADO

El dinero es una potencia formidable. Si se trata de adoptar, el deseo de ser padres debe aliarse con la ley para realizarse. Con la maternidad subrogada, el deseo debe encontrar primero el dinero para realizarse. No que sirva para corromper, no necesariamente. Tampoco sirve para excitar el deseo: esto es algo que le es propio, solo que el dinero lo vuelve más prepotente. Sirve para comprar un cierto número de cosas en proporciones que varían mucho: la disponibilidad de una mujer, las suculentas cuotas de los intermediarios, los gastos de una clínica para la inseminación y la suma de la asistencia, los viajes al extranjero (aquí la práctica está prohibida).

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