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Barranquero Carretero, Alejandro.

Manual de teoría de la comunicación II / Alejandro Barranquero Carretero, Carlos Arcila Calderón, Jesús Arroyave Cabrera. -- Barranquilla, Editorial Universidad del Norte, 2017.

118 p. : il. ; 24 cm.

Incluye referencias bibliográficas (p. 111-118)

ISBN 978-958-741-867-5 (impreso)

ISBN 978-958-741-868-2 (pdf)

ISBN 978-958-741-869-9 (epub)

1. Comunicación 2. Medios de comunicación de masas 3. Filosofía de la comunicación. Arcela Calderón, Carlos. 2. Arroyave Cabrera, Jesús. I. Tít.

(302.23 B268 ed. 23) (CO-BrUNB)

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Vigilada Mineducación www.edicionesdelau.com
www.uninorte.edu.co Carrera 27 nº 27-43, Barrio Teusaquillo
Km 5, vía a Puerto Colombia, A.A. 1569 Bogotá (Colombia)
Área metropolitana de Barranquilla (Colombia)  

© Editorial Universidad del Norte, 2017

Alejandro Barranquero Carretero, Carlos Arcila Calderón, Jesús Arroyave Cabrera

Coordinación editorial

Zoila Sotomayor O.

Diagramación

Luis Gabriel Vásquez M.

Diseño de portada

Joaquín Camargo Valle

Corrección de textos

Mercedes Castilla

Procesos técnicos

Munir Kharfan de los Reyes

Imageprinting (Bogotá)

© Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio reprográfico, fónico o informático así como su transmisión por cualquier medio mecánico o electrónico, fotocopias, microfilm, offset, mimeográfico u otros sin autorización previa y escrita de los titulares del copyright. La violación de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

CONTENIDO

Introducción

PRIMERA PARTE / CONTEXTUALIZACIÓN

1. Contexto histórico

1.1 Entre la dependencia y la liberación

1.2 ¿Escuela o pensamientos latinoamericanos?

SEGUNDA PARTE / PERSPECTIVAS INTELECTUAL, INSTITUCIONAL Y BIOGRÁFICA EN LOS PENSAMIENTOS LATINOAMERICANOS DE LA COMUNICACIÓN

2. Enfoque intelectual

2.1 Del pensamiento administrado a la comunicología de la liberación

3. Enfoque institucional

3.1 Instituciones en torno a los pensamientos latinoamericanos

3.2 Universidades: origen y consolidación del campo

3.3 Inicios de la investigación

3.4 Del periodismo a la comunicación

4. Enfoque biográfico

4.1 Principales investigadores y pensadores en torno a los pensamientos latinoamericanos

4.2 Armand Mattelart

4.3 Eliseo Verón

4.4 Luis Ramiro Beltrán

4.5 Jesús Martín-Barbero

4.6 Néstor García Canclini

4.7 Guillermo Orozco Gómez

5. Integración del modelo

5.1 Enfoque integral del modelo de sociología de la ciencia

6. Diversificación de la investigación y últimas tendencias

7. Consideraciones finales

Referencias

INTRODUCCIÓN

Las explicaciones teóricas sobre la comunicación han girado tradicionalmente en torno a grandes escuelas de pensamiento que son fruto de condicionantes de tipo histórico e institucional. Así, la diferenciación de Horkheimer o Lazarsfeld entre una teoría administrada estadounidense y una teoría crítica europea describe bien los rasgos constitutivos de las dos tradiciones teóricas que marcaron los inicios de la reflexión comunicacional. Por un lado, los aportes de la Mass Communication Research de Estados Unidos, que desde intereses científicos, pero también económicos y geoestratégicos, dieron lugar a una investigación centrada en los efectos y la capacidad persuasiva de los medios de masas. Por otro, el carácter más filosófico y menos empírico de la teoría crítica europea puso el foco en la cuestión de la ideología como elemento reproductor del statu quo, temática a la que años más tarde contribuirían los trabajos del estructuralismo francés o los estudios culturales británicos, al incidir en el estudio de la reproducción de los mensajes y en los procesos de recepción de las audiencias, respectivamente.

Con el nombre Pensamientos latinoamericanos, el segundo volumen de esta serie de manuales dedicados a recorrer la historia de la teoría de la comunicación invita a conocer los principales aportes teóricos de América Latina en este campo. En este sentido, se analizan las influencias de los paradigmas estadounidense y europeo sobre la región dado que sus influjos marcaron el inicio de la actividad investigativa latinoamericana. Posteriormente, se observa cómo el subcontinente intenta readaptar o suprimir estos aportes, en especial en un periodo como el de la segunda mitad del siglo XX en el que la lucha emocional e identitaria por lo propio comienza a determinar los rasgos de un pensamiento autónomo y diferenciado de otras regiones.

El libro se divide en dos partes. La primera está dedicada a la contextualización histórica de la investigación, dado que el contexto sociopolítico-económico-cultural resulta ser un instrumento imprescindible para entender las características de los modelos teóricos y conceptuales que emergen en América Latina. En este bloque se incluye una explicación de por qué preferimos hablar de pensamientos latinoamericanos antes que de escuela.

La segunda parte aborda la investigación en Latinoamérica a partir de tres grandes ejes: el eje intelectual, el institucional y el biográfico. El enfoque intelectual da cuenta de las principales ideas, paradigmas y aproximaciones teórico-conceptuales que conformaron los pensamientos latinoamericanos durante la segunda mitad del siglo XX. En el enfoque institucional se describen las instituciones que jugaron un papel trascendental tanto en el surgimiento de estos pensamientos como en la conformación de sus principales rasgos intelectuales. Finalmente, el enfoque biográfico hace referencia a la vida y obra de algunos de los intelectuales más influyentes de la región, partiendo de la hipótesis de que su autoridad ha sido determinante para la aparición de líneas de investigación que aún en nuestros días, guían la reflexión comunicacional del subcontinente.

Más en detalle, el enfoque intelectual describe los primeros modelos teóricos que se implementaron en la región, como es el caso de la teoría de la difusión de innovaciones y su impacto en los procesos sociales y económicos del continente. También incluye la introducción a dos de las propuestas más originales e importantes que se han originado en Latinoamérica: la teoría de la dependencia y las políticas de comunicación. El enfoque institucional se acerca no solo a las instituciones que dieron vida o avalaron programas de investigación sino también a las asociaciones que hoy día siguen fortaleciendo el avance de sus comunidades académicas. Por último, el enfoque biográfico pone un énfasis especial en las propuestas de un conjunto de teóricos pioneros tomando como premisa que el profundo sello personal de muchos aportes llegó a configurar comunidades investigadoras en torno a las ideas de un grupo concreto de precursores. Adicionalmente, se incluye un aparte en el que señalamos cuáles son las tendencias actuales más relevantes en el ámbito de la investigación y la discusión teórica.

Tras el estudio de estos bloques, el lector habrá adquirido un conjunto de conocimientos acerca de los modelos conceptuales de la comunicación, su contexto de origen y sus principales ejes argumentales. Se espera que la lectura ayude a valorar críticamente el legado de la región, ya que es muy posible que el mero hecho de hablar de pensamientos latinoamericanos despierte emociones y posiciones encontradas. Por un lado, habrá lecturas de entusiasmo, al comprobar que América Latina es un espacio fértil para la generación de una teoría crítica y fuertemente comprometida con los problemas regionales. Por otro lado, el exceso de autocomplacencia puede ir en detrimento de una comprensión distanciada y veraz de unos aportes que, en algunos casos, fueron incapaces de generar procesos de autorreflexividad y, en otros, resultaron en lecturas maniqueas y alejadas de una comprensión más holística de los fenómenos comunicacionales. El presente trabajo intenta alejarse de ambas posturas con el objeto de que el lector descubra, con rigor y distancia, la calidad de las propuestas latinoamericanas desde sus puntos de contacto y diferencias con respecto a las de otras regiones del planeta.

Al igual que el anterior, el actual volumen está dirigido tanto a estudiantes como a docentes de Periodismo y Comunicación Social de América Latina y otras latitudes. En el caso de los estudiantes latinoamericanos, es posible que en sus clases hayan oído hablar de algunas de estas problemáticas. Para los foráneos, la obra servirá para obtener un panorama introductorio a sus principales desarrollos teóricos. En ambos casos, este Manual intenta ser una síntesis sencilla y concisa que contribuya a visualizar el escenario de las principales discusiones latinoamericanas sobre la cultura y los medios.

Por último, y frente a otros trabajos de referencia en la historia de la investigación latinoamericana (ejs. Aguirre y Bisbal, 1981; Dalla Costa, Machado y Siqueira, 2006; Fuentes Navarro, 1992, 1999; León Duarte, 2012, 2007, 2001; Martín Barbero, 2004; Marques de Melo, 2009, 1998, 1992; Marques de Melo y Gobbi, 2000; Marques de Melo, Gobbi y Kunsch, 2002; Torrico, 2004), esta entrega se aleja del orden cronológico estricto en la narración de los hechos para plantear un recorrido sumario por el pensamiento comunicacional desde los tres ejes antes descritos: intelectual, institucional y biográfico, propuestos por Löblich y Scheu (2011). Esperamos que esta secuencia ayude a dotar a los estudiantes de herramientas para una correcta interpretación de los pensamientos latinoamericanos en comunicación, para lo cual el volumen se complementa con recursos, ejercicios y recomendaciones que tienen por objeto ampliar y profundizar en el conocimiento de cada una de las áreas abordadas.

Los autores

PRIMERA PARTE

CONTEXTUALIZACIÓN

1. CONTEXTO HISTÓRICO

1.1 Entre la dependencia y la liberación

Los modelos y propuestas teóricas deben ser comprendidos desde el contexto social e histórico para el que fueron concebidos. Como se evidenció en el primer volumen de este Manual (Sosa y Arcila, 2013), buena parte de las explicaciones monoculares de la Mass Communication Research (MCR) fueron fruto de la extensión de ciertos medios masivos (cine, radio, prensa, etc.) y la amplia influencia e impacto que estos irradiaron sobre la opinión pública. De hecho, el énfasis primero en el estudio de los efectos tuvo que ver no solo con fines académicos sino con intereses comerciales en busca de conocer mejor a las audiencias para aumentar el impacto de los espacios publicitarios. Por otro lado, durante las dos guerras mundiales y sus respectivas posguerras, la investigación adquirió un acento geoestratégico determinado por el uso de los medios con fines propagandísticos y persuasivos.

De igual manera, el desarrollo de la teoría crítica en Europa fue fruto de un entorno cultural en el que la influencia marxista se convirtió en caldo de cultivo para una teoría orientada a desvelar las ideologías dominantes de la época, en particular, el fascismo en la misma Europa y la cultura capitalista e hiperindividualista que, a su vez, dominaba en Estados Unidos. Entender los aportes teóricos sobre procesos y medios de comunicación en América Latina pasa entonces por comprender qué sucedía en la región y cuáles eran su idiosincrasia y principales preocupaciones.

A pesar de su extrema diversidad y evidente fragmentación, podemos afirmar que América Latina como un territorio fuertemente interrelacionado por factores culturales, lingüísticos o religiosos, constituye una región con ciertas características unificadoras. Así, durante los últimos siglos, el pensamiento del subcontinente ha tenido ciertos rasgos de continuidad política, económica y sociocultural relacionados con los procesos de colonización y descolonización, el panamericanismo, la influencia de Estados Unidos durante el siglo XX, o los vínculos lingüísticos con las dos lenguas principales de la Península: español y portugués, que a veces lo cohesionan como bloque. Algunos autores señalan incluso que Latinoamérica no supone únicamente una delimitación territorial, sino, sobre todo, un imaginario compartido por los propios habitantes, sin perjuicio de que existan identidades diferenciadas —indígenas, afros, originarias— en función de los diferentes Estados-nación (Sambarino, 1980; Rubilar, 2000).

Ya en el siglo XX, la identidad que desde México hasta Argentina comparten los países que la conforman, provocó puntos de convergencia en algunos contextos de las discusiones sobre los paradigmas y teorías dominantes en las ciencias sociales. Lo anterior entre otras razones porque las fuentes de inspiración del pensamiento latinoamericano procedían, en primera instancia, de los centros dominantes de conocimiento en el Norte del planeta (Europa y Estados Unidos), lugares en los que algunos de sus pensadores se formaron o a donde llegaron aquellos que emigraron huyendo de la pobreza, las dictaduras o los conflictos internos del subcontinente.

El influjo foráneo enriqueció la discusión teórica en la región y marcó los rasgos estructurales de su pensamiento, por lo que la investigación comunicacional latinoamericana surgió de la propia confrontación, reformulación y relectura de las teorías y modelos dominantes a nivel internacional. Esto fue así porque las condiciones de dominación intelectual llevaron a muchos a intentar adaptar o incluso reconsiderar las teorías de acuerdo con las particularidades históricas del subcontinente: la resistencia al imperialismo cultural y económico de algunos países (en especial, Estados Unidos); la inestabilidad política, los gobiernos oligárquicos y la exclusión de los sectores populares; la búsqueda inacabada del proyecto de la modernidad; o los frecuentes conflictos culturales fruto de la hibridación y el mestizaje.

Expresado en otros términos, las discusiones teóricas que tuvieron lugar tanto en la comunicación como en el resto de las ciencias sociales se enmarcaron dentro de las preocupaciones del contexto post Segunda Guerra Mundial, en el que América Latina se autopercibió como tercer mundo, pero, sobre todo, en su condición de periferia resistente a adscribirse a uno de los dos grandes centros de poder: el capitalista estadounidense y el socialista de los países de la órbita soviética. La conformación de estos dos bloques y el tratamiento de patio trasero que recibía de Estados Unidos, determinaron distintos influjos (funcionalismo, marxismo, estructuralismo, etc.) en la fisonomía del pensamiento latinoamericano. A esto hay que sumar las dificultades estructurales de la región —pobreza, analfabetismo, etc.—, que impulsaron la necesidad de crear estructuras autónomas frente a unos gobiernos despreocupados por el servicio público o frente a cruentas dictaduras en distintos puntos de la geografía, desde el Caribe hasta el Cono Sur.

¿Existe el tercer mundo?

La expresión tercer mundo se utiliza con frecuencia para describir aquellas regiones y países en los que existen carencias y precariedades tanto de tipo material: vivienda, alimentación, salud, etc. como cultural: educación, medios de comunicación, etc.

No obstante, este es en realidad un concepto acuñado en 1952 por el economista francés Alfred Sauvy (1952) en el contexto de la Guerra Fría y que sirvió para englobar a países que no pertenecían a ninguno de los dos grandes bloques enfrentados durante la segunda mitad del siglo XX: Estados Unidos y el mundo capitalista, y la Unión Soviética y los países comunistas.

A partir de la Conferencia de Bandung (1955), muchos conscientemente se agruparon en torno al Movimiento de Países No Alineados (MPNA) con el objeto de reclamar una mayor incidencia en las relaciones comerciales, políticas o culturales del planeta.

El término tercer mundo resulta hoy un tanto desactualizado, impreciso, y que se suele emplear como sinónimo de países subdesarrollados, periféricos o en vías de desarrollo, que también son etiquetas cuestionables en tanto constructos sociales con una fuerte impronta ideológica. Es por ello que en los últimos años ha comenzado a popularizarse la expresión de Sur Global, que, en opinión de Boaventura de Sousa Santos (2005), recoge el sufrimiento humano no solo de las regiones del hemisferio Sur sino hasta del propio Norte, donde por causa del capitalismo globalizado asimismo existen bolsones de pobreza y exclusión.

En muchas universidades y centros de pensamiento social se partía de la hipótesis de que las teorías importadas no eran adecuadas para entender los complejos procesos que vivía América Latina, ya que habían sido pensadas en y para otros contextos. Esta posición, que contravenía el principio de teoría universal y generalizable por el que apuesta la ciencia moderna y positivista, tuvo una rápida acogida entre los intelectuales latinoamericanos que los llevó a producir replanteamientos y reacomodos de tipo teórico y metodológico.

El surgimiento de modelos y metodologías propios en América Latina tuvo como consecuencia la aparición de postulados diversos, en buena medida de tipo personal, que se alejaron del concepto de teoría como marco de descripción y predicción universal de los procesos sociales. A diferencia de las teorías iniciales de la comunicación e hipótesis puntuales como las surgidas en Estados Unidos (Aguja hipodérmica, flujo de comunicación en dos etapas, usos y gratificaciones, etc.), en América Latina la discusión estuvo marcada por múltiples proposiciones teóricas y en muchos casos especulativas, que se desvincularon de los modos empíricos tradicionales de hacer ciencia, pero que entonces dieron un valor específico a ese intento de dar una respuesta propia a las particularidades de la dependencia y características estructurales de la comunicación en el subcontinente. Estamos citando el caso de algunos trabajos que, en su afán de ruptura con el positivismo, encontraron más acomodo en el marco crítico de la sociología del conocimiento europea y, en particular, de aportes como los de la escuela de Frankfurt o los estudios culturales británicos.

Asimismo, y como se menciona en el apartado de la perspectiva institucional, en América Latina no ha existido un apoyo decisivo del gobierno o de la empresa privada a proyectos de investigación de largo alcance. De hecho, existen pocos países con una política clara de estímulos a la investigación y de fomento de un ambiente adecuado para el avance de la teorización. Además, los esfuerzos empíricos que muchas veces se realizan son aislados, es decir, no terminan creando equipos de investigación ni estructuras sólidas que den continuidad entre los jóvenes al pensamiento que heredan de las generaciones precedentes. Por otra parte, la carencia de políticas de estímulo y la inestabilidad política y social de muchos momentos históricos ha propiciado que gran número de académicos emigren a otras latitudes, perdiendo importantes investigadores que podrían contribuir al campo desde un trabajo asentado en el propio subcontinente.

No obstante, y como ya lo revisaremos en el aparte relacionado con el enfoque institucional, el surgimiento de organizaciones como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) o el Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (Ciespal), permitió canalizar y articular el pensamiento regional. La creación de instituciones para el estímulo de la investigación respondió por ello a la misma necesidad de organizar, dar coherencia y modernizar las estructuras políticas, económicas y culturales de la región. Así, mientras que en los años sesenta se comenzaba a cuestionar en Europa la validez de las grandes instituciones y la legitimidad de un pensamiento fuerte, América Latina vivía el afán renovador de sus estructuras educativas y científicas.

Por otro lado, la modernidad —un concepto que apunta a la confianza en la ciencia como motor de progreso y generación de recursos—, por la que los países del mundo occidental habían transitado desde el siglo de la Ilustración (siglo XVIII), convive en América Latina con discusiones que ponen en duda la legitimidad del proyecto moderno y que desafían la validez de sus grandes relatos (Lyotard, 2000). En otras palabras, la hibridación culturallo cultolo popular