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POLÍTICAS DEL SUFRIMIENTO
Y LA VULNERABILIDAD

Jordi Solé Blanch y Asun Pié Balaguer (coords.)

Silvia L. Gil, Antonio Madrid,
Ester Jordana y José Ramón Ubieto

POLÍTICAS
DEL SUFRIMIENTO
Y LA VULNERABILIDAD

ANÁLISIS CONTEMPORÁNEO

Este libro ha sido impreso en papel 100% Amigo de los bosques, proveniente de bosques sostenibles y con un proceso de producción de TCF (Total Chlorine Free), para colaborar en una gestión de los bosques respetuosa con el medio ambiente y económicamente sostenible.

Diseño de la cubierta: Adriana Fàbregas

Adaptación gráfica de la cubierta: Kris Barnolas

Fotografía de: Conanil

© Jordi Solé Blanch y Asun Pié Balaguer (coords.),

Silvia L. Gil, Antonio Madrid, Ester Jordana y José Ramón Ubieto

© De esta edición

Icaria editorial, s. a.

Bailèn, 5, 5ª planta

08010 Barcelona

www.icariaeditorial.com

Primera edición: septiembre de 2018

ISBN: 978-84-9888-847-8

Fotocomposición: Text Gràfic

Impreso en ULZAMA (Navarra)

Printed in Spain. Impreso en España. Prohibída la reproducción total o parcial.

Índice general

Introducción
Hacer posible la vida

Jordi Solé Blanch y Asun Pié Balaguer

I. Abrir sufrimientos para habitar otra vida

Asun Pié Balaguer

Crisis de fundamentos

Intersticios para los sufrimientos

¿Cómo hacer política del dolor?

El afuera simbólico del dolor

II. Vidas vulnerables, feminismo y crisis civilizatoria

Silvia L. Gil

Hablar hoy de vulnerabilidad, ¿qué puede significar?

¿Crisis civilizatoria?

La vulnerabilidad como potencia crítica del relato civilizador

Matices desde los feminismos a la mirada sobre la vulnerabilidad

III. Vulneración y vulnerabilidad: dos términos para pensar hoy la gestión socio-política del sufrimiento

Antonio Madrid Pérez

Punto de partida

Una propuesta: cómo hablar de la gestión socio-política del sufrimiento

Lo común entre «vulnerar» y «vulnerabilidad»

El concepto de «vulnerabilidad»

El informe del Banco Mundial de 2000-2001

El orden de las cosas: vulneración y vulnerabilidad.

IV. Gobierno biopolítico del malestar e infraestructuras de cuidado

Ester Jordana Lluch

La enfermedad desde un punto de vista político

De la patologización a la mercantilización de la experiencia

La crítica del neoliberalismo desde el feminismo: las infraestructuras de cuidado

«Lo que usted tiene es un problema político»

V. El malestar social bajo la nueva razón neoliberal

Jordi Solé Blanch

Un camino de servidumbre

Desear en una sociedad capitalista

La movilización del deseo en la empresa neoliberal

Fabricar al sujeto neoliberal

Vidas marcadas por el capital

El cultivo de la impotencia

El imaginario neoliberal en el trabajo social

Conclusiones

VI. El deseo del educador no es el sacrificio

José R. Ubieto

Pulsión y sacrificio

Una política que no invoque el sacrificio

El deseo como brújula ética

INTRODUCCIÓN
HACER POSIBLE LA VIDA

Jordi Solé Blanch y Asun Pié Balaguer

Sabemos que la vida no está garantizada de antemano. Existen una serie de condiciones previas necesarias para que esta pueda emerger y sostenerse, revelando así el carácter político del vivir humano. En las condiciones actuales, donde el neoliberalismo produce sufrimiento y precariedad como forma de regulación social y política,1 la vida se enfrenta a su propia negación, pero también al desarrollo de las potencialidades humanas como forma de resistencia para hacer la vida posible y deseable.

Existe, además, una relación directa entre la condición precaria de la vida, el sufrimiento y la vulnerabilidad del cuerpo. Forma parte de la dimensión socio-ontológica de la vida y los cuerpos.2 Esta relación viene anudada, a su vez, por los cuidados esenciales que requiere la vida y que, por lo tanto, nos vincula a los demás. Sin embargo, las formas de organización de nuestras sociedades, desde las que se promueve una vida (imposible) completamente autónoma, niegan esa parte de la vida que está ligada a la necesidad de los otros, la dependencia mutua y la misma caducidad humana.

La gestión de lo humano en el pasado y el presente, la imposición de unas condiciones existenciales que precarizan la vida, las violencias múltiples que se producen en el seno de nuestras sociedades y los crecientes sufrimientos que padecemos nos han empujado a preguntarnos por aquello que nos pasa. Y aquello que nos pasa no es sencillo de abordar porque requiere de un análisis complejo de todas las variables que condicionan nuestra situación actual. Judith Butler lo plantea en los siguientes términos: ¿qué es lo que permite que algunas vidas sean vivibles en su precariedad y otras no? El modo en el que nos hemos representado lo humano —nos dice Butler— condiciona las posibilidades de abrir otros caminos desde los que pensar la vida en su totalidad y preguntarnos, así, por qué unas vidas valen más que otras y qué es lo que cuenta en esta valoración.3

La manera de catalogar algunas vidas como inferiores debido a su diversidad funcional (discapacidad) puede decirnos algo a la hora de analizar estas cuestiones.4 Las personas con discapacidad han sido un grupo oprimido y estigmatizado históricamente en base a la idea de ser poseedores de una serie de rasgos fundamentalmente diferentes al resto.5 La vulnerabilidad o la dependencia formarían parte de esos rasgos.6 Sin embargo, todos somos seres ontológicamente vulnerables e inseguros que vivimos en un entorno incierto, ante el cual no podemos responder mediante actos individuales y aislados;7 aunque aspiramos a vivir en una ficción de invulnerabilidad. Para sostener esa ficción, tendemos a proyectar la «vulnerabilidad» como rasgo exclusivo de determinados colectivos, que convertimos en «objetos de rechazo» y exclusión.8 Asimismo, creamos unas instituciones sociales inmunitarias, orientadas a perseguir y borrar la vulnerabilidad intrínseca de cualquier ser humano a costa de producir violencia a distintos niveles.9

La historia de persecución, discriminación y olvido que han vivido algunos colectivos, sobre todo las personas categorizadas como discapacitadas, está relacionada con un rechazo casi ancestral en torno a la vulnerabilidad. Ahora bien, lo que se ha puesto especialmente de manifiesto con la crisis económica y social (que es una crisis de fundamento de occidente), es que la vulnerabilidad y la dependencia, asociada a «los otros», nos pertenece a todos. No existe la autosuficiencia y la autonomía del sujeto soberano, si no la continuidad entre los cuerpos (con y sin discapacidad).

Sin duda, la conciencia en torno a nuestra propia vulnerabilidad también ha venido propiciada por la fuerte erosión generada por el neoliberalismo, que ha impuesto un orden social marcado por la miseria, la explotación y la injusticia. La degradación generalizada de las condiciones de vida ha conectado realidades diversas entre sí, propiciando el surgimiento de una idea de precariado común,10 de orfandad colectiva. Esta precariedad común nos permite ampliar la mirada en torno a la vulnerabilidad. Posibilita un espacio para pensarla y un lugar social para su problematización. Tal y como dice Silvia L. Gil, «pensar la vulnerabilidad surge como necesidad frente al omnipotente relato de autosuficiencia en el capitalismo contemporáneo. Aquel que afirma que la vida es un camino individual, no compartido. Pero también frente a la mercantilización de nuestra fragilidad».11

Nuestro tiempo rechaza la vulnerabilidad humana, negando nuestra fragilidad constitutiva, la finitud, el límite. Si cada momento histórico ha utilizado dispositivos de control para producir sujetos acordes a su racionalidad gubernamental, el rechazo actual en torno a la vulnerabilidad, su radical impopularidad, está directamente relacionada con la centralidad que toma el capital frente a la vida. En efecto, nuestra vida solo adquiere significado si está marcada por el capital, por eso se nos emplaza a gestionarla, a trabajar nuestra propia vida.12 Ahora bien, tal y como ha denunciado el feminismo, el proceso de valorización del capital solo puede entrar en contradicción con la sostenibilidad de la vida, que establece una amenaza constante sobre ella e impone los mecanismos a través de los cuales unas vidas devienen más dignas que otras.13

En este contexto, se ha impuesto una ideología de la positividad que no deja lugar para el desfallecimiento. Bajo la consigna del emprendimiento, nada puede entorpecer el dinamismo social.14 Sin embargo, el exceso de positividad y la lógica del Do it yourself producen —tal y como afirma Byung-Chul Han—15 una sociedad del cansancio, aunque ese cansancio se oculta por efecto de la misma positividad: sonríe o muere.16 ¿Hasta dónde está permitido, entonces, sufrir?

En este libro queremos poner en juego la potencia resistente del no-poder-querer-más; es decir, la posibilidad de parar y dejar de construirnos desde la lógica del hacer productivo y el ideal de la autosuficiencia. Si los canales de gestión del sufrimiento y la vulnerabilidad (medicalización y psicologización, institucionalización, literatura de autoayuda, etc.) aspiran a reparar individualmente los desajustes del sujeto autoproductivo e imposibilitan su visibilidad, ¿es posible apropiarse de ese sufrimiento para convertirlo en un arma política? ¿Podemos hacer de la vulnerabilidad común una fuerza compartida? ¿Qué papel pueden jugar los profesionales del campo social y de la salud en la articulación de una «gramática política» capaz de abrir espacios de intervención colectiva? ¿De qué forma podríamos impulsar experiencias de politización del malestar social? Estas son algunas de las preguntas a las que intentan dar respuesta los autores de este libro desde perspectivas muy diversas.

El primer capítulo corre a cargo de Asun Pié. Con el título «Abrir sufrimientos para habitar la vida» plantea el conflicto capital-vida desde la perspectiva feminista. Puesto que las políticas neoliberales atacan la vida y generan sufrimiento, Pié apuesta por la articulación de un nuevo discurso que hable desde la vida y el propio sufrimiento. Para ello, hay que elaborar un sentido (político) de ese sufrimiento a fin de convertirlo en la palanca de una fuerza colectiva. En su propuesta, Asun Pié nos emplaza a «hacer política del dolor» siguiendo la estela de la epistemología feminista de Audre Lorde y la teoría queer en la pedagogía social, dos de los temas de estudio con los que lleva trabajando en los últimos años. En ambos casos se plantea la necesidad de hacer emerger significados propios en torno a lo que nos pasa, sobre todo cuando aquello que nos pasa produce dolor. Apelar, en definitiva, a la narratividad del dolor para convertirlo en una herramienta de resistencia.

En el segundo capítulo, Silvia L. Gil realiza un análisis feminista en torno a la noción de «vulnerabilidad» para extraer toda su potencia política. Desde esta perspectiva, repensar el concepto de vulnerabilidad contribuye a cuestionar los fundamentos de un relato civilizatorio que está en crisis en la medida que nos hallamos en un tiempo histórico sin precedentes en el nivel de destrucción de la vida humana y del planeta. A su vez, la crisis afecta también a los valores y maneras de pensar la vida que sostenía la lógica masculinizada hegemónica en Occidente. Por este motivo, recuperar el concepto de «vulnerabilidad» no solo sirve para manifestar un rechazo frontal a las condiciones de vida que impone el neoliberalismo, sino también para repensar los espacios políticos desde una nueva ontología de los cuerpos que asume la condición precaria y vulnerable de nuestra existencia. En este sentido, y tal como sostiene la autora:

Desplegar la vulnerabilidad por encima de la victimización hacia su potencia política pasa por vincularla con las propuestas feministas, desde el convencimiento que allí se encuentran claves originales e imprescindibles para repensar nuestro mundo.

El tercer capítulo, escrito por Antonio Madrid, analiza las funciones que cumplen hoy los términos «vulneración» y «vulnerabilidad» en la gestión socio-política del sufrimiento humano. Hablar de «vulnerabilidad» o «persona o colectivo vulnerable» ha acabado por reemplazar el término «vulnerar» y sus derivados, naturalizando así —en palabras del autor— «la desigual vulnerabilización de las personas, al tiempo que ocultan el diseño y el funcionamiento de las estructuras y lógicas de explotación». Desde una perspectiva filosófica-jurídica, Antonio Madrid critica la pretensión de asepsia socio-política con la que se ha utilizado el término «vulnerabilidad» desde que, a partir de los años noventa, empieza a aparecer en trabajos académicos e informes del Banco Mundial y otros organismos estatales e internacionales. El uso del término «vulnerable», a su vez, dibuja una realidad neutra mientras esquiva conceptos más fuertes y definidos a la hora de explicar y denunciar contextos generadores de desigualdad e injusticia. Ante la ambigüedad e imprecisión en el uso de estos términos, Antonio Madrid apunta la necesidad de identificar «los agentes (estatales o privados) que impulsan, establecen y defienden mecanismos injustos que generan desprotección o desigualdad», señalando así la vulnerabilización de la persona y no su vulnerabilidad. Las consecuencias de este giro posibilitan, tal y como afirma el autor, «la atribución de responsabilidades acerca del daño real o potencial que sufren o pueden sufrir determinadas personas», así como «[…] la preexistencia de una expectativa de no ser dañado en forma de expectativa reconocida y protegida mediante mecanismos públicos, que pueden ser estatales o sociales». Así pues, antes que centrarnos en la vulnerabilidad de las personas deberíamos focalizar nuestra atención en las fuentes de vulneración, es decir, las causas que generan el daño, así como los sistemas de prevención y protección que deben removerse para hacer frente a las vulnerabilidades.

El cuarto capítulo sitúa el análisis en torno al malestar social. Ester Jordana, autora del texto, nos habla de este malestar como la expresión de una historia colectiva de dolor compartido que se manifiesta en cada cuerpo particular. El malestar que se revela en cada cuerpo nos conmina a situar la vida como problema político. ¿De qué manera los profesionales del campo social y de la salud pueden pensar y afrontar la dimensión política de ese malestar? Ester Jordana propone en su trabajo un doble recorrido. En primer lugar, y valiéndose de la «caja de herramientas» foucaultiana, la autora se interroga en torno a la dimensión política de la enfermedad y su funcionamiento social teniendo en cuenta los regímenes de verdad, modos de gubernamentalidad y formas de relacionarse con uno mismo que cada sociedad establece a la hora de definir la «normalidad». En este sentido, el análisis de las políticas estatales desplegadas por el neoliberalismo, que desplazan la problemática de la seguridad social (y, por tanto, el problema biopolítico del «hacer vivir» y «dejar morir») del Estado al mercado, permite a la autora trazar el desarrollo de la gubernamentalidad del malestar en la época contemporánea. En segundo lugar, y desde una perspectiva propositiva, la revisión que hace la autora de algunas propuestas feministas —siguiendo la estela de los capítulos de Asun Pié y Silvia L. Gil— ofrece la posibilidad de centrar la atención en aquellas estrategias que, desde la lógica de los cuidados y sus infraestructuras, ofrecen puntos de apoyo y estructuras de resistencia para hacer frente al malestar social.

En el quinto capítulo, Jordi Solé expone las particularidades de un régimen de existencia dirigido por la lógica neoliberal capaz de penetrar en la estructura de nuestros deseos hasta hacerla estallar. Así lo demuestran las demandas y padecimientos que los profesionales del campo social y de la salud atienden día tras día, dando cuenta de un malestar social creciente. En efecto, las personas enferman, sufren, desfallecen… Esos profesionales que atienden la diversidad de síntomas que encarna hoy la impotencia son emplazados a tratar a los sujetos desde la lógica neoliberal individualizadora. El poder, en la actualidad, se viste de terapeuta a fin de neutralizar el conflicto social que se esconde tras el sufrimiento. En contra de esta lógica, Solé reflexiona sobre las posibilidades de construir una posición política que permita a los profesionales del campo social salir del modelo terapéutico y privatizador de la «asistencia» e interrogarse, así, sobre el sentido que puede adoptar nuestro compromiso cuando nos hacemos cargo del sufrimiento del otro como un «problema común».

Finalmente, el último capítulo del libro lo cierra el texto de José R. Ubieto. Debemos aclarar que su trabajo sirvió para inaugurar la VI Jornada de Educación Social organizada por la Universidad Oberta de Catalunya el 27 de mayo de 2017. Aquel encuentro, dirigido principalmente a educadores y educadoras sociales y a profesionales del campo social y de la salud, ha servido para revisar y actualizar los trabajos que allí se presentaron. En este sentido, la aportación de José R. Ubieto situó la cuestión del «deseo» en los profesionales que atienden el sufrimiento de los otros y el malestar social. El texto que recogemos aquí nos devuelve, en primer lugar, la pregunta que nos hacíamos en aquella jornada («¿Hasta dónde está permitido sufrir?»). José R. Ubieto se vale de las herramientas teóricas y una larga trayectoria profesional como psicoanalista para dar respuesta a esa pregunta y recordarnos que, más allá de la gestión social que cada época haya hecho del sufrimiento (y en la nuestra, hay que decirlo, vivimos atados a la promesa de maximización del goce), el sufrimiento siempre retorna. En segundo lugar, José R. Ubieto interpela directamente al mundo profesional a fin de pensar qué política del sufrimiento podríamos darnos. Puesto que el dolor es inherente a nuestra existencia, en lugar de ofrecer soluciones que apuntalan la «normalidad» del sujeto por diferentes vías, José R. Ubieto propone enfrentar el sufrimiento sin impedir la existencia del deseo; del deseo del otro, pero también el deseo propio que, desde un punto de vista profesional, «[…] nos orienta, a diferencia del sufrimiento, a la hora de establecer un vínculo con otros porque nos permite generar transferencia de trabajo alrededor de un interrogante».

Como se ha podido observar, el texto que tiene el lector en sus manos permite ensamblar miradas y discursos muy diversos en torno a la «vulnerabilidad» y el «sufrimiento» de los sujetos. El objetivo es ofrecer algunas herramientas de análisis para orientar el trabajo social entendido en un sentido amplio, así como promover un sentido del compromiso que haga de la sostenibilidad de la vida el centro de la dignidad humana.

Enero de 2018


1. Lorey, I. (2016). Estado de inseguridad. Gobernar la precariedad. Madrid: Traficantes de Sueños.

2. Véase Butler, J. (2006). Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires: Paidós; así como Butler, J. (2009). Marcos de guerra: las vidas lloradas. Barcelona: Paidós.

3. Butler, J. (2008). Vulnerabilitat, supervivència. Barcelona: cccb.

4. Pié, A. (2014). Por una corporeidad postmoderna. Nuevos tránsitos sociales y educativos para la interdependencia. Barcelona: Editorial uoc.

5. Pié, A. y Planella, J. (2012). Militancia y diversidad funcional. Barcelona: Editorial uoc.

6. Beckett, Angharad E. (2006). Citizenship and Vulnerability. Disability and Issues of Social and Political Engagement. Londres: Palgrave Macmillan.

7. Turner, Bryan S. (2006). Vulnerability and Human Rights. Pennsylvania: The Pennsylvania State University.

8. Véase Nussbaum, Martha C. (2006). El ocultamiento de lo humano. Repugnancia, vergüenza y ley. Buenos Aires: Katz Editores; así como Nussbaum, Martha C. (2007). Las fronteras de la justicia. Consideraciones sobre la exclusión. Barcelona: Paidós.

9. Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barcelona: Herder.

10. Véase Standing, G. (2013). El precariado. Una nueva clase social. Barcelona: Editorial Pasado y Presente; así como Standing, G. (2014). El precariado. Una carta de derechos. Madrid: Capitán Swing.

11. Gil, Silvia L. (2013, 12 de diciembre). ¿Cómo hacer de la vulnerabilidad una arma para la política? Periódico Diagonal. Recuperado de: https://www.diagonalperiodico.net/blogs/vidasprecarias/como-hacer-la-vulnerabilidad-arma-para-la-politica.html

12. Véase López Petit, S. (2009). La movilización global. Breve tratado para atacar la realidad. Madrid: Traficantes de Sueños; así como López Petit, S. (2014). Hijos de la noche. Barcelona: Bellaterra.

13. Pérez Orozco, A. (2014). Subversión feminista de la economía. Apuntes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes de Sueños.

14. Perán, M. (2015). Indisposició general. Assaig sobre la fatiga. Barcelona: Ajuntament de Barcelona.

15. Byung-Chul Han (2012). La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.

16. Ehrenreich, B. (2011). Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo. Madrid: Turner.