image
Image
Image

Escobar Sabogal, Natalia

El camino hacia la paz: investigaciones sobre la violencia y la paz en Colombia/Natalia Escobar Sabogal [y otros veintidós]; Editores, Camila Suárez Acevedo y Julián Andrés Pacheco Martínez Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2017.

172 páginas; fotografías en blanco y negro

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-958-782-067-6

E-ISBN: 978-958-782-068-3

1. Proceso de paz – Colombia 2. Conflicto armado 3. Desplazados por la violencia 4. Hacer la paz -- Reconciliación 5. Delitos sexuales I. Universidad Santo Tomás (Colombia).

CDD 303.6 CO-BoUST
Image

© Natalia Escobar Sabogal, Ivonne Alonso Mondragón, María Mónica Parra, Carlos Mauricio Guerrero, Juan Cepeda H., Diana Marcela Mayorga Valencia, Andrea Torrijos Suárez, Sonia Juliana Granados Mora, Carlos Mauricio Guerrero Ospina, David Santiago Rincón Rey, Jenny Marcela Rodríguez Rojas, Jhon Fredy Maldonado Ruíz, Daniel Eduardo Galeano Amaya, Diana Paola Tiria Buitrago, Liz Alejandra Durán Uriza, Luis Fernando Ramirez Zamora, Manuela Oviedo Cárdenas, Miguel Antonio Gutiérrez Martín, Paula Andrea Ruiz Alvarez, Sara María Tami Romero, Tatiana Andrea Lasso Valbuena, Luisa Fernanda Martínez Villa. Editores: Camila Suárez Acevedo, Julián Andrés Pacheco

© Universidad Santo Tomás

Ediciones USTA Carrera 9 n.º 51-11

Bogotá, D. C., Colombia

Teléfonos: (+571) 587 8797 ext. 2991

editorial@usantotomas.edu.co

http://www.ediciones.usta.edu.co

Coordinación de libros: Karen Grisales Velosa

Corrección de estilo: Gabrielle Rubiano Pinzón

Diseño y diagramación: Juanita Giraldo

Impresión: Grupo Dao Digital, S.A.S.

Hecho el depósito que establece la ley

ISBN: 978-958-782-067-6

E-ISBN: 978-958-782-068-3

Primera edición, 2017

Se prohíbe la reproducción total o parcial de

esta obra, por cualquier medio, sin la autorización

previa por escrito del titular de los derechos.

Contenido

PRESENTACIÓN

Camila Suárez | Julián Pacheco

“NADA MÁS QUE LA VERDAD”: RELATO DE UN “FALSO POSITIVO”

Natalia Escobar Sabogal | Ivonne Alonso Mondragón

LA PAZ COMO IDEAL POLÍTICO

María Mónica Parra | Carlos Mauricio Guerrero

PARA UNA ONTOLOGÍA DE LA VIOLENCIA. PAISAJE Y MESTIZAJE EN LA COMPRENSIÓN INTEGRAL DEL CONFLICTO QUE PIENSA UN POSCONFLICTO DESDE LAS HUMANIDADES

Juan Cepeda H. | Diana Marcela Mayorga Valencia | Andrea Torrijos Suárez

LIBERACIÓN Y DELIBERACIÓN PARA LA PAZ: UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS DIÁLOGOS DE PAZ EN COLOMBIA

Sonia Juliana Granados Mora | Carlos Mauricio Guerrero Ospina

EL DISCURSO, EL TESTIMONIO Y LA MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DESDE LA VOZ DE LA RADIO: EL CASO DE VÍCTIMAS-INVÍCTIMAS

David Santiago Rincón Rey | Jenny Marcela Rodríguez Rojas | Jhon Fredy Maldonado Ruíz

¡MACHOS A LA MARCHA! SIGNIFICADO E IDENTIDAD DE LA MASCULINIDAD EN EL CONTEXTO MILITAR

Daniel Eduardo Galeano Amaya | Diana Paola Tiria Buitrago | Liz Alejandra Durán Uriza | Luis Fernando Ramírez Zamora | Manuela Oviedo Cárdenas | Miguel Antonio Gutiérrez Martín | Paula Andrea Ruiz Álvarez | Sara María Tami Romero

PERSPECTIVAS TEÓRICAS DE LA AGRESIÓN SEXUAL. UN APORTE PARA EL CAMBIO

Tatiana Andrea Lasso Valbuena | Luisa Fernanda Martínez Villa

Presentación

Desde 2010, la Unidad de Investigación de la Universidad Santo Tomás ha brindado un importante apoyo a la formación de investigadores a través del diseño e implementación de las convocatorias Fodein para la financiación de proyectos de investigación. Si bien, han habido capítulos especializados en el apoyo a proyectos de investigación formativa, en muchos casos los proyectos a los que los estudiantes se vinculan son iniciativas docentes, quienes con su trayectoria y su conocimiento contribuyen con la formación de estos estudiantes en favor de cimentar sus carreras académicas. A lo largo de las once versiones de la convocatoria Fodein se han financiado más de 300 proyectos de investigación formativa y propiamente dicha con un importante margen de participación estudiantil, tanto a nivel de pregrado como de posgrado, bajo las figuras de auxiliares o asistentes de investigación y estudiantes investigadores vinculados a semilleros de investigación.

En este contexto, la Colección Semillas nace del interés de propiciar un espacio para el reconocimiento, el fomento y la visibilización de los resultados de investigación que son producidos por los estudiantes en el marco su participación en estos proyectos, que constituyen el núcleo a partir del cual es posible formar recurso humano para la ciencia, la tecnología y la innovación y generar conocimiento pertinente, que atienda y favorezca nuevas comprensiones sobre temas de interés nacional e internacional.

De lo anterior se sigue que el primer volumen de la Colección Semillas se publicara con el propósito de generar un espacio para la visibilidad de la producción académica de los estudiantes investigadores vinculados a los semilleros de la Universidad Santo Tomás. Esto en consideración de la importancia que tiene para la institución las acciones dirigidas al fomento de la formación investigativa de sus estudiantes. Para esa primera versión se recibieron 28 capítulos que fueron sometidos a un proceso de selección, determinado por la evaluación realizada por pares académicos externos de reconocida trayectoria investigativa. Luego del proceso de arbitraje fueron seleccionados 7 capítulos para conformar el primer ejemplar de la “Colección Semillas”. Posteriormente se lanzó una convocatoria para editar el segundo volumen “Escenarios de formación investigativa”, cuyo resultado derivó en la publicación de 7 capítulos producto del trabajo investigativo de los estudiantes en formación.

Con el objetivo de alinearse con los sistemas de visibilización del conocimiento contemporáneos y abrirse a las posibilidades de indexación en bases de datos internacionales, se optó por que a partir de este volumen, los números de la Colección Semillas serán monotemáticos. En este orden de ideas, y en el marco de la coyuntura sociopolítica nacional actual, se invitó a la comunidad académica a participar en la primera edición monotemática de la colección alrededor del tema del posconflicto y la construcción de paz en Colombia. De esta manera, la finalidad de esta edición es recopilar los resultados de investigación que, desde la comunidad docente y estudiantil, se gestan alrededor de la reconciliación, la justicia transicional y las acciones encaminadas a la construcción de paz en nuestro país en este escenario emergente, que es el posconflicto, desde distintas áreas del conocimiento.

De esta manera, el presente volumen de la colección semillas titulado “El camino hacia la paz: investigaciones sobre la violencia y la paz en Colombia” tiene como objetivo visibilizar las reflexiones que se gestan en el interior de la actividad académica de los investigadores en formación en torno al actual proceso de transición sociopolítica nacional que es el posconflicto. Esta edición está conformada por siete capítulos resultado de investigación disciplinar e interdisciplinar en Filosofía, Antropología y Psicología, que fueron sometidos a un proceso de evaluación por parte de pares académicos externos quienes avalaron para pertinencia y la calidad del contenido de los capítulos y a quienes agradecemos sus comentarios y aportes para la construcción del presente material.

En esta oportunidad, el primer capítulo del volumen corresponde a una contribución de Natalia Escobar Sabogal e Ivonne Alonso Mondragón, investigadoras de la Universidad de los Andes, titulada: “Nada más que la verdad”: relato de un «falso positivo». En este se presenta una reflexión en torno al papel del arte en los procesos de construcción y re-construcción de la memoria histórica reivindicando voces muchas veces ignoradas o silenciadas por la sociedad y las tendencias dominantes en escenarios como el nuestro. La reflexión teórica en este caso sirve como base para la lectura del conmovedor relato de una víctima de uno de los capítulos más recientes de la violencia sociopolítica del país.

El segundo capítulo titulado “La paz como ideal político”; escrito por María Mónica Parra y Carlos Mauricio Guerrero, investigadores vinculados al semillero de investigación EnKantados: Kant y nosotros, de la Facultad de Filosofía y Letras; presenta una reflexión teórica acerca de la apropiación de las ideas kantianas en Colombia aplicadas a la comprensión de los fenómenos y conceptos relacionados con la paz, haciendo énfasis en el estudio de las condiciones políticas que posibilitan (o no) este escenario emergente.

El tercer capítulo, “Hacia una Ontología de la violencia. Paisaje y mestizaje en la comprensión integral del conflicto que piensa un posconflicto desde la Humanidades”; escrito por Juan Cepeda, Diana Marcela Mayorga Valencia y Andrea Torrijos Suárez, investigadores de la Facultad de Filosofía y Letras vinculados al grupo de investigación Tlamatinime y al SEmillero MEtafísica y ONtología: SEMEyON; presenta un estudio sobre las ideas de paisaje en el pensamiento del filósofo argentino Rodolfo Kusch y cómo estas dan luz sobre la comprensión de las dinámicas de violencia de nuestro país. Este capítulo es resultado del proyecto de investigación “Ontología del paisaje en Rodolfo Kusch”.

El cuarto capítulo titulado “Liberación y deliberación para la paz: una reflexión sobre los diálogos de paz en Colombia” escrito por Sonia Juliana Granados Mora y Carlos Mauricio Guerrero Ospina de la Facultad de Filosofía y Letras es resultado del proyecto de investigación “Cátedra de la paz, una perspectiva filosófica en clave kantiano-discursiva” financiado por la décima convocatoria interna Fodein en su capítulo 3, que actualmente desarrolla el semillero “Enkantados: Kant y nosotros”. El objetivo del texto es discutir, a partir de los conceptos de deliberación racional y praxis de liberación, la importancia del diálogo y la inclusión como condiciones necesarias para el logro de la paz en Colombia.

El quinto capítulo titulado “El discurso, el testimonio y la memoria de las víctimas desde la voz de la radio: el caso de Víctimas-Invíctimas” escrito por David Santiago Rincón Rey, Jenny Marcela Rodríguez Rojas, Jhon Fredy Maldonado Ruíz, integrantes del semillero de investigación MAREIWA del Departamento de Humanidades y Formación Integral. El capítulo analiza los discursos sobre el conflicto armado a partir de fuentes “no oficiales” teniendo como marco la acción de los medios masivos de comunicación en el país. La hipótesis que se desarrolla a lo largo del texto es que el manejo que los medios hacen de los discursos de las víctimas del conflicto armado tiende a propiciar su revictimización e invisibilización parcializando la comprensión del fenómeno en toda su complejidad.

El sexto capítulo titulado “¡Machos a la marcha! Significado e identidad de Masculinidad en el contexto militar” explora el tema de la construcción de género y los significados de ser hombre que enfrenta el conflicto armado colombiano. El objetivo del texto, escrito por psicólogos en formación vinculados al semillero de investigación Jajëbeam Paz: Visibilizando memorias, transformando silencios, es establecer un horizonte para la investigación de los roles de género y sus transformaciones en estos escenarios que se van abriendo a la luz del posconflicto. Hecho, que de acuerdo con los investigadores, puede contribuir a la comprensión de algunos de los factores que han perpetuado y mantenido la lucha armada en el país.

Finalmente, el séptimo capítulo “Perspectivas teóricas de la agresión sexual, un aporte para el cambio” por Tatiana Andrea Lasso y Luisa Fernanda Martínez, estudiantes investigadoras vinculadas al semillero Jajëbeam Paz: Visibilizando memorias, transformando silencios de la Facultad de Psicología presenta una discusión teórica sobre la agresión sexual, una de las facetas menos visibilizadas del conflicto armado colombiano. Aquí se abordan los conceptos, las explicaciones, los métodos de evaluación y las estrategias de intervención en el caso del comportamiento del perpetrador.

CAMILA SUÁREZ

JULIÁN PACHECO

EDITORES

“Nada más que la verdad”: relato de un “falso positivo”

NATALIA ESCOBAR SABOGAL*

IVONNE ALONSO MONDRAGÓN**

“Siempre habrá otras historias, otras memorias e interpretaciones alternativas, en la resistencia, en el mundo privado, en las ‘catacumbas’.”

Elizabet Jelin (2011, p.6)

INTRODUCCIÓN

En este capítulo se presenta una reflexión en torno a la memoria como un escenario de luchas en el que se disputa la construcción de sentidos sobre el pasado. Esta disputa ha producido tanto la validación como la precarización de ciertas formas de narrar los acontecimientos de la guerra. Así pues, teniendo en cuenta las tensiones propias de la producción de verdad en los países en transición, se hace necesario proponer ejercicios que propicien la visibilización de las voces precarizadas, ya que las oficializadas son las más difundidas y reconocidas en la sociedad. En relación con lo anterior, este capítulo está dividido en dos partes. La primera parte está compuesta por una introducción en la que reflexionamos sobre algunos temas de importancia en relación a la construcción de memoria histórica –los discursos oficializados, el carácter testimonial de distintos relatos y manifestaciones en torno al conflicto, el silenciamiento de ciertas voces, el quehacer académico en escenarios de construcción de paz, entre otras–. La segunda parte es el relato de doña María Ubilerma Sanabria, madre víctima de las ejecuciones extrajudiciales de Soacha.

PRIMERA PARTE

La memoria, la Historia y el control por los significados del pasado, como instrumentos de política nacional, se sostienen en un registro de doble sentido: por un lado, al construirse desde la intención de un discurso totalizante se institucionalizan y, por otro lado, como consecuencia de lo anterior, se inscriben en la abolición de la palabra del otro. Se puede decir, entonces, que la dinámica del discurso oficializado de la verdad sobre la guerra se sustenta en las prácticas de invalidación sobre el derecho a hablar, la oposición y la diferencia; esto, pues, es lo que se configura, como bien lo señala Michael Foucault, en un régimen discursivo de verdad. Con esta categoría de análisis hacemos referencia a la relación que establece Foucault entre discurso, verdad y poder. Esta relación permite el análisis de las formas en que una sociedad reglamenta la producción, la ley, la puesta en circulación y el funcionamiento de la verdad. Para Foucault

la verdad no está fuera del poder, ni sin poder (…) La verdad es de este mundo; está producida aquí gracias a múltiples imposiciones. Tiene aquí efectos reglamentados de poder. Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su “política general de la verdad”: es decir, los tipos de discursos que ella acoge y hace funcionar como verdaderos; los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera de sancionar unos y otros; las técnicas y los procedimientos que son valorizados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero. (Foucault, 1979, p. 187)

Como respuesta a la oficialización del régimen discursivo de verdad surgen al margen otros relatos y/o narrativas sobre el pasado, estos están direccionados hacia un interés particular: dar cuenta de unas experiencias que no han sido tenidas en cuenta dentro de los mecanismos institucionalizados de producción de verdad. En ese sentido, esas manifestaciones al margen se inscriben en un tipo de práctica discursiva que busca visibilizar, y a la vez poner en circulación, relatos de vida que los discursos oficiales e institucionalizados no cuentan de la guerra ni sobre las víctimas que ésta deja a su paso.

Si partimos de señalar que los discursos oficiales configuran formas de dominación, se puede decir que las narrativas que surgen al margen tienen como principio fundamental generar una discursividad que no contenga una coacción que limite los significados del pasado. En este sentido, uno de los escenarios que promueve una apertura de significación es el arte, ya que éste se manifiesta como una herramienta de apropiación de la realidad y, por supuesto, de los acontecimientos históricos, experienciales, culturales y sociales que la determinan. En esa apertura de posibilidades, que reconoce la validez de lo subjetivo, el arte

tiene la fuerza para suspender, traer de vuelta, acompañar o interrogar realidades y situaciones violentas, confrontándonos con contenidos y significados que no vemos o no hemos querido mirar. Solo una mirada oblicua de nuestra parte puede hacer visibles los fragmentos, las huellas y los vestigios que los artistas han ensamblado con el fin de darle sentido a una realidad lacerante y contradictoria. (Uribe, 2015, p. 21)

Con esta particularidad de apropiación que concedemos al arte, la cual nos permite anunciarlo como un conjunto de “discursos no-oficiales”1, se da reconocimiento a una pluralidad de enunciados, relatos, narrativas, manifestaciones y representaciones que surgen en medio de la construcción de una realidad histórica.

En ese intento de fundar nuevos horizontes de significación, el reconocimiento de otros relatos y versiones sobre los acontecimientos de la Historia, relacionados específicamente con el conflicto en Colombia, cobra un papel relevante. La relevancia de estas otras voces y relatos –emergentes al margen de la oficialidad– radica en su valor testimonial, el cual, como señala Ochando (1998), entra en diálogo y tensión con los antiguos protagonistas de la historia, pues “da lugar a la narración de experiencias del ´hombre´ [y la mujer] común” (p.40). En este sentido, la potencia de lo testimonial en la construcción de versiones polifónicas del pasado se podría definir en relación a tres características que queremos resaltar: 1) según Le Goff, lo testimonial contiene una función social de comunicar los acontecimientos del pasado; 2) para Calveiro dichas voces al margen son múltiples y configuran coordenadas de sentido y accionar político y 3), al posibilitar la narración a partir de la experiencia subjetiva, lo testimonial permite tanto la aparición de nuevos sujetos narrables como de nuevos relatos sobre las diversas vivencias en el marco del conflicto.

Son estas características, y las reflexiones que hemos enunciado hasta ahora relacionadas con la Historia, la memoria y las experiencias de la guerra, las que han posibilitado que en este trabajo presentemos la voz de doña María Ubilerma Sanabria, madre víctima de las ejecuciones extra-judiciales de Soacha sucedidas en Colombia en el año 2008. Vale anotar que la elección de esta voz y su relato también está inscrita en una mirada desde la perspectiva de género, la cual nos permite dar cuenta de los múltiples silenciamientos en los que ha quedado inscrita la voz de doña María: el ser mujer, el ser víctima y el intento del discurso oficial por acallar su relato. Gayatri Spivak argumenta que el sujeto subalterno mujer sufre una suerte de silenciamiento estructural dentro de la narrativa histórica hegemónica. En este sentido, una de las críticas del feminismo y los estudios de género a la construcción oficializada de la Historia es la omisión del lugar de las mujeres como sujetos productores de saber sobre la experiencia de la guerra. Existe un entramado de reglas y discursos que han regulado el posicionamiento de los sujetos, sus posibilidades de existencia, las formas de exclusión sobre ciertos cuerpos, las prácticas de control y gobernabilidad sobre los sujetos y la negación de derechos a algunos sectores de la sociedad. Si bien es cierto que las condiciones socio-políticas han cambiado para las mujeres, no se puede negar que la historia de la guerra ha sido contada en clave falocéntrica y que “las voces de las mujeres han sufrido la invisibilidad en la construcción del discurso histórico oficial” (Herrera y Pertuz, 2015, p. 151). Sin embargo, pese a estos silenciamientos, doña María ha encontrado otros escenarios de posibilidad para dar cuenta de su historia como madre víctima del conflicto: el arte, específicamente el teatro y la escritura de canciones. De ello da cuenta su relato.

En relación al relato que presentamos en este capítulo es pertinente hacer algunas precisiones. Como primera precisión, reconocemos que la reflexión teórica esbozada en esta introducción se inscribe en una práctica de carácter letrado, y resulta relevante este señalamiento en la medida que es justamente este carácter –y su marco de legitimación– el que posibilita la visibilidad de una voz precarizada como la de doña María. Este señalamiento, y lo paradójico que contiene, va más allá de una crítica al logocentrismo y al quehacer letrado: queremos señalar, por un lado, la existencia de relaciones de poder en las formas de producción de verdad y, por otro, planteamos la construcción de modos distintos de uso y reapropiación del logos en la producción de memorias sobre la guerra.

En el sentido de la reapropiación de la palabra, como característica fundamental para producir relatos alternativos a los de la historia oficial, queremos hacer una segunda precisión: el relato que presentamos en este trabajo surge de una entrevista realizada el 9 de junio de 2016 a María Ubilerma Sanabria. Esta entrevista es producto de un encuentro con doña María, el cual se dio en el marco de un trabajo reflexivo sobre arte, conflicto, mujeres y construcción de paz que se ha desarrollado en el grupo de investigación “VOCES”, del Centro de Investigación y Creación, CIC, de la Universidad de los Andes.

Como tercera precisión, y para finalizar, queremos dar cuenta de la edición e intervención al relato que surge de la entrevista. En primer lugar, ésta tuvo cuatro ejes de interés: i) la historia de doña María en relación a la victimización, ii) el lugar del silencio y la denuncia, iii) el teatro como escenario de visibilización y iv) el rol del arte en los procesos de construcción de paz. En segundo lugar, el relato conserva los usos del lenguaje propios del habla de doña María; sin embargo, reconocemos que los encuentros del trabajo de campo con personas y poblaciones derivan en experiencias que son incomunicables en el lenguaje escrito. En tercer lugar, la entrevista fue transcrita literalmente y en su totalidad, aunque vale anotar que reordenamos algunos apartados con el fin de establecer unicidad en relación a los ejes de interés de la entrevista; vale señalar que no se hizo omisión de ningún apartado, sólo de algunos nombres por temas de seguridad.

En la presentación de este relato identificamos la posibilidad de seguir abriendo un espacio de discusión y visibilidad a los problemas de marginalidad que ha producido el conflicto armado en Colombia. Es por ello que las reflexiones que proponemos, así como la presentación del relato de una mujer víctima del conflicto, permiten tanto hacer una revisión crítica de la verdad oficializada, como seguir abriendo espacios de discusión para que todas las personas encontremos nuestro propio reflejo en una realidad que nos afecta y nos pertenece; una realidad que se ha visto permeada por la arbitrariedad de una fuerza como la guerra. Llevamos décadas en una situación de constantes pérdidas y el reconocimiento de nuevas voces se constituye como escenario de búsqueda y posible recuperación de lo perdido.

SEGUNDA PARTE

“A mí me mataron a mi hijo y yo me estoy muriendo.”

Mi nombre es María Ubilerma Sanabria, soy una de las madres de Soacha y soy una mujer, hoy en día, como dice el dicho, empoderada para defender los Derechos Humanos porque ha pasado mucho tiempo. Yo viví mucho tiempo como con una venda en los ojos, creyendo que todo era lindo, que todo era hermoso, pero resulta que la historia va mucho más allá. Hoy en día yo tengo una función muy grande, mi agenda es bastante apretada porque tengo que estar en muchos colegios, en universidades, en departamentos, en muchas ciudades, bueno, en diferentes actividades, y ahora también en el teatro. Pero créanme que, bueno, en esos momentos, al principio, uich, sufrimos mucho, yo por mi parte lloré mucho bregando a contar lo que necesitaba contar y bregando a adaptarme a todo, para mí fue durísimo, durísimo. Entonces y cuando yo estoy en las tablas, de pronto la gente no se da cuenta, yo sé que no se dan cuenta, porque yo a veces, cuando estoy cantando la canción que mi niño siempre me cantaba o que él dedicó en una reunión que hubo para la familia en un mes de mayo. Eso fue en Boyacá, estábamos todas reunidas cuando llega mi niño, se levantó de la silla y fue a donde estaba el director que tenía el micrófono y entonces le dijo algo al director, al rector del colegio, el profesor le decía que sí. Cuando ya él lo tomó [el micrófono] y dice: “buenos días para todos, yo creo que es un momento muy bonito y muy especial de estar aquí todos reunidos, de tener a los papitos y a las mamitas reunidas aquí y, pues, yo quiero cantarles una canción”. Empezó a cantar esa canción: “le canto a la mujer de pelo blanco” [doña María canta]. Empezó a cantar y allá a la mitad de la canción: “y allá para mi mamita que está sentadita allá, mamita, por favor, se coloca de pie”; yo me coloqué de pie, la gente miraba: “ah, la mamá del niño cantante”. Para mí fue un orgullo grande. Y yo hoy en día cantando esa canción, cuando me toca cantar yo cojo la foto [de mi hijo] y en ese momento para mí es durísimo, porque yo siento que me estoy quebrando, yo digo: Señor, por favor, ahora no, por Dios, Señor, por favor. Entonces toca es tomar como aire y poder estar tranquila y seguir hablando, seguir diciendo, seguir contando. Y así pasaron muchos meses haciendo la obra con llanto, con tristeza, bueno, con dolor, con de todo.

Algo muy importante [es] que mi niño, él cuando estaba pequeñito, él decía que quería ser cantante y médico veterinario, esas eran las ilusiones de él, porque a él le fascinan los animales, le fascinan los niños y abuelitos, era lo que le fascinaba en la vida, los niños, los abuelitos y los animales. Entonces, yo saco en la obra de teatro [una pelota] que es el mundo, [y] él decía: “mamita, mira mamita, esto, cuando yo sea el profesional que yo quiero ser y que la vida me permita ser, voy a ser un gran profesional y voy ganar mucho dinero y con ese dinero yo la voy a enviar a viajar a sumercé por todo el mundo, mira mamita por aquí vas a estar, por aquí vas a estar”. Yo entonces, hoy en día, yo digo: carajo este niño lo decía tan enserio, como tan seguro de lo que estaba diciendo, que no está conmigo, que eso es lo que más me duele, que no esté conmigo, pero que me haya enviado a viajar por tantas partes, por tantos países, que haya conseguido tener tantas amistades tan bonitas como de diferentes partes, defensores de Derechos Humanos, defensores de todo, amigos, niños, colegiales, niños estudiantes, profesores, profesoras.

A ver, ah, no les he contado que mi hijo cuando estaba pequeñito tenía el cabello largo hasta la cintura, que le hacía moñitas, lo confundían con mis otros hijos. Yo tengo nueve hijos [doña María se ríe], a ver si se van a reír o qué van a hacer. Es que hay gente, yo lo digo porque varias veces me ha tocado en los colegios y las universidades, sueltan la risa. Cuando yo llevé una vez a mi niño al médico, tenía el niño, el puro menor, tenía como unos 3 años, entonces de paso me dijo el doctor que yo fuera a unos exámenes, y dije que claro. Entonces yo fui al examen y el doctor me dice: “¿usted cuántos hijos tiene?”, le digo yo: tengo nueve hijos, me dijo: “juemadre, mijita ¿es qué no tenía televisión?”, le dije: sí Doctor, sí doctor yo tenía televisión, pero también tengo un equipo de sonido y me gusta la música, me fascina la música y al son de la música, pues se baila ¿no doctor? [risas]. Ay, juepuchica, se reía más bueno ese doctor.

Ah, yo terminé mi bachillerato cuando estaba embarazada del niño, Jaime Estiven Valencia Sanabria, entonces yo, cuando ya iba a terminar el año, me tocaba sentarme en las esquinas, me tocaba dejar de medio ladito la barriga [doña María se ríe]. Bueno, mi niño estaba estudiando en 2007, y él en diciembre de 2007 mi niño me dijo: “mamita, yo este año no voy a estudiar porque como yo sé y veo que hay mucha necesidad”. Yo soy cabeza de hogar, entonces él decía: “mamita yo tengo que colaborarle a sumercé, yo voy a trabajar porque hay que colaborar en la casa porque si pagamos servicios no comemos y si comemos, pues, no pagamos servicios”. Él tenía 13 años, no, no, eso fue antes, eso fue como en el 2002, él decía desde muy temprana edad que él tenía que ayudar. Pero en el 2007 él me dijo: “mamita yo voy a retirarme de estudiar porque necesito trabajar para ayudarle a sumercé”. Él me dijo: “mamita mire, es que quiero contarle una cosa, unos muchachos que vienen de otros departamentos de tierra caliente tienen harta plata, vienen bien vestidos y vienen a llevar gente para trabajar a tierra caliente cuidando fincas, ordeñando vacas o sembrando, cogiendo café; mamita, pagan bien y le dan a uno permiso cada tres meses a visitar a la familia. Mamita, yo voy a trabajar porque pagan bien y yo sé que en unos cuantos meses compramos una casa grande”. Entonces yo le dije: no papá, que sus hermanas sigan trabajando, pero ahorita, porque sumercé está estudiando, y yo no quiero que deje de estudiar, entonces ahí sí cuando termine usted entra a trabajar. Yo le dije: más, sin embargo, no se vaya por allá para ninguna parte, no papá –yo le decía chivito, cariñosamente–, no mi chivito, no se vaya a ir. ¿Por qué?, porque donde quiera que ha trabajado siempre lo han explotado, no puede trabajar tranquilo porque la policía los persigue trabajando. En Abastos él estuvo trabajando y la policía los perseguía por ser menor de edad. Entonces, quedó así, “bueno mamita no me voy, ya no me voy”. Tal vez el error mío, yo digo, un grande, grande error, no haberle preguntado si le habían seguido diciendo cosas, yo no le había preguntado porque quedó como caso cerrado, me dijo que ya no se iba, pues listo.

Ya el 8 de febrero de 2008 fue desaparecido. Yo llegué por la tarde, de trabajar, el miércoles que era 6 de febrero, y yo le dije a mi niña: mami ¿dónde está el chivito?, entonces dijo: “mami yo no sé, me tiene preocupada, porque salió a las once y treinta del día, se alistó, se puso bien lindo y salió; [él] dijo: “voy a traer el almuerzo y hacemos el almuerzo para que cuando mi mamita venga le servimos un buen almuerzo” y esta es la hora que no aparece”, y ya eran como las tres o cuatro de la tarde. Yo dije: ve tan raro. Entonces yo lo único que le pregunté a mi hija: mamita ¿no será que usted salió a alguna parte y el niño vino a decirle que se iba a ir a trabajar con algún amigo y usted no estaba? [Mi niña] dijo: “no madre, yo de aquí no me he movido”. Pues dije, tan raro, a mí se me hacía raro porque él siempre salía a la calle y algún compañero le decía “camine a trabajar”, porque él trabajaba de pato en las busetas, entonces el corría: “mamita, mamita, ya vengo voy a ir con fulano de tal a hacer un viaje y ya vengo”. Entonces a mí se me hizo tan raro eso. Así llegaron las seis de la tarde, y a las seis de la tarde [siempre] él estaba sentado en la silla viendo televisión, viendo muñequitos y riéndose; las siete, las ocho, las nueve, las diez y mi corazón se me quería salir de la preocupación que tenía, mejor dicho, terrible. Y me dieron, no me acosté esa noche, me dieron las seis de la mañana en la terraza mirando a ver a qué horas venía, de dónde asomaba, por dónde asomaba. ¡Terrible! Yo hice un agua de panela, fui y traje pan y me fui a trabajar. Llegué más temprano y le dije a la niña que si ya sabía algo del niño y me dijo: “no mami, ya fui a diferentes partes, a donde los amigos y nadie lo ha visto”. Yo dije: Dios mío, tan raro, ¿por qué?, tan raro. Bueno, me terminé un agua de panela que había por ahí y me fui a buscarlo, fui a la policía, por los lados del río, fui por los orillos de la laguna, fui por muchas partes a buscarle y dije: pero tan raro, este chino ¿dónde se metió, pero qué pasó? Llegué como a las tres de la mañana a la casa, dos noches sin dormir ya.

Entonces yo dije: bueno, hoy voy a ir a trabajar, pero voy a escaparme y voy a ir a colocar la denuncia, porque ya es viernes 8 de febrero y fui a la Fiscalía a poner la denuncia. Yo iba hecha un mar de lágrimas, cuando yo llegué allá, me dice la señora que estaba ahí que por qué lloraba, entonces yo le dije, la saludé y le dije: es que lo que pasa es que vengo a colocar en conocimiento de las autoridades que mi hijo está desaparecido. [Ella] dijo: “ay por desaparecido, ¿cuántos años tiene?”. Le dije yo: tiene 16 años. “Ay mijita, mijita, mijita, usted aquí llorando y su chino por allá debe estar con los amigos, con la novia, debe estar enrumbado y usted aquí