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Adrienne Rich (1929–2012).

Fue durante décadas una de las escritoras más influyentes del movimiento feminista y una de las intelectuales públicas estadounidenses más conocidas. Escribió dos docenas de volúmenes de poesía y más de media docena de prosa. Su constelación de honores incluye dos National Book Awards, una beca "Genius" de la Fundación MacArthur y una Medalla por Contribución Distinguida a las Letras Estadounidenses por parte de la Fundación Nacional del Libro. En 2010 fue galardonada con el Premio Griffin Trust for Excellence in Poetry en reconocimiento de por vida.

 

 

 

Título original: Essential Essays: Culture, Politics, and the Art of Poetry (2019)

 

© Del libro: Adrienne Rich

© De la traducción: Mireia Bofill Abelló

© De la introducción: Bárbara Ramajo García

Edición en ebook: junio de 2019

 

© Capitán Swing Libros, S. L.

c/ Rafael Finat 58, 2º 4 - 28044 Madrid

Tlf: (+34) 630 022 531

28044 Madrid (España)

contacto@capitanswing.com

www.capitanswing.com

 

ISBN: 978-84-120426-3-4

 

Diseño de colección: Filo Estudio - www.filoestudio.com

Corrección ortotipográfica: Javier Olmos Sanz

Composición digital: leerendigital.com

 

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

 

Ensayos esenciales

 

 

CubiertaAdrienne Rich fue una poeta galardonada, una ensayista influyente, una feminista radical y la voz intelectual más importante de su generación. “Ensayos esenciales” reúne veinticinco de sus ensayos más renombrados en un solo volumen, demostrando el brillo duradero de su voz, su visión profética y sus puntos de vista revolucionarios sobre la justicia social. Los ensayos de Rich unen lo político, lo personal y lo poético como ningún otro. Enfatizando el compromiso intelectual de por vida vida de Rich, los ensayos seleccionados en este volumen van desde la década de 1960 hasta 2008. Como escribió el New York Times, Rich "llevó la opresión de mujeres y lesbianas a la vanguardia del discurso poético".

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Índice

 

 

Portada

Ensayos esenciales

Introducción

Sobre mentiras, secretos y silencios. Prosa escogida (1966-1978)

Prólogo. Sobre la historia, el analfabetismo, la pasividad, la violencia y la cultura de las mujeres

La mujer antifeminista (1972)

Jane Eyre. Las tentaciones de una mujer sin madre (1973)

El Vesubio en casa. La potencia de Emily Dickinson (1975)

Las mujeres y el honor. Algunos apuntes sobre el mentir (1975)

Condiciones necesarias para el trabajo. El mundo común de las mujeres (1978)

Derecho marital y Derecho paterno (1977)

Nuestra tarea ha de ser ampliar continuamente el significado de nuestro amor a las mujeres (1977)

Tomarse en serio a las alumnas (1978)

Poder y peligro. Obras de una mujer corriente (1977)

Maternidad. La emergencia contemporánea y el salto cuántico (1978)

Desleales a la civilización. Feminismo, racismo, ginefobia (1978)

Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia y como institución (1976)

Ira y ternura

La primacía de la madre

La domesticación de la maternidad

Madre e hijo, mujer y hombre

La condición de madre y la condición de hija

Sangre, pan y poesía. Prosa escogida (1979-1985)

¿Qué necesita saber una mujer? (1979)

Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana (1980)

Desobediencia y Estudios de las mujeres (1981)

Para una crítica más feminista (1981)

Resistirse a la amnesia. Historia y vida personal (1983)

Apuntes para una política de la localización (1984)

Qué encontramos allí. Cuadernos sobre poesía y política (1993, 2003)

Voces desde las ondas

La distancia entre el lenguaje y la violencia

El turismo y las tierras prometidas

Seis meditaciones en lugar de una conferencia

Artes de lo posible (2001)

Por qué no acepté la Medalla Nacional de las Artes

Artes de lo posible (1997)

Un ojo humano. Ensayos sobre el arte en la sociedad (1997-2008)

Tres clásicos para nuevos lectores, nuevas lectoras: Karl Marx, Rosa Luxemburg, Che Guevara (2005)

Una membrana permeable (2005)

La poesía y el futuro olvidado (2006)

Sobre este libro

Sobre Adrienne Rich

Créditos

 

A finales de los años sesenta el espectro del feminismo recorrió continentes encarnándose en un movimiento internacional de lesbianas y feministas, de mujeres rebeldes e insumisas a sus destinos culturales y biologicistas. Esta rebelión colectiva articuló la rabia generalizada y las iras concentradas en explosiones de esas rupturas sociales, generando una energía creativa única, contagiosa, efervescente y capaz de resignificar el mundo con las palabras, con el arte, con los propios cuerpos y con los destinos de aquellas que participaron de ese nuevo horizonte de posibilidades hecho de realidades concretas. En ese contexto de profundas reconstrucciones políticas y vitales, Adrienne Rich (1929-2012) brilló con luz propia a través de una prolífera teoría trazada en verso y en prosa.

En su revelador artículo «Apuntes para una política de la localización» (1984)[1], Rich propone que la teoría es aquello que ve los patrones que muestran el bosque a la vez que los árboles, que puede ser como el rocío que se eleva de la tierra y se reúne formando nubes de lluvia para volver luego a la tierra, pero que si en el camino se ha ido perdiendo el olor a tierra, entonces ya no es bueno para la tierra. Con esta metáfora Rich pide volver a la tierra, no con el paradigma de ser el lugar para las «mujeres», sino como un lugar situado.

Para Rich, ese lugar situado[2] se da tanto en la prosa como en la poesía, puesto que para ella ambas han sido herramientas para trazar su teoría. Su posicionamiento parte de sus experiencias, de su cotidianidad en el ámbito de lo privado, de materiales que inspiran el comienzo de sus escritos: una mesa de cocina llena de verduras que emplatan las ideas, sus sueños, sus memorias, sus diarios, sus incertezas ante los abordajes de su disperso pensamiento… La obra de Rich parte de su corporalidad atravesada por los contextos, por los tiempos y los ritmos vitales de sus propios centros. Parte de una centralidad interpretativa que es profundamente autocuestionada por la autora en una atenta búsqueda de la comprensión del lugar histórico ocupado como mujer, como judía, como lesbiana y feminista.

Desde sus identidades conjugadas, Rich interroga el mundo a partir de sí misma, sabiendo que desde su propio posicionamiento las estructuras de poder actúan conjuntamente definiendo esos lugares incluso antes del nacimiento: «Fui definida como blanca antes de ser definida como mujer»[3]; o sabiendo que el lugar y tiempo donde se nace pueden cambiar drásticamente las vidas de esas identidades, siendo judía, por ejemplo, en una época en que la vida judía era institucionalmente depreciada y asesinada masivamente en Europa.

En el prólogo de Blood, Bread and Poetry (Sangre, pan y poesía) se define, por encima de todo, como poeta, puesto que la poesía es algo que la acompañó toda su vida. Nacida en 1929 en Baltimore (Estados Unidos), en el seno de una familia judía acomodada de ascendencia sefardí y askenazí —padre médico patólogo académico y madre pianista, compositora, educada en Nueva York, París y Viena—, formada en casa durante los cuatro primeros años de su vida, junto a su hermana, por su madre y a través del intenso programa educativo del padre. A los tres años ya había aprendido a leer copiando poemas de los grandes escritores y ya había oído a su padre recitar versos rimados con el nombre de su madre: Helen. Años después caería en la cuenta de que sus referencias poéticas de infancia y adolescencia fueron, fundamentalmente, las de los hombres que encuadran la cultura en un mundo todo en blanco, tal como ella misma explica en «La distancia entre el lenguaje y la violencia» a través del ejemplo del Soneto de Navidad de Allen Tate, estéticamente estudiado en la universidad como parte de un canon académico que celebra una sociedad blanca y androcéntrica, sin tener en cuenta la autoría segregacionista y simpatizante del KKK de una poesía florecida en la aristocracia de las letras sureñas.

La poesía de Rich se abrió paso a través de los silencios, de lo que está desaparecido, lo impensado y lo no hablado; en «Artes de lo posible»[4] la autora propone que es a través de esos agujeros invisibles de realidad que la poesía encuentra su camino preguntando sobre quién rompe ese silencio y sobre el tipo de silencio que se rompe. En 1951, Rich se gradúa y rompe el silencio ganando su primer premio literario en un certamen de poetas jóvenes de Yale, con un primer libro de título oracular: A Change of the World («Un cambio del mundo»).

Tras un viaje por Europa y una beca de estudios en Oxford (Inglaterra), en 1953 se casa con un profesor de Harvard y entre 1955 y 1959 tiene tres hijos. En «Ira y ternura»[5] confiesa que durante uno de sus embarazos la poesía tan solo le inspiraba tedio e indiferencia. En medio de sus arrebatos de ira, depresión y sensación de estar atrapada al tratar de conciliar su escritura con la vida familiar decidió —a través de un procedimiento clínico batallado con la clase médica— no tener más descendencia y reenfocar su vida, puesto que «nunca había renunciado a la poesía»[6], en tanto que, según sus palabras, «la poesía era el lugar donde vivía sin ser la madre de nadie, donde existía como yo misma»[7].

Tal como explica en «Voces desde las ondas»[8], un poema puede liberarnos de la lucha existencial, y en esta idea profundiza en «Una membrana permeable»[9] al reconocer que existe una permeabilización de los intercambios que se dan entre el arte y la sociedad, por la cual es inconcebible un arte —en su caso la poesía— desapegado de la política, que tan solo sirva para decorar la mesa que lo secuestra.

La falta de esa permeabilidad y la imposibilidad de separar el arte de la dignidad humana y la esperanza fue la razón principal por la que, en 1997, Rich se convirtió en la única persona que ha rechazado la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos. En una carta dirigida a Bill Clinton y publicada en su artículo «Por qué no acepté la Medalla Nacional de las Artes» (1997), la autora critica la falta de fondos para las artes a la vez que denuncia un sistemático deterioro social expresado en el desmantelamiento de la educación pública, la venta de la sanidad al mejor postor, el aumento de presos afroamericanos en las cárceles, la deslocalización de la industria, la culpabilización generalizada de la inmigración…

Con la poesía como herramienta de resistencia sociocultural, Rich llama a atravesar esos poros que conectan el arte con lo social, con la política, con las realidades vividas, apelando a quienes han escrito contra los silencios de su tiempo y localización, porque tal como recuerda en «Seis meditaciones en lugar de una conferencia»[10] parafraseando al poeta salvadoreño Roque Dalton: «La poesía es como el pan, de todos». Y por ello es el medio que perdura cuando todo lo demás se derrumba, propone la autora al recordar que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, se hace notable como se agudiza el estado de «guerra sin fin» y el fomento de un clima de odio y miedo que tiene un reflejo directo en los recortes de la libertad de expresión y de la creación artística por parte de los poderes del Estado y académicos.

La poesía de Rich es efectiva incluso cuando se trata de prosa, porque en ella va integrada su poesía; por ello, en los artículos seleccionados en esta colección, al igual que en su vida, la poesía siempre está presente, porque es una herramienta de expresión social incontrolable, tal como ella misma apunta en «La poesía y el futuro olvidado» cuando recoge el titular del San Francisco Chronicle del 17 de julio del 2005: «Escribir poesía fue el bálsamo que permitió no enloquecer a algunos prisioneros de Guantánamo»; porque siempre hay algo en la poesía que no puede ser aprehendido, que no puede ser descrito, que sobrevive a las críticas teóricas, a las lecciones y argumentos, a la tortura, a los intentos de controlar el arte. Por ello mismo, Rich vive en poesía cada día de su existencia, cada uno de sus escritos, porque en la poesía reside «una forma de conocimiento»[11] y porque, tal como anuncia en «Poder y peligro. Obras de una mujer corriente» (1977): «La necesidad de la poesía es algo que es preciso afirmar repetidamente, pero solo para quienes tienen motivos para temer su poder».[12]

Su prosa, en cambio, tiene un recorrido más corto en la vida de la autora. Rich produce ensayos que no renuncian a integrar la poesía entre sus páginas, pero su prosa emerge como la expresión de una conciencia sobrevenida después, en la mitad de su vida y sobre todo a partir del momento en que toma contacto con el movimiento feminista.

El 26 de agosto de 1970, cuando tenía cuarenta y un años, fue invitada a repartir propaganda llamando a una huelga nacional de mujeres por la igualdad. Vemos aquí una muestra de la validez de su teoría hecha en prosa respecto a la facilidad con que este tipo de datos se borran de las genealogías feministas.[13] En el prólogo de On Lies, Secrets and Silence (Sobre mentiras, secretos y silencios), titulado «Sobre la historia, el analfabetismo, la pasividad, la violencia y la cultura de las mujeres»,[14] escribe:

Toda la historia de la lucha de las mujeres por su autodeterminación ha quedado sepultada bajo el silencio una y otra vez (…). [Existe] la tendencia a recibir cada obra feminista como si surgiera de la nada; como si cada una de nosotras hubiera vivido, pensado y trabajado sin un pasado histórico y sin el contexto de un presente. Este es uno de los procedimientos por los que las obras y el pensamiento de las mujeres se han presentado como algo esporádico, accidental, huérfano de tradición propia.[15]

Rich llama a esta revelación «el fenómeno de la interrupción» y subraya, a pie de página, que esta conceptualización ha sido elaborada por quien será su amante y compañera durante el resto de su vida: Michelle Cliff[16] (1946-2016), novelista, ensayista y poeta de origen jamaicano que, en 1976, une su vida a la de Rich.

Antes de esa huelga de mujeres Rich ya había entrado en contacto con el feminismo en Nueva York, en 1969, siendo testigo de cómo iban «miles de mujeres dirigiéndose en oleadas hacia un movimiento de mujeres que la izquierda trivializó primero y denunció e intentó subvertir más tarde».[17] En ese primer contacto narrado en el prólogo de Sangre, pan y poesía, Rich confiesa el reparo que le causaba la palabra «feminismo» por la carga peyorativa y de mofa que expresaba y cómo el uso de «por la liberación de las mujeres» revalorizaba y dignificaba un movimiento del que, una vez implicada, aclara: «Me identifiqué como feminista radical y poco después —no como acto político, sino fruto de sentimientos poderosos e inconfundibles— como lesbiana».[18]

En 1974 Rich muestra su compromiso colectivo con las mujeres cuando su colección de poemas Diving into the Wreck («Sumergirse en los restos del naufragio») gana el Premio Nacional del Libro, junto a otro autor, y rehusando tomar parte en la competición patriarcal decide compartirlo y recogerlo con Alice Walker y Audre Lorde, también nominadas al premio.

Su primer libro de prosa es Of Woman Born. Motherhood as Experience and Institution (Nacemos de Mujer. La maternidad como experiencia y como institución) (1976). En esta colección de artículos, como el subtítulo indica, la autora distingue entre la maternidad como institución patriarcal y la experiencia materna. En «La primacía de la madre»[19] Rich hace un recorrido histórico y antropológico tras las huellas ginocéntricas a través de distintas autorías con relación a la maternidad como potencia transformadora de las sociedades y a cómo el patriarcado se erige con el control reproductor de las mujeres.

Aunque años después Rich aclara que está mucho menos interesada en buscar las causas y los orígenes del patriarcado que en analizar cómo se extiende por el mundo[20] y aunque en «Desobediencia y Estudios de las mujeres»[21] expone que la maternidad como institución patriarcal actúa de forma radicalmente diferente según sea el color de la piel que se tenga, en el capítulo de Nacemos de mujer dedicado a «La domesticación de la maternidad» profundiza en la universalidad de la Diosa Madre y en cómo el monoteísmo patriarcal redujo su potencialidad simbólica al estatus de madre-hija propiedad del esposo-padre, confinando a las mujeres a los límites del parentesco y haciendo de sus «órganos (…) un objetivo de primer orden de la tecnología patriarcal».[22]

En «Madre e hijo, mujer y hombre»[23] pone en valor la relación madre-hijo dentro de la cultura patriarcal y explica cómo ella misma sintió satisfacción al traer al mundo hijos varones, porque era lo que quería su marido, porque era lo que había querido su padre sin haberlo conseguido nunca su madre y porque ni siquiera cuando adquirió conciencia feminista consiguió ver a sus hijos como partes integrantes del patriarcado. En este artículo Rich pone en jaque la culpa como herramienta de control de las mujeres, reflexiona sobre la rabia de las madres con relación al estigma de mala madre / mujer, sobre el proceso de separación madre / hijo y sobre el miedo, compartido con el resto de madres feministas, a la alineación de los hijos con la masculinidad patriarcal.

En «La condición de madre y la condición de hija»[24] repasa el vínculo con su madre y se pregunta por qué siguen siendo las madres las correas de transmisión de la educación patriarcal de las hijas. En lo que ella llama el núcleo de su libro, en resonancia con los postulados genealógicos de Luce Irigaray (1985),[25] admite: «Antes de la sororidad hubo la conciencia —transitoria, fragmentaria, tal vez, pero original y crucial— de lo que significa ser madre y ser hija».[26] Partiendo de su propia experiencia vital como madre que se reconoce lesbiana en el ecuador de su vida, Rich invoca aquello que De Lauretis (1994)[27] denomina «la metáfora maternal», aquella asociación que minimiza el deseo sexual de las relaciones lesbianas y maximiza el vínculo simbólico-psicológico materno-filial, por el cual se permite a las amantes «privilegiadamente» llegar a ser, a la vez, madre e hija, en una exploración fusional y mutua de conexión «única». Rich explora esa conexión materno-filial en la amante, en las madres diosas mistéricas conectadas a lo largo de los tiempos y, volviendo de nuevo a Irigaray (1985), se pregunta si «a lo mejor todo contacto sexual o íntimo nos evoca ese primer cuerpo».[28]

A finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta, Rich participa activamente del feminismo y lesbianismo radical colaborando regularmente con artículos en la revista Sinister Wisdom[29] junto a Michelle Cliff[30]. La pareja se encarga de la edición de la revista desde el número 16 de 1981 hasta el número 24 de 1983, donde Rich explica que, por razones de salud y debido a la artritis reumatoide que padece desde los veintiún años y las operaciones quirúrgicas como consecuencia de ello, poco a poco tuvo que ir dejando el trabajo en manos de una Cliff que fue a menudo invisibilizada, puesto que las colaboraciones y correspondencias que recibían tendían a dirigirse exclusivamente a Rich, como si esta fuese la única editora, razones por las cuales ambas deciden dejar la responsabilidad de editar Sinister Wisdom.[31]

En 1979 publica On Lies, Secrets, and Silences: Selected Prose 1966-1978 (Sobre mentiras, secretos y silencios. Prosa escogida 1966-1978), una recolección de escritos que habían ido viendo la luz de forma dispersa. La mayoría de textos seleccionados en el presente volumen pertenecen a esta obra; por ello citaré solo algunos de los más representativos que enuncian el viaje de su propio pensamiento: la interrogación de las distintas opresiones en relación con un feminismo lesbiano que va más allá de la preferencia sexual y de la lucha por los derechos civiles al interesarse por todo aquello que atañe a las mujeres que luchan por «un mundo que respete y reconozca la integridad de todas las mujeres —no de una minoría selecta— en todos los aspectos de la cultura».[32]

Esa es exactamente la intención que Rich desarrolla en «Nuestra tarea ha de ser ampliar continuamente el significado de nuestro amor a las mujeres» (1977), donde separa claramente los sujetos políticos lesbiana y mujer: «Antes de que existiera ni pudiera existir ningún tipo de movimiento feminista, ya había lesbianas»;[33] Rich señala la fusión de los silencios con que se enfrentan las lesbianas como parte de un gran silencio invisibilizador de todas las mujeres. Este silencio común es a lo que hay que hacer frente alzando la voz colectivamente, acabando con los secretos y expandiendo constantemente el amor por las mujeres, porque «hemos llegado por primera vez a un punto en que el lesbianismo y el feminismo comienzan a fusionarse. Y esto es precisamente lo que más ha de temer el patriarcado».[34]

En «Las mujeres y el honor. Algunos apuntes sobre el mentir» (1975)[35], insiste en la idea de que «el amor de las mujeres por otras mujeres se ha representado casi exclusivamente a través de silencios y mentiras»[36], que la mentira es una estrategia de supervivencia al patriarcado que ejercen el conjunto de mujeres sujetas a sus reglas, mintiendo con las palabras, los secretos, los silencios y los cuerpos: «Se esperaba que (…) blanqueásemos o enrojeciéramos la piel, que alisáramos o rizáramos nuestro cabello, que nos depiláramos las cejas, las axilas, que usásemos rellenos en diversos puntos o que nos ciñéramos el talle, que camináramos a pasitos, que nos pintásemos con esmalte las uñas de las manos y de los pies»;[37] por ello considera prioritario replantear la sinceridad de y entre las mujeres.

En 1986 Rich publica Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985 (Sangre, pan y poesía: prosa selecta 1979-1985), en cuyo prólogo aclara que no hay una opresión «primaria», sino que las opresiones trabajan conjuntamente en la construcción de las identidades y lugares de dolor y privilegio, y hace patente que abandona la idea de dar respuesta al racismo y la identidad racial asiendo estas cuestiones «con un gancho fundamentalmente antipatriarcal».[38]

Este cambio respecto a cómo aborda la autora el racismo se puede apreciar al leer el texto de 1978 «Desleales a la civilización. Feminismo, racismo, ginefobia»[39], donde hace un concienzudo esfuerzo por buscar una historiografía feminista que incluya los momentos, que documentalmente existieron, de lucha conjunta de las mujeres blancas y afrodescendientes contra el abolicionismo esclavista y que contemple los puntos comunes con que la clase y el patriarcado someten tanto a las mujeres blancas como a las afrodescendientes. Teniendo en cuenta ese lugar de subordinación común al patriarcado, opina: «La piel blanca no protegió a ninguna mujer de ser apropiada por los hombres; solo le otorgó un privilegio superficial que podía inducirla a engañarse sobre su condición fundamental de objeto, sin derechos y dominada».[40]

En Sangre, pan y poesía, en cambio, Rich abandona el historicismo y la condescendencia para con la blancura y denuncia enérgicamente cómo actúa el racismo a través de los feminismos y lesbianismos en el presente. En «Desobediencia y Estudios de las mujeres»[41] (1981) expone cómo en los feminismos académicos se teme, se ignora y se invisibiliza tanto a las lesbianas como a las afrodescendientes y cómo ella misma pensaba que, con sus credenciales —su voluntad expresa de abordar y combatir el racismo, además de tener una pareja afrodescendiente—, «aun siendo blanca, no era portadora de racismo».[42]

En «Apuntes para una política de la localización»[43] (1984) interroga un «nosotras» que no tiene en cuenta cómo se interrelacionan los distintos ejes de opresión, llamando a un descentramiento del sujeto blanco. Aborda el sentimiento de culpa paralizante que emana de los feminismos blancos al ser confrontados ante el racismo, la reacción defensiva típica al percibir la crítica como «un ataque airado contra el movimiento de mujeres blanco. Los sentimientos blancos continúan situados en el centro».[44] Y aboga por un trabajo antirracista continuado, tanto a nivel individual como colectivo.

En toda la prosa de Rich podemos encontrar arremetidas contra el racismo y una voluntad expresa de localizar y sacar a la luz pública los lugares donde camaleónicamente se esconde sobreexponiéndose la blanquitud. En «Para una crítica más feminista»[45] (1981), ella misma pone como ejemplo su credibilidad radicada en el privilegio blanco estructural al exponer lo hiriente que resulta el alto valor otorgado a su palabra cuando, por ejemplo, habla sobre las producciones narrativas de mujeres afrodescendientes. Rich argumenta que su mirada es externa y no deja de ser una interpretación mediada por su posición social y, aun así, constata que se la toma más en serio, por el hecho de ser blanca, que a cualquier mujer afrodescendiente, «cuya experiencia personal sumada a su labor de reflexión le permite acceder a un conocimiento y una percepción mucho más penetrantes que los míos».[46]

Esta actitud beligerante contra el racismo en los feminismos y en los lesbianismos también se puede percibir en «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana»[47] (1980), aunque lo más característico de este texto es el impacto fusional que tuvo en las relaciones entre lesbianas y feministas.

En este icónico texto, Rich compone su teoría a través de tres conceptos conjugados que configurarán el lesbianismo feminista de la década de los años ochenta: la heterosexualidad obligatoria, entendida como institución política y no como preferencia sexual por la cual se controla al conjunto de las mujeres; la existencia lesbiana, entendida como agencia política colectiva y distanciada de la clínica y del estigma que la palabra «lesbiana» conlleva; y el continuum lesbiano, entendido como el vínculo de resistencia antipatriarcal que une a las lesbianas y las mujeres desobedientes a sus destinos de género, y cuya energía liberada por las rupturas sociales potencia un feminismo que Rich erotiza con la llamada a un lesbianismo político, fundamentado en la idea cantada por Alix Dobkin (1973): «Cualquier mujer puede ser lesbiana».[48]

Rich desarrolla esta influyente teoría lesbiano-feminista con el objetivo principal de evitar la cancelación[49] de la existencia lesbiana, entendida como aquellas fuerzas sociales —que Laura Cottingham bautiza como «sobredeterminación heterosexual»—[50] que fantasmizan a las lesbianas incluso a través de los mismos lesbianismos y feminismos. Rich pone un ejemplo de esta fantasmización en «Para una crítica más feminista»[51] cuando se pregunta cómo es posible que, un año después del impacto que tuvo su publicación «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana» en la revista Signs, «el presente número de dicha revista pueda iniciarse con un extenso artículo que alega con firmeza que el pensamiento feminista está “repensando cómo se piensa” y comenta una serie de libros de crítica feminista académica de reciente aparición, todos “blancocéntricos” y heterosexistas».[52]

Todas estas inquietudes se manifiestan al desnudo a lo largo de la selección teórica ofrecida en esta propuesta, donde los textos compilados provienen de seis publicaciones clásicas de la autora: Of Woman Born: Motherhood as Experience and Institution (1976), On Lies, Secrets, and Silence: Selected Prose (1979), Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985 (1986), What Is Found There. Notebook on Poetry and Politics (1993), Arts of the Possible: Essays and Conversations (2001) y A Human Eye: Essays on Art in Society, 1997-2008 (2009). Los artículos aquí escogidos han sido traducidos directamente del inglés al castellano por Mireia Bofill, a excepción de «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana» (1980), que se publica en traducción de Maria Milagros Rivera Garretas.[53]

La teoría de Rich trata de desmontar constantemente los discursos androcéntricos, heterocéntricos y blancocéntricos desde una retórica marcada por el ritmo de los números romanos con que acostumbra a separar sus capítulos. Tras cada punto seriado desarrolla una mirada lúcida y quirúrgica que es capaz de diseccionar y exponer cómo actúan los haces de fuerzas que tienden a blanquear y heterosexualizar sociedades, lesbianismos y feminismos, empujándonos a revisar los propios privilegios de clase, raciales, sexuales y de género.

Es por lo que su teoría no deja de ser de rabiosa vigencia y por lo que esta nueva traducción al castellano actualiza su pensamiento al hacerlo accesible a nuevas lecturas, poniendo a circular sus ideas en los saberes, poderes y resistencias de nuestros tiempos. Porque Adrienne Rich vive en cada una de sus obras y releerlas, aparte de ser un placer, implica aprender a detectar cómo y dónde funciona «el fenómeno de la interrupción» para poder reconectar genealogías de desobediencias heteroetnocispatriarcales y extender su crítica —con alma de poesía— a las vidas que nos rodean, mirando el mundo situadamente, desde lo personal hecho política.

Porque efectivamente, tal como su primer libro ya apuntaba: a distintas generaciones de lesbianas y feministas, leer a Rich nos cambió el mundo. Sigamos, pues, viajando con sus palabras por ese cambio colectivo.

Marzo de 2019,Segundo Año de Huelga Feminista

[1] Adrienne Rich, «Notes toward a Politics of Location (1984)», en A. Rich, Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, W.W. Norton, Nueva York, 1986. Incluido en este volumen de Ensayos esenciales.

[2] Existe en ese concepto de Rich y a pesar de la distancia en el tiempo un eco con los «conocimientos situados» de Donna Haraway (Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza, Cátedra, Madrid, 1995, pp. 313-346).

[3] «Apuntes para una política de la localización», op. cit., p. 538 de este volumen.

[4] En este volumen, pp. 617-639.

[5] Adrienne Rich, «Anger and Tenderness», en A. Rich, Of Woman Born, W. W. Norton, Nueva York, 1976. Incluido en este volumen de Ensayos esenciales, pp. 261-284.

[6] Op. cit., p. 268.

[7] Ibid., p. 272.

[8] En este volumen, pp. 559-563.

[9] En este volumen, pp. 655-658.

[10] En este volumen, pp. 583-606.

[11] A. Rich, Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit., p. XIII.

[12] Ibid. En este volumen, p. 179-193.

[13] Por ejemplo, haciendo aparecer experiencias posteriores en el tiempo y espacio como las huelgas feministas del 8 de marzo del 2018 y del 2019, del Estado español, como si fuesen iniciativas novedosas, cuando en realidad ya ha habido experiencias previas y muy potentes de huelgas de mujeres.

[14] Rich, Adrienne (1983), On Lies, Secrets and Silences: Selected Prose 1966-1978, W. W. Norton, Nueva York, 1979. Incluido en este volumen, pp. 29-40.

[15] Ibid., p. 31.

[16] Cliff, Michelle (1979), «The Resonance of Interruption», en Chrysalis: A Magazine of Women’s Culture, n.º 8, pp. 29-37.

[17] A. Rich, Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit., p. IX.

[18] Ibid., p. VIII.

[19] A. Rich, Of Woman Born, op. cit. En este volumen, pp. 285-315.

[20] A. Rich, «Apuntes para una política de la localización», en este volumen, p. 535.

[21] A. Rich, Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit. En este volumen, pp. 489-497.

[22] A. Rich, Of Woman Born, op. cit. En este volumen, p. 337.

[23] Ibid. En este volumen, pp. 339-378.

[24] Ibid. En este volumen, pp. 379-424.

[25] Luce Irigaray, El cuerpo a cuerpo con la Madre. El otro género de la naturaleza. Otro modo de sentir, Mireia Bofill y Anna Carvallo (trad.), Barcelona, laSal, 1985.

[26] Of Woman Born, op. cit. En este volumen, p. 388.

[27] De Lauretis, T. (1994), The Practice of Love. Lesbian Sexuality and Perverse Desire, Indiana University Press, Bloomington e Indianápolis.

[28] Of Woman Born, op. cit. En este volumen, p. 409.

[29] Revista lesbiano-feminista iniciada en 1976 en Carolina del Norte por Harriet Desmoines y Catherine Nicholson, que cuenta, desde sus inicios, con aportaciones de Audre Lorde, Barbara Smith, Bonnie Zimmerman, Julia Penelope, Pat Califia, Tee Corine, Marilyn Fry, Sarah Lucia Hoagland, Joan Nestle, Andrea Dworkin, Susan Bronwmiller, Gloria Anzaldúa, Cheryl Clarke o Cherríe Moraga, entre otras muchas, y que sigue vigente en la actualidad. Se pueden consultar los primeros números en http://sinisterwisdom.org/archive

[30] Los artículos de Rich aparecen por primera vez en 1977, en el n.º 3 con «It is the Lesbian in us…», pp. 6-9, y los de Cliff en 1978, en el n.º 5 con «Notes on Speechlessness», pp. 5-9.

[31] Un repaso de sus artículos por las páginas de Sinister Wisdom permite conocer, situadamente y mucho mejor, la implicación de Rich en el lesbiano-feminismo y su influyente participación en los debates del movimiento, sirva como ejemplo «Notes for a Magazine: What Does Separatism Mean?», en Sinister Wisdom, n.º 18, pp. 83-91.

[32] On Lies, Secrets and Silences, op. cit. En este volumen, p. 39.

[33] Ibid., p. 159.

[34] Ibid., p. 161.

[35] Ibid., pp. 119-129.

[36] Ibid., p. 125.

[37] Ibid., pp. 123.

[38] Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit., p. XII.

[39] On Lies, Secrets and Silences, op. cit. En este volumen, pp. 215-258.

[40] Ibid., p. 235.

[41] Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit. En este volumen, pp. 489-497.

[42] Ibid., p. 495.

[43] Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit. En este volumen, pp. 535-556.

[44] Ibid., p. 556.

[45] Blood, Bread and Poetry: Selected Prose 1979-1985, op. cit. En este volumen, pp. 449-513.

[46] Ibid., pp. 508-509.

[47] En este volumen, pp. 437-488.

[48] Un estribillo que se hizo tan popular que eclipsó el título original de la canción «View From Gay Head», del álbum Lavender Jane Loves Women.

[49] Utilizo aquí la palabra aportada por María Milagros Rivera Garretas, porque esta es la traducción que se incluye en este volumen.

[50] Cottinhgam, Laura (1996), «Sobre la especificidad de las lesbianas en la historia del arte y de la cultura (algunas consideraciones metodológicas)», Mª José Belbel Bullejos y Azucena Vieites García (trad.), en http://www.caladona.org/grups/?p=67

[51] Op. cit.

[52] En este volumen, p. 507.

[53] Traducción que revisa la publicada en DUODA. Revista de Estudios Feministas, n.º 10, 1996, pp. 15-45 y n.º 11, 1996, pp. 13-37.