GEORG CHRISTOPH LICHTENBERG


Un sueño
y otros aforismos

Presentación y traducción de
JUAN VILLORO

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UNAM

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
2012


PRESENTACIÓN

 

Las últimas palabras de un gran hombre suelen depender de lo que sus seguidores esperan que diga para confirmar su leyenda. Muchas veces, una reputación depende de la creatividad de sus testigos. En el caso de Lichtenberg, los rumores póstumos lograron cifrar sin pérdida su destino. Se cuenta que rechazó la ostia en su lecho de muerte con el argumento de que el médico le tenía prohibidas las harinas. La escena condensa el genio y el fervor racionalista de un científico cuya carrera comenzó en la infancia con la pregunta: “¿Qué es la aurora boreal?”

Georg Christoph Lichtenberg enseñó física en la Universidad de Gotinga. El siglo XVIII alemán no se explica sin su versátil presencia. Maestro de Humboldt, asesor de Volta, corresponsal de Goethe, hizo fantasiosos experimentos en el campo del magnetismo: intuyó que había una electricidad positiva y otra negativa (y sugirió que se señalaran con los signos que hoy llevan nuestras pilas). Periodista de intereses múltiples, dejó constancia de su sentido del humor en textos que van de la relación entre la poesía y las matemáticas a los misterios de la ropa interior femenina. Sin embargo, su posteridad se debe a los “cuadernos de saldos” en los que anotaba los haberes y deberes de su alma. Estos apuntes aparecieron después de su muerte con el nombre de Aforismos. En 1989, gracias al apoyo de Jaime García Terrés, preparé una selección de ellos para el Fondo de Cultura Económica, con un ensayo preliminar, “La voz en el desierto”, que ha aparecido como título independiente en la colección La Centena.

En 1992, Wolfgang Premies, quien dedicó lo mejor de su vida al estudio de Lichtenberg, concluyó la edición crítica de los cuadernos del profesor de Gotinga. A partir de esa lectura, traduje un puñado de aforismos y un sueño oracular que García Terrés publicó en la revista Biblioteca de México. Recojo aquí esas esquirlas de la eléctrica mente de Lichtenberg. Una bitácora para acompañar la edición del Fondo y recordar a Jaime García Terrés a diez años de su muerte.

Lichtenberg se preciaba de que su editor fuera al mismo tiempo su casero y su proveedor de vinos. El traductor de estos textos encontró el mismo apoyo dionisiaco en García Terrés y su esposa, Celia Chávez.

Juan Villoro


UN SUEÑO