Índice
Portada
Ediciones Granica
Créditos
Prólogo
En busca del alma y del espíritu
La búsqueda
Capítulo 1
El corazón del liderazgo habita en el corazón de los líderes
Capítulo 2
El corazón humano es más que una bomba
Capítulo 3
El viaje de un alma
Capítulo 4
Descubriendo nuevos maestros
Intermedio I
Recuperando tu alma
Convicción
Capítulo 5
Un lugar para empezar
Capítulo 6
Vicisitudes del viaje
Intermedio 2
Apoyándote en tu miedo
Dones
Capítulo 7
Dones del liderazgo
Capítulo 8
Autoría
Capítulo 9
Amor
Capítulo 10
Poder
Capítulo 11
Significación
Capítulo 12
Comunidad empresarial
Intermedio 3
La comunidad y el ciclo de la donación
Compartiendo
Capítulo 13
Convocando a la magia de los relatos
Capítulo 14
Elevando nuestras voces en una canción
Capítulo 15
Celebrando los íconos compartidos
Intermedio 4
Expresando el espíritu
Una nueva vida
Capítulo 16
El crepúsculo del liderazgo
Capítulo 17
Refugio profundo
Intermedio 5
El ciclo del espírituClay todavía yace, pero la sangre es un vagabundo;
Capítulo 18
El legado
Epílogo
El alma en el trabajo
Continuación de un diálogo inspirado
Lecturas recomendadas
Agradecimientos
Acerca de los autores
Contratapa
Selección de títulos
Portada
Lee G. Bolman
Terrence E. Deal
Liderazgo con alma
Un viaje inolvidable del espíritu
Tercera edición revisada
Buenos Aires – México – Santiago – Montevideo
Ediciones Granica
© 2013 by Ediciones Granica S.A.
www.granicaeditor.com
BUENOS AIRES
Ediciones Granica S.A.
Lavalle 1634–3º G
C1048AAN Buenos Aires, Argentina
Tel.: +5411-4374-1456
Fax: +5411-4373-0669
E-mail: granica.ar@granicaeditor.com
MÉXICO
Ediciones Granica México S.A. de C.V.
Valle de Bravo Nº 21
Col. El Mirador
53050 Naucalpan de Juárez, México
Tel.: +5255-5360-1010
Fax: +5255-5360-1100
E-mail: ranica.mx@granicaeditor.com
SANTIAGO
Ediciones Granica de Chile S.A.
Padre Alonso Ovalle 748
Santiago, Chile
E-mail: granica.cl@granicaeditor.com
MONTEVIDEO
Ediciones Granica S.A.
Scoseria 2639 Bis
11300 Montevideo, Uruguay
Tel: +5982-712-4857 / +5982-712-4858
E-mail: granica.uy@granicaeditor.com
Créditos
Bolman, Lee G. Liderazgo con alma: un viaje inolvidable del espíritu Lee G. Bolman y Terrence E. Deal. 1a ed. - Buenos Aires: Granica, 2014. E-Book.
ISBN 978-950-641-781-9
1. Liderazgo. 2. Administración de Empresas. I. Deal , Terrence E. II. Título CDD 658.409 2 |
Fecha de catalogación: 09/09/2013
Editor original: JOHN WILEY & SONS, INC.
Título original: LEADING WITH SOUL
Traducción: Rosa Evelia Solórzano y Federico Villegas de la Tercera Edición Revisada
Diseño de tapa: El ojo del Huracán®
Conversión a EPub: Daniel Maldonado
Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo o en parte, en cualquier forma.
Para
Barry Edwin Deal
17 de agosto, 1959–28 de noviembre, 1964
Eldred Ross Bolman
3 de marzo, 1914–4 de mayo, 1985
Prólogo
En busca del alma y del espíritu
Todo el día pienso en ello, y por la noche lo digo.
¿De dónde he venido, y qué se supone que debo hacer?
No tengo idea.
Mi alma es de otro lugar, de eso estoy seguro,
y quiero terminar allí.
Jalal ad-Din Muhammad Rumi, músico y poeta persa del siglo XIII
Alma. Espíritu. Estas palabras a veces suenan extrañas a los oídos modernos. Pocas veces pensamos o hablamos acerca de dónde venimos o qué vamos a hacer aquí. Pero el alma y el espíritu son compañeros vitales cada vez que nos preguntamos qué es la vida y a dónde nos conduce nuestro camino. Este libro le invita a emprender un viaje en busca del significado y el propósito en un mundo que se ha vuelto loco. En los últimos años, hemos sido impactados por una conmoción psíquica tras otra. El horror del 11 de setiembre y la era de perpetuo terror que ha marcado. El efecto invernadero, el espectro de que la energía que usamos para abastecer a la civilización puede finalmente desaparecer. Una serie de escándalos empresariales –los de las compañías Enron, WorldCom y AIG; el protagonizado por el banquero Bernard Madoff con la firma que llevaba su nombre; el derrame de crudo de British Petroleum; la debacle de las hipotecas subprime1, y mucho más– hacen difícil no creer que los líderes empresariales sean pigmeos morales cortos de miras. El colapso económico de 2008 ha desvanecido las esperanzas de las personas en todo el mundo, y ha dejado a millones obsesionadas por el temor y la inseguridad económica. Un mundo a la deriva y fuera de control clama por la fe, la esperanza y la acción inspirada.
El objetivo de este libro es responder a esa acuciante necesidad de esclarecimiento y liderazgo. Esta es una guía para el camino que necesitamos seguir a fin de encontrar las respuestas a preguntas que ninguno de nosotros puede eludir. ¿A qué podemos aferrarnos? ¿Dónde encontramos una base sólida? ¿Cómo podemos crear una vida mejor y un mundo mejor? Cuando cada uno de nosotros se sumerja en las profundidades de su ser, encontrará el alma, un sentido firme de la identidad y un significado: quiénes somos, qué nos importa y para qué estamos aquí. Además, descubriremos el espíritu, un sentido universal transcendente de la unicidad.
El alma y el espíritu se relacionan del mismo modo que las cumbres y los valles, que el macho y la hembra. Están íntimamente conectados. Uno necesita del otro. Los dos están tan interconectados que las palabras se usan a menudo con el mismo significado, pero hay una distinción importante. El alma es personal y única, y tiene su fundamento en las profundidades de la experiencia individual. El espíritu es transcendente y abarca todo. Es la fuente universal, la unión de todas las cosas. Los fieles de todas las grandes religiones del mundo, lo llaman Alá, Brahma, Buda, Dios o Jehová. Otros encuentran esta fuente en el amor, la naturaleza, la humanidad, la magia o un sentido inefable de la unión con el cosmos. Un indicio de la universalidad del espíritu es su reiterada manifestación como una fuente central de poder y de posibilidad en muchas de las películas más populares de la historia. En La guerra de las galaxias se lo llama “la fuerza”, en El señor de los anillos es “el único”, el creador remoto, Eru Ilúvatar. En Matrix, “el único” es personificado como Neo. En Avatar, como en muchas tradiciones culturales, el espíritu es panteísta: Dios está en todo.
El alma y el espíritu tienen sus raíces en la esperanza y la fe: las cosas en las que creemos, aun cuando no puedan ser demostradas. La esperanza es la fe que se pierde en último lugar, la obstinada creencia en las nuevas posibilidades y en un mejor mañana. Muy a menudo, los padecimientos de hoy nos producen en un vacío existencial. Tenemos la inquietante sensación de que en alguna parte a lo largo del camino nos perderemos. Trabajamos con más empeño que nunca, pero no estamos realmente seguros de por qué lo hacemos. Sentimos un vago vacío mientras vivimos alocadamente la existencia, con la esperanza de poder escapar si seguimos corriendo. En el fondo, tenemos miedo de perder la carrera. La necesidad de volver a infundir vida en el trabajo con el espíritu, la pasión y el entusiasmo es más grande que nunca. “Cuando millones de norteamericanos llegan a su lugar de empleo, la desafortunada realidad es que muchos ven su ambiente de trabajo, no como una oportunidad, sino como un lugar de padecimiento banal”.2 En 2009, la satisfacción laboral entre los trabajadores norteamericanos alcanzó el más bajo nivel jamás registrado. “Esto expresa algo inquietante acerca del trabajo en los Estados Unidos. No se trata del ciclo empresarial ni de una generación disconforme”, dice Linda Barrington de la Conference Board, que patrocinó la encuesta. Nuestro malestar espiritual y el anhelo de algo más deben ser compensados con el espíritu y la fe. Estos son los dones que los líderes con alma aportan a las organizaciones.
La senda espiritual
La exploración del alma y del espíritu es una búsqueda de profundidad, de significado y de fe, que trasciende las fronteras de género, edad, geografía y raza. Esto es tan nuevo y específico de nuestra época como el último dispositivo de alta tecnología. Es una fuerza opuesta a la mentalidad técnica moderna que puede hacer entrar a las personas en órbita y poner un smartphone en cada bolsillo, pero proporciona pocas respuestas para dar alegría a la vida, significado al trabajo, o integridad y convicción al liderazgo.
Este movimiento recorre un antiguo sendero que no está limitado a las tradiciones religiosas o místicas. Los ateos y musulmanes, los cristianos y humanistas, los agnósticos y budistas y muchos más se embarcan en la misma búsqueda. Ven diferentes cosas a lo largo del camino, pero todos buscan respuestas a los mismos interrogantes espirituales que son fundamentales para el ser humano. Incluso el racionalismo que domina gran parte del pensamiento gerencial sirve para algunos como un ancla espiritual. La visión de que las personas y las organizaciones son entidades esencialmente racionales que responden a incentivos es una poderosa herramienta en la práctica gerencial. También sirve como una teología para muchos partidarios, pero que a menudo es insatisfactoria porque separa a los creyentes del alma y el espíritu.
Nuestro enfoque es incluyente, abierto a todas estas perspectivas y otras. Si usted está profundamente comprometido con su fe religiosa, únase a nosotros en el viaje. Si está convencido de que la idea de Dios es absurda o que la religión tradicional es una mera superstición, también será bienvenido. Independientemente de dónde comience usted, respetamos su búsqueda y procuramos apoyarla. Nuestra meta no es enseñar una teología o filosofía específica, sino plantear preguntas y estimular la reflexión para ayudarle a profundizar la fe que usted tiene o encontrar la que necesita. Le invitamos a convertirse en un coautor. Considere las historias e ideas expuestas en estas páginas como un estímulo y un punto de partida. Llene los vacíos que usted encuentre en lo que hemos producido con su historia y explore su propio sendero. Busque oportunidades para compartir sus reflexiones y dudas con los otros. Esperamos que el libro pueda guiarle en el viaje del alma que es vital para desarrollar un liderazgo inspirado e inspirador.
A través de los siglos, las personas han encontrado un sentido en el trabajo, la familia, la comunidad y la creencia compartida. Se han valido de los recursos compartidos para hacer lo que no podían llevar a cabo sin ayuda. Los esfuerzos unidos –construir un granero, reforzar un dique, rescatar a las víctimas de un terremoto, celebrar una boda, o cantar un himno– han reunido a la gente, han creado vínculos duraderos y han ejemplificado las posibilidades en el espíritu colectivo. Estas fuentes tradicionales de significado, energía y logros están cada vez más en peligro en un mundo de relaciones pasajeras y virtuales. Las personas se hacen una pregunta formulada hace dos mil años: ¿Cuál es el beneficio para nosotros si ganamos el mundo, pero perdemos nuestras almas?3 No sorprende que los signos del ansia espiritual y la desazón estén por todas partes. Muchos hemos introducido la esperanza y el optimismo en el nuevo milenio solo para descubrir que nuestras certidumbres han fracasado. Este es el momento de emprender un viaje para buscar las respuestas a los interrogantes que Rumi plantea en la frase transcripta al comienzo de este capítulo: ¿De dónde venimos? ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Cuál es el significado de nuestra vida? ¿Cuál es nuestro destino?
Liderazgo apasionado
Esperamos que este libro estimule un proceso de búsqueda de sus dotes de liderazgo. Cada uno de nosotros tiene que hacer una contribución especial a fin de asumir la responsabilidad personal y espiritual necesaria para descubrir y compartir nuestros dones. A través de los sectores y los niveles, las organizaciones sufren por la falta del liderazgo que necesitan. Los líderes que han perdido contacto con sus almas y están confundidos e inseguros acerca de sus valores y creencias fundamentales, inevitablemente pierden su camino o su discurso es incomprensible.
Un movimiento creciente procura recuperar la esencia que el alma y el espíritu pueden aportar al ambiente de trabajo moderno y su entorno. Como escribió el teólogo espiritual Matthew Fox: “La vida y los medios de subsistencia no deberían estar separados, sino fluir de la misma fuente, que es el espíritu, para que tanto la vida como el sustento conciernan al espíritu. El espíritu significa vida, y la vida y el sustento implican vivir en profundidad, vivir con un propósito y alegría, y con un sentido de la contribución a la comunidad más grande. Una espiritualidad del trabajo significa reunir nuevamente la vida y el sustento. Y el espíritu con ellos”.4
Liderar con el alma restituye el significado y el propósito a los lugares de trabajo que los han perdido. Va más allá de la tecnología, la eficiencia y el resultado final para satisfacer las necesidades humanas de éxito y realización. El liderazgo inspirado fomenta la motivación, profundiza la lealtad y mejora el rendimiento. Reincorpora el alma y el espíritu, uniéndolos a ambos de tal modo que el espíritu alimenta el alma, y esta enriquece el espíritu. Los líderes apasionados y comprometidos encuentran el tesoro de sus almas y ofrecen sus dones a los otros.5
Los próximos capítulos exploran por qué el alma, el espíritu, la fe y la esperanza residen en el corazón del liderazgo. Hacen esto a través de un diálogo entre un líder atribulado y una sabia consejera. Durante siglos, los líderes espirituales de todas las religiones y tradiciones han enseñado y aprendido a través del ejemplo, las historias y el diálogo. Las parábolas sufíes y cristianas, los koans del budismo zen, el hagadá judío, las leyendas hindúes y las historias de los aborígenes americanos son solo algunos ejemplos. En nuestra historia, le invitamos a unirse a Steve Camden, un gerente sumamente exitoso que se ha topado con un muro existencial, mientras trabaja con María, una consejera espiritual.
Nuestro viaje
Este libro empieza como un producto de la providencia más que de la planificación. Fue una vocación inesperada que surgió durante un almuerzo informal con colegas en nuestra casa editorial, Jossey-Bass. Ese día llegamos con una lista de posibles proyectos para un libro, todos dentro de nuestra especialidad en las ciencias sociales. En cierto momento, durante la reunión Lynn Luckow, entonces presidente de Jossey-Bass, interrumpió el flujo de la conversación para hacer una simple e inspirada pregunta: “¿Qué quieren hacer realmente? Piénsenlo bien”. Se hizo un silencio absoluto mientras comíamos y bebíamos el vino, y poco a poco comprendimos la cruda verdad: no sabíamos lo que en verdad queríamos hacer. Alguien rompió el silencio con una respuesta sorprendente: “Queremos hacer un libro sobre el liderazgo y el espíritu”. (Gracias nuevamente, Lynn, por ser el padrino de este proyecto.)
Esa respuesta nos puso en un camino desconocido e inquietante. Nos habíamos comprometido a escribir un libro solo con una vaga idea de hacia dónde estábamos yendo y qué teníamos que decir. Afortunadamente, muchos amigos y colegas vinieron a rescatarnos con ideas y apoyo. Nos sumergimos en la gran literatura espiritual de todo el mundo: el Tao Té-King (Libro de la vida y la virtud), el Corán, la Biblia, el Bhagavad-Gita (El canto del Señor), la poesía sufí, la mitología de los aborígenes americanos, los cuentos populares afronorteamericanos, el Libro tibetano de los muertos, y muchas otras obras. Todos estos textos nos ayudaron mucho, pero eso no era suficiente. También teníamos que profundizar para encontrar nuestros propios centros espirituales. No podíamos escribir sobre el viaje espiritual de otras personas sin examinar y profundizar en nuestro ser. No podíamos hablar de alma y espíritu sin experimentar directamente lo que significaban para nosotros.
Para Terrence, este viaje inspiró una conversación con su mujer, Sandy, que finalmente le condujo a renunciar a su puesto permanente en la Universidad Vanderbilt, de modo que ambos pudieron cumplir su sueño de volver al hogar en California, para diseñar y construir una casa en la costa central. También le permitió revisar un capítulo doloroso en su vida, que había olvidado durante muchos años: la trágica muerte de su hijo Barry de cinco años, en 1964. El impacto en Lee fue igualmente profundo: la reconsideración difícil pero esencial de un divorcio doloroso y la muerte de su padre, además de un compromiso renovado con la fe religiosa, y un traslado a la ciudad de Kansas y a la Universidad de Missouri, después de haber trabajado más de veinte años en la Universidad de Harvard.
Esta historia es una parábola de nuestras propias vidas y de las de otras personas que hemos conocido. Esperamos que sea útil para usted. Para ayudarle a reflexionar, hemos interrumpido la historia con una serie de intermedios: meditaciones sobre los problemas y preguntas planteados en la historia. El gran poeta estadounidense Walt Whitman resume muy bien nuestras esperanzas para su viaje:
Navega mar adentro; dirígete solamente hacia las aguas profundas,
Oh alma temeraria, explora, yo contigo y tú conmigo,
Hacia donde nos dirigimos ningún marinero se ha atrevido a ir.
Y arriesgaremos la nave, a nosotros mismos y a todo.6
1 Modalidad crediticia del mercado financiero de los EE.UU., que se caracteriza por tener un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos. (N. del T.)
2 Virgil H. Adams (III), C. R. Snyder, Kevin L. Rand, Elisa Ann O’Donnell, David R. Sigmon, y Kim M. Pulvers: “Hope in the Workplace”, publicado en Robert A. Giacalone y Carole L. Jurkiewicz: Handbook of Workplace Spirituality and Organizational Performance, Armonk, Nueva York, Sharpe, 2010.
3 Por ejemplo, en el Evangelio según san Marcos (8:36 en la versión del rey Jacobo), Marcos nos dice que Jesús pregunta: “¿En qué se beneficiaría un hombre, si ganara el mundo entero y perdiera su propia alma?”. Véase también san Mateo 16:26 y san Lucas 9:25.
4 Fox, M.: The Reinvention of Work: A New Vision of Livelihood for Our Time, San Francisco, Harper San Francisco, 1994, págs. 1-2.
5 Comparar con la idea de Hillman, J.: A Blue Fire: Selected Writings, editado por T. Moore, Nueva York, HarperCollins, 1991, pág. 113.
6 Whitman, W.: “Passage to India” [“Paso hacia la India”], poema citado en M. Van Doren (ed.): The Portable Walt Whitman, Nueva York, Penguin, 1977, pág. 284.
La búsqueda
Capítulo 1
El corazón del liderazgo habita en el corazón de los líderes
Su nombre era Steven Camden, como la ciudad de New Jersey. Creció en New Jersey, pero en Newark, no en Camden. No es que esto marque una diferencia. Había vecindarios difíciles en ambos lugares. Tuvo que aprender a sobrevivir en uno de los más difíciles.
Estaba cansado, y ya empezaba a oscurecer. Había manejado tres horas desde la ciudad hasta la montaña. ¿Por qué? No estaba seguro. ¿Por qué John lo había mandado? Subió por las escaleras de piedra y tocó a la puerta. Esperó. ¿Estaría ella ahí? Ella sabía que él vendría, ¿o no? Debía saber que él tenía mejores cosas que hacer que estar ahí parado, en su puerta. Tocó de nuevo y ella apareció.
Su nombre era María. Lo primero que le llamó la atención de ella fueron sus ojos: profundos, café, llenos de algo que reconoció pero no pudo identificar. Que la hacía verse más joven de lo que él sabía que en realidad era. Una vez que estuvieron dentro, recorrió rápidamente con la mirada toda la habitación. Lo que predominaba era arte japonés. Parecía una galería. Pero algo faltaba... ¿Qué era?
–Has pasado algún tiempo en Japón, ¿verdad? –dijo él.
Ella asintió.
–Muchos años. Cada una de estas piezas es un recuerdo.
Para él, Tokio era tan solo una interminable serie de reuniones de negocios. Sin tiempo para galerías. Todos sus recuerdos eran de la tienda libre de impuestos del aeropuerto.
Ella parecía estar esperando algo. ¿Le correspondía a él dar el siguiente paso? ¿Por dónde empezar? ¿Soltar todas sus preocupaciones a esa mujer que apenas conocía? Trató de hacer tiempo.
–Al parecer, John tiene mucha confianza en ti –dijo.
–Somos viejos amigos. Lo conozco desde que estaba iniciando la organización. Nos hemos acercado más desde que se jubiló. He aprendido mucho de él.
Ella parecía estar esperando de nuevo. ¿Ahora qué? Él siempre sabía qué decir. ¿En qué estaban ahora?
–¿Te sientes incómodo? –preguntó ella.
–No –dudó–. Bueno, un poco. Quizá no debería haber venido.
–Tómate un té. –La vio servir el té. Hubiera querido café, pero tomó el té.
–¿Has estado trabajando muy duro?
–Toda mi vida. –Le dio un pequeño trago a su té. Té verde. Le recordó a Japón. Lo había pedido varias veces. Nihon cha, kudasai. Sintió una confortable nostalgia.
–¿Por qué? –preguntó ella.
–¿Por qué? –había perdido el hilo de la conversación.
–¿Por qué trabajas tan duro?
Nunca lo había pensado. Se detuvo.
–¿Por qué alguien trabaja duro? Es lo que se hace. Es la manera de llegar a donde estoy.
–¿Te gusta donde estás?
–Claro. –Mentía. Él lo sabía, ¿acaso ella también lo sabía? Probablemente–. Bueno, quizá no. Ya no me gusta tanto como antes.
–¿Qué fue lo que cambió?
Dudó. ¿Debía decirle la verdad? ¿Qué podía perder? Se imaginó vagamente a John mirando por sobre su hombro.
–Me ascendieron hace un año. Me pusieron al frente de una de nuestras subsidiarias. Estaba seguro de estar listo.
–¿Y ahora?
Se quedó viendo a las grullas que delicadamente adornaban el exterior de su taza de té.
–Hasta este trabajo, todo parecía marchar bien. Iba por la vía rápida. La gente pensaba que yo podía caminar sobre el agua. Quizá era talento, quizá suerte, o quizá un poco de sudor. Lo que haya sido, parece que ya no funciona.
–¿Te sientes desanimado? –Ella parecía sincera, quizá hasta cariñosa. ¿Por qué lo ponía tan nervioso?– Es como si estuviera en una cinta caminadora. Corriendo cada vez más y más rápido. Pero quedándome cada vez más y más atrás.
–Necesitas bajarte.
–No necesitaba manejar tres horas para saber eso. Lo estoy intentando. –Sabía que se mostraba impaciente. Así era como se sentía.
–¿Qué es lo que has intentado?
–Casi todo. Una adecuada organización del tiempo. Establecer una misión. Planeación estratégica. Reingeniería. Capacitación. Programas de calidad.
¿Por qué se quedaba mirándolo así?, ¿por qué estaba tan callada?, ¿pensaba que había hecho algo equivocado?, ¿que no había hecho lo suficiente? Continuó.
–Mandé a los ejecutivos a programas gerenciales, de los calificados como los mejores en Business Week. Contraté consultores, tipos de clase mundial con tarifas de clase mundial. Leí Fortune y la Revista de Negocios de Harvard. Hablé con mi jefe.
Ella se rió.
–¿Por qué hiciste todas esas cosas?
Su risa lo irritó. Sintió cómo los hombros se le ponían tensos. ¿Se estaba riendo de él?
–Funcionó anteriormente, ¿por qué no ahora?
Ella se puso seria.
–¿Qué quieres de mí?
La pregunta lo desconcertó. ¿Qué era lo que realmente quería? Trató de encontrar una respuesta. Su boca estaba seca.
–Mi trabajo es mi vida, siempre ha sido así. Es lo que siempre quise. Pero ya ha perdido el atractivo. Mi jefe se está poniendo inquieto. Es la primera vez que siento que vaya a fracasar en un trabajo.
–¿Por qué no está funcionando? –preguntó ella.
Él habló acerca de la necesidad de unidad, pero que las personas nunca se ponían de acuerdo. Dijo que debía tener una visión, pero que era incapaz de ver más allá de la siguiente semana. Le dijo que estaba perdido. Que todo parecía desmoronarse. Él nunca se había sentido así antes.
Ella dijo que ya había pasado por eso. Que lo entendía.
¿Dónde había estado ella?, ¿realmente lo entendía? Quería decir algo, pero no encontraba las palabras.
–¿Y tu espíritu? –le preguntó. Miró hacia la puerta. Quería salir corriendo. Respirar aire fresco. Alejarse de esa loca. Pero no pudo moverse–. ¿Espíritu? –tartamudeó.
–Sí, tu espíritu. –Hablaba con firmeza, con seguridad. Como si fuera una pregunta perfectamente normal. ¿Hablaba en serio?–. ¿Qué quieres decir?
–Espíritu. La fuerza interna que mantiene vivos el significado y la esperanza.
Empezaba a sentirse irritado. ¿Había sido un error ir a ese lugar?
–Un negocio es lo que tú quieres que sea –dijo ella con calma–. Si crees que es una máquina, lo será. ¿Un templo?, puede ser eso también. El espíritu y la fe están en el centro de la vida humana. Sin ellos, pierdes el camino. Vives sin entusiasmo. Avanzas a través de las acciones, pero no hay pasión.
Se sentía frustrado. Sintió cómo la ira iba creciendo en su interior. ¿Había manejado tres horas para esto? Con los dientes apretados le dijo lo que sentía.
–Mira, dirijo una organización, no un templo.
Los ojos de ella se posaron fijamente en los de él. Le sonrió.
–¿Con qué esperas dirigirla?, ¿más sudor?, ¿más control?, ¿más trucos y mañas?
–Quizá con algo de sabiduría. –No había sido su intención decirlo, pero lo dijo de cualquier modo.
–La sabiduría viene después. Primero tienes que ver dentro de tu corazón.
Volvió a sentirse irritado. Avergonzado. Sintió cómo la sangre le subía y enrojecía el rostro. ¿Por qué seguía ahí?, ¿por qué simplemente no se levantaba y se iba?
–Me recuerdas a mi madre –dijo despectivamente–. “Sigan su corazón”, siempre decía. En realidad nunca supo nada de negocios.
–¿Y tú? –le preguntó.
–Yo sí, claro.
–Entonces establece una nueva forma. Quieres ser un líder, ¿no?
Él asintió con tristeza. Ella continuó.
–El corazón del liderazgo está en el corazón de los líderes. Tienes que ejercer el liderazgo con lo que está en lo más profundo de tu corazón.
–¿Como qué?
–No puedo decirte lo que hay en tu corazón, ni tampoco querrías que lo hiciera. ¿Te gustaría que alguien te ofreciera una fruta y que la masticara antes de dártela? Nadie puede encontrar el significado por ti. Ni tus consultores, ni tu jefe, ni la Revista de Negocios de Harvard. Solo tú sabes lo que hay en tu corazón.
Sintió una punzada en el pecho. ¿Era coincidencia? Sabía que había estado trabajando demasiado duro.
–No es lo que esperabas –dijo ella.
–Para nada.
–¿Se siente raro?
Tenía razón. Al parecer, sabía todo.
–Quizá un poco –admitió, deseando no haberlo hecho.
Ella sirvió más té.
–Has estado en situaciones incómodas con anterioridad, ¿no?
–Seguro.
–¿Has aprendido de ellas?
Trató de revisar todas sus situaciones incómodas. Se dio por vencido. Eran demasiadas.
–Generalmente –dijo.
–Bien. Entonces, ¿continuamos?
Continuar... ¿Con qué?, ¿con esta conversación sin sentido? A pesar de eso, ella parecía tener algo. Algo que él no lograba captar.
–Quizá. No estoy seguro.
–¿Quieres tiempo para pensar?
–Una caminata, quizá.
–Ve al jardín. Podremos hablar más a tu regreso.
Capítulo 2
El corazón humano es más que una bomba
La caminata lo ayudó bastante. Una oportunidad para clarificar su cabeza. Le habían dicho que ella era buena. Muy buena. Pero para él no tenía mucho sentido. Estaba fuera de la realidad. “Hablar más”, le había dicho. ¿De qué?
La encontró leyendo en el estudio.
–Mira –dijo él–, el corazón y el espíritu pueden esperar. Ahora tengo otros problemas.
Levantó los ojos del libro.
–Quizá ese es tu problema.
Apretó la mandíbula. Estaba cansado de esos juegos. Lo escupió:
–¿De qué demonios estás hablando?
–De ti –se detuvo, mirándolo–. Tú eres un hombre de decisiones, quien logra que las cosas se hagan.
–Sí. –Parece que empieza a entender, pensó.
–Ves más allá de las cosas. Eres un buen analista.
–Cierto.
–Tienes el control. Estás en la cumbre.
–Es una de mis fortalezas. –Empezaba a sentirse mejor. Ella empezaba a entenderlo.
–Quizá una de tus mayores debilidades.
¿Era una trampa? Él odiaba la debilidad. Sintió que la cara se le enrojecía de nuevo. Con dificultad podía controlar su rabia.
–Mira, soy un administrador, no un trabajador social. Hay que ser duro para estar al frente.
–¿Hasta qué punto eres duro?
¿Por qué no lo entendía? Ponla en su lugar y sal de ahí.
–Me habían dicho que podrías ayudarme. Obviamente fue un mal consejo. Estás fuera de contexto. Perdiendo mi tiempo. Eres...
Ella rió amablemente.
–¿El tuyo?
–Discúlpame –dijo él–, no era mi intención ofenderte. –¿Por qué se disculpaba? Ella era quien tenía que hacerlo.
–¿Estás tratando de ahuyentarme? –preguntó ella.
Tenía razón. Se estaba acercando demasiado. Había desencadenado un viejo patrón. Cuando él se sentía vulnerable, atacaba.
–Está bien. Estoy desanimado. Cansado. Estoy buscando ayuda.
–Quizá tu cabeza y tus manos te han llevado tan lejos como les fue posible. Considera una nueva ruta. Un viaje a tu corazón. Tu corazón es más que una bomba. Es tu centro espiritual. El corazón es coraje y compasión. Sin él, la vida está vacía, sola. Siempre estás ocupado, pero nunca pleno.
Él sintió temor, pánico. Quería protestar, pero no encontraba las palabras. Después sintió un golpe, justo en la boca del estómago. Quizá ella tenía razón.
–Has tenido un día pesado –dijo ella.
Él asintió.
–Descansa. Hablaremos más en la mañana.