Colaboradores

María Laura Bocaz Leiva es profesora asociada de la Universidad de Mary Washington, en Virginia, Estados Unidos. Obtuvo su Licenciatura en Letras, mención Lingüística y Literatura Hispánicas; Pedagogía en Lenguaje y Comunicación para la Enseñanza Media en la Pontificia Universidad Católica de Chile; su maestría y doctorado en la Universidad de Iowa. Trabaja desde el 2005 con los materiales de archivo de José Donoso, particularmente con su correspondencia personal y diarios de escritura. Ha publicado su trabajo de investigación centrado en materiales de archivo en Revista Iberoamericana, Taller de Letras, Anales de Literatura Chilena y Variaciones Borges. Actualmente se encuentra trabajando en un libro centrado en el proceso de escritura de El obsceno pájaro de la noche.

Daniela Buksdorf Krumenaker es candidata a doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile, magíster en Letras PUC y en Literatura Comparada por la Universidad Adolfo Ibáñez. Profesora de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. Sus áreas de investigación son la narrativa chilena del siglo veinte (particularmente la obra de José Donoso y Mauricio Wacquez), y la literatura poscolonial contemporánea, temas sobre los que ha publicado artículos académicos y ha participado en diversos congresos nacionales e internacionales.

Gonzalo Campos Dintrans es profesor asistente de la Universidad de Mary Washington, en Virginia, Estados Unidos. Obtuvo su Licenciatura en Letras con mención en Lingüística y Literatura Inglesa y la Pedagogía en Lenguaje y Comunicación para la Enseñanza Media en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Obtuvo un M.A. en Lingüística y un PhD en Adquisición de Segunda Lengua en la Universidad de Iowa. Es coautor de diversos artículos sobre aspectos morfológicos y sintácticos en hablantes de una segunda lengua y de pedagogía en español para hablantes de inglés.

Carl Fischer es profesor asociado del Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas y del Instituto de Estudios Latinos y Latinoamericanos de la Universidad de Fordham (Bronx, Nueva York, Estados Unidos). Doctor en español y portugués de la Universidad de Princeton. Autor del libro Queering the Chilean Way: Cultures of Exceptionalism and Sexual Dissidence, 1965-2015 (Nueva York: Palgrave MacMillan, 2016). Actualmente se encuentra en el proceso de edición su libro Chilean Film in the Twenty-First Century World, en coedición con Vania Barraza (Detroit: Wayne State University Press). Es autor, además, de varios artículos y capítulos de libro sobre los estudios queer, el cine, la literatura y los estudios culturales chilenos y latinoamericanos.

Sharon Magnarelli obtuvo su PhD en la Universidad de Cornell. Actualmente es Professor of Modern Languages en la Universidad de Quinnipiac en Estados Unidos. Es autora de numerosos artículos académicos sobre narrativa y teatro, y de cuatro libros: The Lost Rib: Female Characters in the Spanish-American Novel (1985), Reflections / Refractions: Reading Luisa Valenzuela (1988); Understanding José Donoso (1993); Home Is Where the (He)art Is: The Family Romance in Late Twentieth-Century Mexican and Argentine Theatre (2008).

Fernando Moreno Turner es doctor de Tercer Ciclo en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos por la Universidad de Paris III (Sorbonne Nouvelle, 1980) y doctor de Estado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Poitiers, (1996). Fue profesor del Departamento de Literatura de la Universidad de Chile de Valparaíso (1971-1973). Con posterioridad ejerció labores de docencia en la Universidad de Poitiers, Francia, primero como profesor asistente (1974-1984), luego como profesor titular de Literatura Hispanoamericana (1985-1996) y finalmente como catedrático de Literatura Hispanoamericana (1997-2013). Actualmente es profesor emérito de esa misma universidad. Fue también secretario científico (1985-2000) y director del Centro de Investigaciones Latinoamericanas de la Universidad de Poitiers (CRLA-Archivos, 2001-2013). Entre sus principales líneas de investigación se cuentan “La ficcionalización de la Historia en la narrativa chilena y latinoamericana”, “Las representaciones literarias de la violencia política y social y la novela de la dictadura en Hispanoamérica”, “Lo fantástico y lo político en la literatura latinoamericana contemporánea”, “El análisis textual de los discursos narrativos y poéticos hispanoamericanos”.

Autor de más de un centenar de trabajos, capítulos de libros y artículos sobre la poesía y la narrativa hispanoamericanas y chilenas contemporáneas publicados en revistas especializadas en Francia, Europa y América latina. También ha escrito varios libros y ha editado textos colectivos.

Andrea Ostrov es profesora regular a cargo de Problemas de Literatura Latinoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) e investigadora independiente de Conicet. Se desempeñó como Visiting Professor en la Università degli Studi di Padova, en la Università degli Studi di Verona y en la Università degli Studi di Milano. Es autora de los libros El género al bies: cuerpo, género y escritura en cinco narradoras latinoamericanas (Alción, 2004) y Espacios de ficción. Espacio, poder y escritura en la literatura latinoamericana (Eduvim, 2014). Editó además Alejandra Pizarnik/León Ostrov: cartas (Eduvim, 2012) y coordinó el volumen Cuerpos, territorios y biopolíticas en la literatura latinoamericana (NJ, 2016). Sus principales líneas de investigación se refieren a las representaciones de las corporalidades disidentes (travestismo, enfermedad) y a las vinculaciones entre cuerpo, escritura, espacio y poder en la literatura latinoamericana.

Ángela San Martín Vásquez es profesora e investigadora del Departamento de Inglés de la Universidad Alberto Hurtado. Doctora en Literatura Comparada de Pennsylvania State University. Actualmente, se encuentra en proceso de edición de su traducción al inglés de la colección de ensayos La pequeña voz del mundo de la poeta Argentina Diana Bellessi.

Retrato de José Donoso ©Luis Poirot.

EL LUGAR SIN LÍMITES

José Donoso

Edición crítica: María Laura Bocaz Leiva

Ediciones Universidad Alberto Hurtado

Alameda 1869 · Santiago de Chile

mgarciam@uahurtado.cl · 56-228897726

www.uahurtado.cl

Esta edición crítica fue sometida al sistema de referato ciego.

ISBN libro impreso: 978-956-357-227-8

ISBN libro digital: 978-956-357-228-5

© Herederos de José Donoso representados por Natalia Donoso a través de Agencia Balcells.

Se agradecen las facilidades dadas por la sucesión.

© María Laura Bocaz Leiva, edición crítica y notas, y los artículos “José Donoso

y El lugar sin límites: hitos de una travesía escritural” y “El lugar sin límites de José Donoso:

avatares y periplo editorial de una ‘nouvelle’”.

© Severo Sarduy, representado por Agencia Balcells, “Escritura/Travestismo”.

© Fernando Moreno, “La inversión como norma. A propósito de El lugar sin límites”.

© Sharon Magnarelli, “El lugar sin límites: límites, centros, y discurso”, traducción de

Ángela San Martín.

© Andrea Ostrov, “Espacio y sexualidad en El lugar sin límites de José Donoso”.

© Carl Fischer, “José Donoso y las masculinidades monstruosas de la reforma agraria chilena”.

© Daniela Buksdorf Krumenaker y María Laura Bocaz Leiva, Cronología y Bibliografía.

Coordinadora Colección Literatura: Betina Keizman

Coordinador Colección Biblioteca chilena: Juan José Adriasola

Dirección editorial: Alejandra Stevenson Valdés

Editora ejecutiva: Beatriz García-Huidobro

Diseño interior y portada: Alejandra Norambuena

Diagramación digital: ebooks Patagonia
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Imagen de portada: Retrato de José Donoso, fotografía de Luis Poirot. “Termas de Jahuel”, 1930. Archivo Fotográfico Museo Histórico Nacional.

Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

La colección Biblioteca chilena publica una serie de obras significativas para la tradición literaria chilena en nuevas ediciones realizadas por un conjunto de académicos especialistas en literatura. En cada volumen se fija el texto con criterios estables y rigurosos, se proporciona un amplio aparato de notas y se ofrece un conjunto de materiales complementarios que garantizan una recepción informada por parte del público.

El objetivo de Biblioteca chilena es fomentar la relectura, valoración y difusión de los autores fundamentales del canon nacional, abriendo de este modo nuevas formas de apropiarse culturalmente de un conjunto de obras literarias en las que se despliega una versión relevante de la identidad y paisaje simbólico que denominamos Chile.

Cada volumen contiene:

· Un estudio crítico, redactado especialmente para la edición por un connotado académico, que proporciona la valoración e interpretación globales del texto.

· La historia del texto y sus criterios editoriales.

· La obra.

· Un dossier con los artículos más relevantes que se hayan publicado acerca de ella.

· Un cuadro cronológico.

· Una completa bibliografía de y sobre el autor.

El propósito final de Biblioteca chilena es conectar a las instituciones académicas con la comunidad, para animar de este modo un diálogo de largo plazo y consecuencias fecundas al poner nuevamente en el tapete la tradición literaria de nuestro país.

Índice


Introducción

José Donoso y El lugar sin límites: hitos de una travesía escritural María Laura Bocaz Leiva

Historia del texto y criterios editoriales María Laura Bocaz Leiva

El lugar sin límites

Dossier

Escritura y travestismo Severo Sarduy

La inversión como norma. A propósito de El lugar sin límites Fernando Moreno

El lugar sin límites: límites, centros y discurso Sharon Magnarelli, traducción de Ángela San Martín Vázquez

Espacio y sexualidad en El lugar sin límites de José Donoso Andrea Ostrov

José Donoso y las masculinidades monstruosas de la reforma agraria chilena Carl Fischer

Cronología. Daniela Buksdorf Krumenaker y María Laura Bocaz Leiva

Bibliografía. Daniela Buksdorf Krumenaker y María Laura Bocaz Leiva

Colaboradores

INTRODUCCIÓN

José Donoso
y El lugar sin límites:
hitos de una travesía escritural

María Laura Bocaz Leiva

Primera edición de El lugar sin límites de la editorial Joaquín Mortiz, en la prestigiosa “Serie del volador”, 1966.

José Donoso y El lugar sin límites: hitos de una travesía escritural

María Laura Bocaz Leiva


Los inicios de un oficio1

José Donoso Yáñez (1924-1996) —Pepe para tantos amigos, familiares y fieles lectores— señaló en uno de los múltiples testimonios a los que hoy podemos recurrir para acercarnos a sus recuerdos sobre su obra y oficio de escritor, que su primera incursión en la escritura fue un drama escrito a los doce años (Review 14). A diferencia de ese guion teatral, a estas alturas mítico, que desde el recuerdo del propio autor parece augurar su trabajo con la compañía Ictus en la década del 80, sabemos con certeza que sus primeras publicaciones fueron dos cuentos escritos en inglés y publicados fuera de Chile.

“The Blue Woman” (1950) y “The Poisoned Pastries” (1951) aparecieron en la revista MSS que Donoso coeditó cuando era estudiante en la Universidad de Princeton entre 1949 y 1951. Robert V. Keeley, en una nota del número que titula MSS reedited, publicado en 1998 en honor a Donoso y al escritor Walter Clemons Jr., recuerda su trabajo codo a codo con su entonces vecino en la residencia South Edwards Hall, de la Universidad de Princeton (traduzco):

Me pidieron que me hiciera cargo de la revista MSS a partir del otoño de 1950, a pesar de ser un outsider, ya que un número considerable de escritores de MSS se estaban graduando y ninguno de los estudiantes de segundo y tercer año asociados a la revista estaba interesado en hacerse cargo de las tareas administrativas (…). Mi primera acción al tomar el cargo fue reclutar a José Donoso como mi mano derecha (…) el fuerte de su estrategia de venta era su persistencia, su habilidad para convencer a recelosos estudiantes de último año de que estarían cometiendo un grave error si lo rechazaban (…). Por sí solo José vendió más de 200 suscripciones, más que todos los otros miembros de la revista combinados. (…) tuvimos que decidir qué publicar en esa primera edición de noviembre de 1950. Teníamos pocas entregas en la mano, la mayoría de poesía, casi todas de regular calidad, a excepción de un par extremadamente vanguardistas y de sonetos bastante sui géneris (…). José y yo, sin duda sacando provecho de nuestro estatus de administradores, propusimos al grupo que publicáramos algunas de nuestras propias prosas (5-8).

Si bien estos dos relatos no fueron incluidos en diferentes volúmenes que reunieron sus cuentos entre mediados de los cincuenta y principios de los setenta, sí aparecieron en Literary Review (1950, 1951) y dos décadas más tarde, en la revista Chasqui (1972)2.

La entrada de Donoso en el escenario de las letras nacionales a mediados de los 50 se vio determinada por tres hitos. Primero, la inclusión de su cuento “China” en la Antología del nuevo cuento chileno de Enrique Lafourcade, publicada en 1954. Este volumen reunía todos los cuentos que participaron en las “Jornadas del Cuento en Santiago” organizadas por el propio Lafourcade en 1953, dando origen a lo que se denominó la Generación del 503. Al año siguiente, la publicación de su primer volumen de relatos Veraneo y otros cuentos (1955), el que si bien le valió la obtención del Premio Municipal para cuentos en 1956 así como la aprobación del crítico Alone (Historia personal del “boom”, 34), fue rechazado en primera instancia por Zig-Zag, Nascimento y Pacífico, hasta que finalmente fue aceptado por Editorial Universitaria. Donoso recalca en diversos testimonios las dificultades asociadas a la publicación de este, su primer volumen de cuentos, y la preventa por medio de diez amigas de una centena de ejemplares. Cito Historial personal:

Apareció mi libro sin pie de imprenta: mil ejemplares con una portada de Carmen Silva. Se repartieron los volúmenes suscritos y comenzó la campaña heroica para vender el resto de los ejemplares (…) el crítico Alone (Hernán Díaz Arrieta), cuya crónica literaria semanal en El Mercurio era entonces todopoderosa, me dio el espaldarazo oficial: se habló de mí y logré triunfalmente vender los mil ejemplares (34).

El tercer hito, y sin duda el más definitorio para su carrera como novelista, fue la publicación de Coronación en 1957. Esta vez en la prestigiosa Editorial Nascimento, con portada del pintor chileno Nemesio Antúnez. Si bien la novela gozó de éxito inmediato, a juzgar por Historia personal del “boom”, su publicación tampoco estuvo exenta de dificultades: “Cuando buscaba editor para Coronación, aun después de haber obtenido el Premio Municipal con mis cuentos y cuando ya algún escritor más joven que yo me reconocía en un bar, Zig-Zag no se atrevió a publicarla” (Historia personal, 35).

Además de ser su primera novela, Coronación inaugura su entrada al mercado de habla inglesa tras ser galardonada en 1962 con el Premio Ibero-Americano de Novela otorgado por la Fundación William Faulkner. El premio propiciaba tanto la traducción al inglés así como la publicación de la novela en Estados Unidos. Para ser nominadas por los tres jueces, quienes no podían ser mayores de 25 años, las novelas debían haber sido publicadas a partir de la Segunda Guerra Mundial, y no estar traducidas al inglés4.

Un par de relatos más sucedieron a Coronación: “Pasos en la noche”, dedicado a su entonces novia María Pilar Serrano, el que apareció en español, portugués e inglés en la revista Américas en 1959. El charleston y otros cuentos (1960) que combinaba el relato entonces inédito “El charleston” con otros que ya habían sido publicados: “Ana María” y “El hombrecito” publicados en 1956 por la Editorial Guardia Vieja en una edición limitada titulada Dos cuentos. “La puerta cerrada” de 1959 y “Paseo” que apareció en el número 261 de la revista Sur ese mismo año. Zig-Zag, por su parte, reunió en 1966 Los mejores cuentos de José Donoso. Si bien este último comprendía la mayoría de los relatos de Donoso, excluyó tanto “Pasos en la noche” como los cuentos publicados originalmente en inglés al inicio de su carrera.

Paralelamente, a partir de marzo de 1960, Donoso desarrolló su trabajo periodístico con la revista Ercilla (García-Huidobro, 18), transformando lo que debía ser una tradicional nota periodística en un periodismo literario:

Quizás para Lenka Franulic, Donoso era un periodista demasiado literario, lo que lo convertía no sólo en un colaborador difícil de manejar sino en un no periodista. Lo que Franulic ignoraba es que Donoso anticipaba y desarrollaba casi en forma paralela un estilo que luego se constituirá en algo así como la gran renovación del periodismo del siglo XX. Se trata del llamado Nuevo periodismo que empieza a realizarse en Estados Unidos en los primeros años de los sesenta. Mientras Donoso en Chile ponía en aprietos a su editora, más o menos en la misma época Norman Mailer, Truman Capote y Tom Wolfe entre otros, deben haber hecho lo mismo con los suyos (García-Huidobro, 25)5.

El lugar sin límites, Este domingo y El obsceno pájaro de la noche: la tríada del 60 y el boom

En un período de cinco años, Donoso publica tres novelas. Sus materiales de escritura custodiados en los archivos de las universidades de Iowa y Princeton6, confirman los testimonios del escritor: las dos ficciones del 66 se escriben y publican en pleno boom y paralización creativa de su novela más ambiciosa en términos de experimentación formal, El obsceno pájaro de la noche (1970). En estas tres novelas, el lector donosiano es testigo de múltiples ecos que oscilan desde la reiteración de “redoma”, de una caja de Masawattee que ya no guarda té en hojas, de cómplices matas de hortensias al fondo de un jardín, de paredes pretéritas empapeladas una y otra vez con papel de diario, hasta el mítico pasaje de los cuatro perros negros que la crítica ha atribuido al fragmento que según Donoso, un día desgajó de las múltiples versiones mecanografiadas del Obsceno pájaro, dando inicio al período de escritura de la que resultaría ser su primera novela publicada fuera de Chile7.

José Promis Ojeda, en su apreciación global de la obra de Donoso, señala con exactitud en 1975 el hito que conforma la esperada y accidentada publicación de El obsceno pájaro de la noche: “Con esta novela se cierra y se cumple un ciclo, más allá del cual no existe otra posibilidad expresiva (…) la novela de Donoso es el broche que cierra una etapa, después de la cual sólo cabe cambiar de rumbo” (31)8.

Efectivamente, dos años más tarde, Donoso no publica una novela sino su Historia personal del “boom”. Haciendo uso del “género ‘historia personal’” acuñado por Alone en 1954 a partir de su Historia personal de la literatura chilena (34). En él, Donoso se propone hablar de lo que califica como un “fenómeno literario” de difícil definición. Dar su “testimonio personal” sobre las obras publicadas en los sesenta, compartiendo “cómo las sentí” y “las sigo sintiendo”, “contar de qué manera vi sobrevenir los cambios desde el ángulo que a mí me tocó, y qué carácter tuvieron para mí esos cambios” (18). A pesar de y por su carácter de testimonio personal, este recuento se transformó en una de las principales referencias que abordan ese fascinante y controversial período de la historia literaria y cultural de América Latina. Así, a casi cinco décadas del período que asociamos con el boom, la Historia personal de Donoso constituye uno de los “insustituibles materiales básicos para el estudioso del movimiento de renovación de la literatura latinoamericana” (Joset, 101), codeándose sin tapujos con “El boom en perspectiva de Ángel Rama” (1979) y El BOOM de la Literatura Latinoamericana (1972), de Emir Rodríguez Monegal9.

A simple vista pareciera que Donoso se unió tardíamente al boom si se tiene como referencia que El obsceno pájaro de la noche logra ser publicado en 1970 (tras sortear la censura franquista y los problemas de una Seix Barral irremediablemente escindida), y que Historia personal no aparece hasta 1972, cuando a juicio del propio Donoso ya se reclamaba la superación del cuestionado período por un nuevo ciclo. El estudio de su correspondencia personal, sin embargo, devela a un Donoso que fue tempranamente incorporado a la plataforma y maquinaria del boom sobre todo por dos de sus principales agentes: Emir Rodríguez Monegal y Carlos Fuentes. El crítico uruguayo se ocupa de gestionar la difusión de la obra del escritor chileno en los cursos que impartía a mediados de los 60, por ejemplo, en Harvard: “Tengo un alumno escribiendo un paper sobre tus narraciones. Ya oirás de él”; “Ya propuse a la gente del Departamento de Romance Languages and Literatures que te invite a venir aquí, a dar una conferencia… Todos están encantados con la idea de que vengas y quieren saber cuándo sería posible” (Bocaz, 1055). Una vez que Mundo Nuevo se concreta —revista que funda y dirige en París entre 1966 y 1968— se ocupa de gestionar la difusión de la obra del escritor chileno en esta y otras revistas. Tanto en Mundo Nuevo en 1967 como en la revista Review que coedita en 1973, se observa la dedicación de secciones completas a la narrativa de Donoso. El número de Review incluye la traducción al inglés de “Escritura/Travestismo” por Severo Sarduy, indiscutido punto de partida del debate crítico de El lugar sin límites, así como de la conocida entrevista conducida por el propio Rodríguez Monegal, “José Donoso: la novela como happening10.

Carlos Fuentes, por su parte, escritor a quien Donoso calificó de cuasi encarnación del boom en su Historia personal (68), también apoyó el trabajo de Donoso, haciendo referencias explícitas a su obra en las múltiples entrevistas que daba, escribiendo reseñas y críticas que favorecieran su obra; aprovechando sus contactos, la experiencia y posición de su agente literario Carl Brandt, así como su propio conocimiento y manejo del medio editorial internacional para que la obra de Donoso circulara y fuera traducida. La influencia de Fuentes apuntada por Joset en 1982 a partir de su lectura crítica de Historial personal, se confirma con fuerza en el epistolario que une a ambos escritores: “Gracias a su ayuda y apoyo, la difusión de la narrativa de Donoso franquea los estrechos límites del pequeño mundo chileno, aún reducido… y alcanza un público continental” (98). Dos de las cartas más decidoras al respecto se encuentran entre el epistolario del escritor archivado en la Universidad de Iowa. En esta correspondencia de marzo de 1962, accedemos a las gestiones de Fuentes para que la primera novela de Donoso sea traducida:

Querido Pepe:

Ante todo al grano: mi agente en Nueva York ya está manejando “Coronación” y, aunque apenas está haciendo los rounds de lectura entre críticos bilingües, parece que se apunta cierta posibilidad de que Simon & Schuster se interese por la obra. Te tendré al tanto de lo que suceda, aunque ya sabes que en estos menesteres la paciencia es nuestra única coraza. Respecto de Francia, voy a tomarme un poco más de tiempo para asegurar la edición de Gallimard; los editores franceses solo funcionan a base de influencias personales, de manera que voy a esperar la visita de Juan Goytisolo a México en septiembre para encargarle personalmente la gestión (Bocaz, 1061).

En esta carta de octubre de 1964 se observa a un Carlos Fuentes decidido a hacer todo lo que esté a su alcance para que Donoso sea invitado a participar en el encuentro de intelectuales que se celebrará en Chichén Itzá:

Mi amigo Robert Wool, director fundador de la revista “Show” de Nueva York y actualmente presidente de la fundación interamericana para las artes, está organizando el tercer simposio de intelectuales y artistas de los EE.UU. y América Latina… le he insistido a Wool (a quien creo que tú conoces) en que invite una representación realmente buena de novelistas latinoamericanos. Llegamos a la conclusión de que los imprescindibles serían Cortázar, Vargas Llosa y tú, junto con los pintores, cineastas, arquitectos, etc. que vendrán (José Donoso Papers, University of Iowa).

No obstante lo anterior, resulta crucial destacar que de la mano de ese desarrollo e internacionalización de su obra y figura, Donoso también se convirtió gradualmente en un engranaje de la maquinaria que propició la circulación y reconocimiento de una fracción de la literatura latinoamericana en la década del 60. A partir de la correspondencia del escritor rescato un ejemplo que me parece particularmente decidor: su participación por invitación a ser coeditor de la revista Tri Quarterly en 1968, la que en sus números 13 y 14 ofreció una edición especial dedicada a la literatura latinoamericana contemporánea. Esta incluía una variada selección de textos traducidos al inglés por varios de los traductores que protagonizaron la renovación de la cara de la literatura latinoamericana en lengua inglesa, tales como Gregory Rabassa, Lysander Kemp y Lorraine O’Grady Freeman, esta última, responsable de la traducción de Este domingo. Así, a casi sesenta años del estruendo del boom, Donoso figura como uno de sus protagonistas mediante el recuento que ofrece su singular testimonio del período, su gestión en la circulación de la literatura latinoamericana, y como uno de los máximos exponentes de la Nueva Novela publicada durante este período.

España y el retorno a Chile

Tras su estadía en la Universidad de Iowa entre 1966 y 1967, donde fue el primer escritor latinoamericano en participar como profesor visitante del prestigioso taller de escritores de esta universidad, los Donoso decidieron radicarse en España, país donde publicó cuatro libros hasta su retorno a Chile en 1981: el volumen Tres novelitas burguesas (1973) y las novelas Casa de campo (1978), La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria (1980) y El jardín de al lado (1981).

Una vez en Chile, Donoso creó su mítico taller literario y colaboró con la compañía de teatro Ictus. Carlos Franz, uno de los tantos participantes en el taller, recuerda que los asistentes se reunían cada martes de seis a ocho de la tarde en el estudio del escritor, ubicado en la mansarda de la casa en Galvarino Gallardo, en compañía del “atril que sostenía el diccionario de uso del idioma de María Moliner” y de “las teclas de su máquina de escribir”. En una breve nota periodística publicada en 1982 en la Revista Providencia, dedicada a los talleres literarios de la comuna, el encargado de la sección —Carlos Iturra— le preguntó a Donoso cómo se sentía de maestro “según la calificación de los miembros del taller”. Su respuesta, creo, resume a cabalidad el ejercicio que dejó una huella indeleble en sus participantes y que tuvo un rol fundamental en la gestación de la llamada Nueva Narrativa Chilena: “Mi vida ha sido ciento por ciento de escritor, y creo que puedo mostrarles en qué consiste, más o menos serlo”.

A la publicación de Poemas de un novelista en 1981, siguieron Cuatro para Delfina (1982) y La desesperanza (1986). Donoso hablaba con cariño y satisfacción de sus años de trabajo con el Ictus, el que incluyó la escritura en colaboración con la compañía de Sueños de mala muerte (1982), así como la adaptación teatral —en colaboración con Carlos Cerda— de su tercera novela Este domingo, estrenada el doce de abril de 1990.

Los últimos años y el intento por rescatar lo póstumo

No fue sino hasta 1990 que Donoso recibió el Premio Nacional de literatura. Para entonces ya había sido honrado con múltiples reconocimientos sobre todo en España —Premio Pedro Oña (1969), Premio de la Crítica (1978), Comendador de la Orden de Alfonso X el Sabio (1987); Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno Francés (1986)—. En sus últimos seis años de vida siguió dedicándose incansablemente a la escritura, viajando, dando charlas, entrevistas y publicando sus tres últimas novelas: Taratuta. Naturaleza muerta con Cachimba (1990), Donde van a morir los elefantes (1995) y su fascinante Conjeturas sobre la memoria de mi tribu (1996).

Su sobrina Claudia Donoso, en una entrevista recuerda con admiración cómo hasta el final de su vida, José Donoso subía a la guardilla a escribir: “A mí me impresionaba mucho verlo subir una escalera que era bastante empinada… cuando ya estaba muy enfermo, y verlo subir con unas ganas de llegar allá arriba y ausentarse del mundo y ponerse a escribir y a inventar… si él no escribía, él no era nada”.

Al año siguiente de su fallecimiento en Santiago de Chile, el 7 de diciembre de 1996, se publicaron Nueve novelas breves y El mocho. Diez años después, su hija Pilar Donoso publicó con el título de Lagartija sin cola (2007), un texto abandonado por Donoso y que formaba parte de la colección de Princeton, archivo donde Pilar trabajaba para la escritura de su proyecto Correr el tupido velo publicado finalmente por Alfaguara en el año 2009. La edición de la novela estuvo a cargo de Julio Ortega quien en su nota introductoria la presenta como “una edición recuperada de la novela”, editada a partir de “una leve revisión del manuscrito” (7).

En una breve entrevista que Donoso dio en su segundo paso por la Universidad de Iowa en 1991, publicada en la revista de estudiantes del departamento de lenguas, Torre de papel, un entrevistador anónimo le preguntó a Donoso cuál es a su parecer el rol del escritor latinoamericano en su sociedad. Donoso categóricamente responde (traduzco): “Ser un buen escritor. Eso, creo yo, es lo más importante. Todo lo demás no tiene sentido” (47)11.

El lugar sin límites eje en la obra donosiana

El lugar sin límites ocupa un lugar determinante en el desarrollo de la obra de José Donoso. Jaime Concha la instaura como el núcleo de la “etapa mexicana”, fase a la que considera crucial dentro de una obra que en una primera etapa se desarrolla entre dos polos claramente identificables “desde los primeros cuentos… hasta su vasta y tecnificada narración de 1970” (97); “desde el realismo costumbrista, parcial de Coronación hasta el lenguaje internacional” de El obsceno pájaro de la noche; “desde el provincialismo estrecho de las letras chilenas a su consagración en EE.UU.” (95).

Dentro del contexto de la recepción de su obra, El lugar sin límites es sin duda una de las novelas que ha producido mayor interés por parte de la crítica. Rubí Carreño alumbra cómo fue recibida inicialmente por la crítica nacional: “Es notoria la ambigüedad con que fue recibida en Chile El lugar sin límites… Esta se observa tanto en las evaluaciones del éxito de su autor como en las de su estilo y temática. Y sobre todo, en el placer/desagrado que la obra produciría” (117). Efectivamente, poco a poco esta novela “desagradable” aunque “un hito importante” en “el proceso y contenido de la novela hispanoamericana de la tierra” —en palabras de José Promis Ojeda— alejada de la novela rosa que sirve “para llenar las horas de un plácido fin de semana” —según Raúl Silva Castro— capta inexorablemente, la atención de la crítica (Carreño, 118).

Ese acaparamiento de la atención crítica que resulta evidente a principios de los noventa (Magnarelli 67) no cesa en el siglo XXI. Como se puede ver en la apreciación que hace Jaime Concha de la novela en el 2001, gran parte de su seducción recae en la Manuela, “homosexual, travesti: desde la aparición de LSL ha polarizado, hasta monopolizado, la atención de la crítica” (101). El corpus que se inicia en 1967 y que tiene un momento de inyección crítica en 1968 con el texto de Severo Sarduy, presenta al menos tres ciclos de lecturas. El primero, liderado por las propuestas del escritor-crítico cubano (1968) y de Fernando Moreno (1975) a partir de la inversión como eje interpretativo. Un segundo, marcado por una perspectiva psicoanalítica (Hernán Vidal, 1972) o por la interpretación de elementos específicos en el mundo narrado, tales como el motivo de la máscara, el disfraz o la manifestación de lo carnavalesco en la novela (Hortensia Morell, 1982; Myrna Solotorevsky y Ricardo Gutiérrez Mouat, 1983). El tercero, aquel que surge en los 90 y que paulatinamente comienza a renovar en forma significativa las lecturas de esta novela a la luz de los estudios de género y sexualidades, ofreciendo nuevas zonas de interpretación y proponiendo análisis diametralmente diferentes de, por ejemplo, el (des)encuentro sexual de la Manuela y la Japonesa Grande la noche de la apuesta. Contrástese, por ejemplo, el “dejarse seducir” de la Manuela propuesto por Schulz en 1990 (233) con la lectura de violación de Sifuentes-Jáuregui siete años después (44). Del motivo tras la búsqueda obsesiva de Pancho Vega de la Manuela, “escapar al absurdo de su existencia” de Schulz (235) versus “the desire for the drag queen” de Sifuentes-Jáuregui (56-57). A través de este nuevo lente crítico el deseo homoerótico entra en escena, la Manuela es loca-lizada y las lecturas hechas en otros momentos críticos se problematizan. Para Berta López Morales, a pesar de su desenlace trágico, donde asumimos que la Manuela muere producto de la golpiza propiciada por Pancho y su cuñado Octavio, “El lugar sin límites es una de las primeras novelas que coloca el tema de ‘la loca’ en el lugar de los llamados placeres ‘queers’ para la heterosexualidad, sin reidealizar la norma sexual hegemónica, que impugna por su violencia, intolerancia y dogmatismo” (94).

Así, en medio de ese espacio rural inmerso en la decadencia de un sistema latifundista que en su época de oro contaba con el burdel como espacio marginal de transgresión, “de comunión de todas las clases” (Vidal, 122), la Manuela se erige en personaje central, renovando con su irreverencia, deseo —y la temida atracción que despierta en la esfera homosocial masculina— las novelas del prostíbulo que Jaime Concha apunta, “corre ininterrumpidamente” en las letras nacionales, “desde Edwards Bello y Barrios por lo menos hasta Belmar, Rojas y mucho más” (101). Enriqueciendo a aquellas ficciones latinoamericanas que Rodrigo Cánovas subraya en los 60 y 70 tienen al burdel como “axis mundi”, “a cafiches y prostitutas como a sus héroes culturales más entrañables” (191). Sorprendiendo, también, por su anticipación:

El texto de Donoso, tan temprano en su expresión de las cuestiones de gender (Amícola, 26).

La novela (1966) es anterior al movimiento estudiantil de 1968, anterior también al famoso “motín de Stonewall”… y anterior a la Historia de la sexualidad de Michel Foucault. Esta es contemporánea a la película (1977), que, por su parte, es anterior a la posición crítica más apta para el análisis de la “perturbación genérica” decisiva del protagonista tal y como la encontramos en los escritos de Judith Butler. En su libro Gender Trouble (Routledge, 1990)… y su tesis de la construcción de los géneros y por ende de su carácter performativo (Ingenschay, 80).

Desde el punto de vista del proceso creador plasmado en los materiales de trabajo del escritor, El lugar sin límites constituye el receso productivo que le permitió retomar la escritura de El obsceno pájaro de la noche, estancada por una lucha cuerpo a cuerpo con numerosos borradores mecanografiados y diarios de trabajo. Las anotaciones en los cuadernos de trabajo sugieren que Donoso interrumpe definitivamente el proceso de composición de El obsceno pájaro de la noche para embarcarse en lo que hoy conocemos como El lugar sin límites, en diciembre de 1964. Esto es, a cinco años de las primeras anotaciones indiscutiblemente asociables al proyecto de “El último Azcoitía”. Basta un par de notas en su diario el 17 de diciembre de 1964, para asomarnos a la inquietud que entonces experimentaba Donoso producto de la dificultad de la escritura de su gran novela: “LO QUE MÁS ANSÍO, es terminar el todo, para poder, por fin, rehacer una cosa de principio a fin, que hace tanto tiempo que no hago, y que me hace tanta falta hacerlo” (NB 32: 18 José Donoso Papers, Universidad de Iowa); “sueño con el momento en que el 1st draft esté terminado y poder agarrarlo todo, entero, todo este material, y darle la forma que yo quiera. Sueño. Hace tantos años que no lo hago. Desde Santelices-1961. Lo que es terrible” (NB 32: 30-31, José Donoso Papers, Universidad de Iowa).

Más allá de agente desembotellante (Historia personal del “boom”, 114), sin embargo, los materiales de escritura de Donoso revelan que El lugar sin límites constituye el laboratorio escritural de El obsceno pájaro. Mediante su ejercicio creativo, Donoso ensaya e implementa técnicas de escritura en las que lleva hasta extremos no antes vistos en su narrativa, el empleo de la focalización y del punto de vista, la ambigüedad enunciativa y el empleo del discurso indirecto libre. La pluma se suelta, se arriesga en terreno menos pantanoso, y finalmente se logra la añorada ejecución de El último Azcoitía-Obsceno pájaro. Como apunta Philip Swanson en 1988, “From here to El obsceno pájaro it is but a short step” (66).

Por último, El lugar sin límites constituye la primera novela de Donoso en ser llevada al cine. La exitosa producción homónima, dirigida por el cineasta mexicano Arturo Ripstein, aparece once años después de la primera edición de la novela, en 197712. El guion fue encargado a Manuel Puig por el propio Ripstein en 1976. El escritor argentino seducido por los “personajes esperpénticos, larger than life” de Donoso (Delgado, 25), habría aceptado el reto rechazado en un inicio. Sin embargo, temeroso de los avatares impuestos por la censura pide que se elimine su nombre como guionista. Josefina Delgado explica que “al cambiar el director del Banco Nacional Cinematográfico, la película corría el riesgo de ser censurada. Ahí fue cuando Puig pidió que quitaran su nombre. El autor, como el narrador en las novelas de Puig, desapareció literalmente” (25). José Amícola, por su parte, permite acercarnos a la raíz de las reservas de Puig sobre el efecto que en su texto tendría la censura:

En rigor Puig se sintió molesto por lo que creyó podía implicar una pintura negativa de lo diferente sexual, dado que la situación que se vivía con la censura mexicana podía borrar una exhibición de homofobia que Puig quería se viese claramente en la película pensada para un público extenso… en 1990, quince años después del estreno del film, Puig explica en Madrid que había temido que la censura transformara la obra para su detrimento… “de liberadora la harían sexista y horrenda” (García Ramos, 1991: 91), y como no quería estar ligado a un “mensaje poco claro” (Ibíd.: 112) quitó preventivamente su nombre de los créditos (28).

A juzgar por el fragmento de un borrador tardío, encontrado en el escritorio de Puig donde ensaya la escena final del guion, el escritor barajó un final trágico para Pancho y Octavio quienes mueren devorados por los perros (Amícola, 29).

Es un honor contribuir mediante la edición crítica de esta novela que ocupa un lugar angular en la obra de José Donoso, al reconocimiento de uno de los grandes escritores de la literatura chilena y latinoamericana. Colocándola, mediante su inclusión en Colección Biblioteca Chilena, a más de medio siglo de su primera edición, a disposición de nuevas generaciones de lectores y marcos de interpretación.

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