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Akal / Universitaria / Historia contemporánea / 374

Giuseppe Vacca

Vida y pensamiento de Antonio Gramsci

1926-1937

Traducción: Antonio J. Antón Fernández

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Figura insoslayable del pensamiento político contemporáneo, en Antonio Gramsci confluyen el filósofo y el periodista, el historiador y el político, el crítico literario y cultural. Elegido diputado en abril de 1924 y secretario del Partido Comunista de Italia poco después, el genial sardo fue condenado por un Tribunal Especial fascista a veinte años de reclusión en junio de 1928. Tras años de malos tratos y confinamiento que acabarían por minar su frágil salud, falleció en Roma en 1937.

Es justamente en su última década de vida, años de prisión y aislamiento –salvo por las visitas de su cuñada Tatiana Schucht, salvo por Piero Sraffa–, distante la familia y cada vez más alejado de su partido, cuando Gramsci reconstruye, auxiliado por sus lecturas, todo un mundo intelectual, propio, que alumbrará los portentosos Cuadernos de la cárcel. Marxista heterodoxo, su arrojo intelectual, sus preocupaciones por el lenguaje, por la cultura, por las clases populares (subalternas), hacen de su obra, gestada en tan difíciles condiciones, un referente inexcusable para todas las izquierdas.

Giuseppe Vacca, a quien debemos algunas de las contribuciones más sobresalientes sobre Gramsci, combina magistralmente biografía y exégesis intelectual y política en esta obra, una admirable pesquisa sobre lo que Gramsci pudo pensar, pudo escribir, pudo escrutar.

Giuseppe Vacca (Bari, 1939) es presidente de la Fondazione Istituto Gramsci (Roma) y de la comisión científica encargada de la edición de los escritos de Antonio Gramsci.

Historiador del pensamiento político, ha consagrado numerosos estudios al corpus gramsciano, entre los que cabe destacar Gramsci e Togliatti (1991), Appuntamenti con Gramsci (1999) y Modernità alternative. Il Novecento di Antonio Gramsci (2017). Ha dirigido asimismo numerosas investigaciones de recuperación, y primeras ediciones, de las Cartas desde la cárcel y de los Cuadernos de la cárcel.

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Título original

Vita e pensieri di Antonio Gramsci (1926-1937)

© 2012 y 2014 Giulio Einaudi editore s.p.a., Turín

© Ediciones Akal, S. A., 2020

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4838-1

PREFACIO

El pensamiento de Antonio Gramsci ha influido en mis posiciones políticas y en las líneas de investigación que he seguido desde mis años de formación universitaria, pero no comencé su estudio sistemático hasta 1975, año de publicación de la edición crítica de los Quaderni del carcere, que les devolvía el orden cronológico. Leer los Cuadernos en su diacronía me persuadió definitivamente de la validez del criterio sugerido por Palmiro Togliatti para el estudio de Gramsci. En sus Appunti para el informe al primer congreso de estudios gramscianos, en enero de 1958, Togliatti escribía:

Gramsci fue un teórico de la política, pero sobre todo fue un político práctico, es decir, un combatiente […]. Toda la obra escrita por Gramsci debería tratarse partiendo de [esta] consideración, pero es una tarea que sólo podrá resolver aquel que haya profundizado lo suficiente en el conocimiento de los momentos concretos de su actividad como para reconocer de qué modo cada expresión y afirmación general de su doctrina se adecua a esos momentos concretos; y sea lo suficientemente imparcial como para saber resistirse a la tentación de hacer que prevalezcan falsas generalizaciones doctrinarias por encima del nexo evidente que une al pensamiento con los hechos y movimientos reales[1].

Cuando en enero de 1988 asumí la dirección de la Fondazione Istituto Gramsci –el único cargo político solicitado y especialmente deseado por mi parte–, me inspiré en estas indicaciones para elaborar un programa de trabajo generosamente compartido por los presidentes que han acompañado mi labor de dirección: Nicola Badaloni y Renato Zangheri. Un programa que no podría haberse concebido y aplicado sin el «consejo» de Franco de Felice y la aportación convencida y diligente de Silvio Pons. En el centro estaba el proyecto de una nueva edición crítica de los escritos de Gramsci: la Edizione Nazionale, que dio comienzo, con mucho esfuerzo, en 1998. Esta edición requería tanto un renovado esfuerzo por la recuperación de las fuentes, como la constitución de un equipo de investigadores ya experimentados o en vía de especializarse, que darían también vida a una nueva etapa de estudios gramscianos[2].

La investigación que ha originado este libro dio comienzo entonces y he recordado algunas de sus circunstancias para aclarar inmediatamente que ha exigido un trabajo de veinte años, no sólo mío sino de diferentes investigadores que han creado, por así decir, un «ambiente» propicio. Me parece útil, por tanto, relatar en pocas palabras su gestación. Durante la década de 1980 me convencí de la necesidad de impulsar una nueva etapa de estudios gramscianos por dos razones: la primera era la necesidad de disolver la singular paradoja merced a la cual, a la vez que la fortuna internacional de Gramsci se acrecentaba en progresión geométrica, en Italia arraigaba el convencimiento de que su pensamiento debía relegarse al olvido[3]. La segunda se originó en el desarrollo de mis estudios sobre los Cuadernos, de los que me pareció que surgían nuevas posibilidades de lectura que no merecían limitarse a una investigación individual[4]. Para materializarse en profundidad, esas posibilidades exigían no sólo la profundización del estudio diacrónico de los Cuadernos, sino también la reconstrucción de las vicisitudes políticas y humanas de Gramsci en sus años de cautiverio. En otras palabras, era necesario reconstruir la unidad de teoría y biografía, y esto, en lo que concierne al periodo de cárcel, exigía una cantidad ímproba de trabajo e investigaciones que nadie habría podido llevar a cabo por sí solo.

En 1977 Paolo Spriano había publicado Gramsci in carcere e il partito[5], una investigación pionera en la biografía del prisionero, que señalaba algunas cuestiones fundamentales: las sospechas de Gramsci sobre Togliatti por la carta de Grieco del 10 de febrero de 1928; el fracaso de los primeros intentos de liberación; el disenso respecto a la política de la Komintern y del PCI, sobre todo por el «giro» de 1929-1930. Pero su valioso libro no cambió la evolución de los estudios gramscianos, puesto que la escisión entre teoría y biografía ahondaba sus raíces no sólo en la carencia de fuentes, sino también en el devenir editorial de las Cartas y los Cuadernos, y en el insuficiente uso de las fuentes, disponibles desde hacía tiempo. A la historia de las ediciones de los escritos de Gramsci he dedicado algunas investigaciones desde 1991[6]. Sin embargo, para acercarnos al nacimiento de este libro, es útil recorrer la historia del epistolario gramsciano.

Los originales de las Cartas y de los Cuadernos fueron depositados definitivamente en 1936 en el Istituto Gramsci, y poco después el fondo comenzó a enriquecerse con nuevas adquisiciones, entre las cuales destacan las cartas de Tania. Togliatti, que supervisaba la preparación de la nueva edición de las Lettere dal carcere (Einaudi, 1965), escribía el 13 de enero de 1964 a Elsa Fubini:

Poseo […] las copias auténticas de las cartas, hechas por Tania. Se trata de las copias que recibimos los que estábamos en la emigración, y que fueron empleadas para las primeras publicaciones. Quizá sea el momento de hacer una comprobación de estas copias también. ¿Podrías encargarte tú de esta tarea? Después de la comprobación mi intención es entregar estas copias al Istituto Gramsci, porque está mal que las tenga yo. Además están en mi posesión las cartas auténticas de Tania a Antonio. También deberíamos hablar de ellas y del modo de emplearlas y conservarlas[7].

La carta contiene el testimonio de mayor autoridad sobre el modo en que se desarrollaba el tráfico epistolar de Gramsci: excepto sus cartas a Giulia, que Tania enviaba a Moscú a través del correo diplomático en su versión original, las otras, dirigidas casi siempre a ella, se copiaban y enviaban a través de Piero Sraffa a París, al Centro Exterior del partido. Tania hacía el mismo trabajo de copia o transcripción de las cartas que Sraffa le había enviado. Los originales de estas cartas, inicialmente en poder de Tatiana, también llegaron al Istituto Gramsci en 1963. Además, la carta de Togliatti a Fubini permite fechar el depósito en el Istituto Gramsci de las cartas de Tania y de las copias de las cartas de Gramsci y de Sraffa realizadas por ella; aproximadamente en el periodo inmediatamente posterior a su muerte (21 de agosto de 1964). Finalmente, en 1974 Sraffa donó al Istituto los originales de las cartas que Tatiana le había enviado. Por tanto, desde la década de 1960 se encontraba en el Istituto el corpus de la correspondencia gramsciana de los años 1926-1937, del que evidentemente también forma parte el carteo entre Tania y Sraffa. Pero tanto las cartas de Tania como las de Sraffa habían sido casi completamente ignoradas por los especialistas en Gramsci. Esa era la situación todavía en 1998, de modo que recibí con interés la petición de Aldo Natoli de editar el epistolario entre Gramsci y Tania.

La investigación de Natoli produjo sobre todo un libro importante, Antigone e il prigioniero. Tania Schucht lotta per la vita di Gramsci, y es necesario recordar los motivos que habían llevado a Natoli a emprenderla:

Con los años me he convencido [escribe Natoli en la presentación] de que una lectura de las Lettere dal carcere desconectada de lo realmente acontecido en el mundo moral y político del que Gramsci había sido arrancado, sólo puede servir para producir ensayos que decoren las antologías. Por ello he intentado reconstruir la correspondencia entre Tatiana y Gramsci, narrándola y reconstruyéndola palabra por palabra[8].

Siete años después, gracias a la infatigable dedicación de Chiara Daniele, aparecía el epistolario Gramsci-Schucht[9]; pero ya Antigone e il prigioniero había permitido que se «descubriera» la figura de Tania, rompiendo «un silencio, debido en gran medida al prejuicio intelectual y culturalmente patriarcal según el cual una oscura figura femenina cuenta poco o nada frente al gran intelectual y dirigente político, excepto en el plano, históricamente irrelevante, del cuidado afectivo y material»[10].

Mientras Natoli trabajaba en la correspondencia entre Gramsci y Tania, Valentino Gerratana recogió la propuesta del Istituto, que pretendía que editara la publicación de la correspondencia de Tatiana con Sraffa; pero no la publicó completamente, limitándose a complementar las cartas de Sraffa con amplias citas de las respuestas de Tania transcritas en las notas, para hacer inteligible el desarrollo de la correspondencia[11]. Por ello, al trabajar en este libro, he debido recurrir frecuentemente al archivo, volviendo a investigar toda la correspondencia. En el mismo periodo, sin embargo, ocurrió un hecho decisivo para la reconstrucción de la biografía del prisionero: en otoño de 1990, animado por el nuevo clima en la Unión Soviética tras la llegada de Gorbachov, Giuliano Gramsci me manifestó el deseo de escribir algo sobre su tía Tatiana y publicar las cartas de ella a su familia, que Giuliano guardaba en Moscú. Además, planeaba venir a Italia para realizar el trabajo, también con el objeto de encontrar la atmósfera más propicia para estimular su memoria. Vino junto a su hijo Antonio, invitados por el Istituto Gramsci y el Partito Democratico della Sinistra, y después de cuatro meses de intenso trabajo en colaboración con Mimma Paulesu, vieron la luz las Lettere ai familiari[12]. Tras llegar a Italia, Giuliano donó al Istituto Gramsci los manuscritos de las cartas de Tania, que no obstante sólo llegaban hasta finales de 1934. En 2003 Silvio Pons, tras las investigaciones llevadas a cabo en el Archivo Estatal Ruso de Historia Político-Social, se hizo con nuevos documentos que demostraban tanto la importancia de la correspondencia posterior de Tania con la familia Schucht como el profundo y tenso desacuerdo entre las hermanas Schucht y Togliatti sobre «la herencia literaria» de Gramsci[13]. La correspondencia entre Tatiana y la familia Schucht volvió a desembocar en la Fundación en 2005 y ha seguido llegando gracias a Antonio Gramsci Jr. después de la muerte de su padre (en julio de 2007), hasta completar el cuatrienio 1935-1938. Finalmente, me gustaría recordar la historia de la familia Schucht escrita por Antonio Gramsci Jr. entre 2008 y 2010. Esta arroja nueva luz, especialmente sobre la figura de Apollon Schucht, y nos permite conocer a grandes rasgos el ambiente cultural ruso con el que entró en contacto Gramsci en 1922-1923[14].

La correspondencia de Tatiana con su familia completa la documentación necesaria para reconstruir la vida de Gramsci desde el arresto hasta su muerte, aclarando sus dilemas y el destino de sus escritos. Si la correspondencia entre Sraffa y Tania está, por así decir, conectada a la de Tania con Gramsci, la correspondencia rusa de Tatiana se puede considerar un carteo anejo que, junto a los otros dos, nos ha permitido recomponer todo el corpus del epistolario gramsciano tal y como será publicado en la Edizione Nazionale de los escritos. Con todo, en el verano de 2007 me pareció que finalmente se podía reconstruir la vida de Gramsci en la cárcel sobre firmes bases documentales, y comencé la redacción[15].

Pero el conjunto de los citados carteos no agota las fuentes de mi investigación. Además del ensayo de Pons, querría recordar también los dos ensayos de Claudio Natoli sobre las campañas internacionales de 1932-1934 para la liberación de Gramsci, ricos en documentación procedente de los archivos de la Komintern, del PCI y de fuentes publicadas[16], y el de Leonardo Pompeo D’Alessandro sobre el «gran proceso» («processone»), que arroja luz, junto al resto de documentación, sobre aspectos hasta entonces ignorados o controvertidos sobre la evolución procesal de Gramsci[17]. Pese a todo, es en el epistolario donde late la vida y los pensamientos del prisionero, día tras día, y puesto que Tania y Sraffa fueron sus únicos intermediarios con el mundo exterior, el conjunto de la correspondencia citada permite fundir en un único relato los afectos privados y las vivencias políticas de Gramsci: las tormentosas relaciones con su mujer Giulia, la extraordinaria dedicación y dimensión moral de Tania; el sufrimiento de Gramsci por la separación de sus hijos y las hostilidades de Eugenia y Apollon Schucht hacia él; las relaciones de Giulia y de Tania con el NKVD y las dificultades políticas por las que tuvo que pasar toda la familia; las rupturas con los compañeros de Turi y los desacuerdos con el Centro Exterior del partido y con Togliatti; los intentos fallidos de liberación; el laberíntico recorrido hacia la libertad condicional, obtenida sin subscribir ningún menoscabo de su dignidad política y moral; los comportamientos de la Unión Soviética; la resistencia heroica a las lisonjas y trampas de Mussolini; el inaudito esfuerzo por fijar en los Cuadernos un pensamiento mediante el cual Gramsci proseguía su lucha política; y la descodificación del lenguaje epistolar empleado para transmitir su pensamiento a Togliatti. Además, en aquellos años Tania y Sraffa fueron figuras tan esenciales en todo aspecto y todo momento de la vida de Gramsci que no se habría podido narrar su drama sin reconstruir contextualmente su papel y algunos aspectos esenciales de su vida. Finalmente, el epistolario es una clave privilegiada para acceder a la lectura de los Cuadernos: en algunos casos sintetiza los contenidos, en otros acompaña su desarrollo o anticipa las líneas de investigación. Nos ha parecido, por lo tanto, que mediante su lectura cruzada con los Cuadernos se lograba materializar al menos en parte la sugerencia de Togliatti respecto al mejor modo de reconstruir el pensamiento de Gramsci. Lo hemos hecho limitándonos a los temas presentes o evocados en el epistolario, es decir, sin la ambición de exponer todo su pensamiento, pero consideramos que hemos logrado arrojar algo de luz sobre los aspectos fundamentales de la heterodoxia gramsciana: la visión de la política como lucha por la hegemonía y la revisión del «marxismo oficial», que constituyó el horizonte del programa de investigación de los Cuadernos.

Como he recordado al comienzo, empecé a estudiar sistemáticamente a Gramsci en la edición crítica de los Cuadernos y por ello, desde entonces, he pensado que debían leerse intentando reconstruir «el ritmo de su pensamiento en desarrollo». Pero en 1984 Gianni Francioni publicó los resultados de una larga investigación filológica y crítica con la que perfeccionaba los criterios de datación de los Cuadernos, ilustrando la forma de trabajo de Gramsci y proponiendo nuevas hipótesis sobre su estructura[18]. Siguiendo las conclusiones de Francioni, la Edizione Nazionale de los escritos de Gramsci ha adoptado nuevos criterios de agrupación de los Cuadernos –cuadernos de traducciones, misceláneas y especiales– y se ha inaugurado con la publicación de los Cuadernos de traducciones, excluidos de la edición Gerratana y casi completamente inéditos. Gracias a la Edizione Nazionale, o con ella, ha florecido una nueva fase de estudios que nos devuelven la filosofía de la praxis gramsciana en su especificidad[19], que reconstruyen la formación de su pensamiento evitando el riesgo de disolverlo en la genealogía de sus fuentes culturales[20], e investigan con rigor su difusión[21]. Entre los resultados de estas investigaciones, ampliamente utilizadas en mi trabajo, querría subrayar la articulación ya ampliamente compartida de la biografía de Gramsci en tres periodos (se distinguen de manera más clara los periodos que podríamos definir prebolchevique, bolchevique y posbolchevique), que permite dejar atrás las envejecidas disputas sobre la continuidad o discontinuidad del pensamiento de Gramsci entre el periodo anterior a la cárcel y los Cuadernos. No me parece que se pueda hablar de un pensamiento sistemático de Gramsci antes de la elaboración de los Cuadernos, y la invención de un nuevo léxico recalca las novedades especulativas. Sin embargo, sólo la unidad de filología, biografía y teoría nos podrá dibujar la figura de Gramsci en su totalidad y su carácter propio. El cruce del epistolario con los Cuadernos debe por tanto continuarse bastante más allá de los límites dentro de los cuales yo lo he vivido, y deseo que los resultados logrados animen a otros investigadores a ampliarlo y profundizarlo.

Esta modalidad de estudio excluye cualquier forma de teleologismo. Gramsci fue sobre todo un periodista y un agitador político que no nos ha legado «obras» sino, hasta 1926, miles de artículos periodísticos, en su mayor parte sin firmar; informes y documentos políticos, y un solo ensayo escrito para su publicación: Alcuni temi della quistione meridionale, finalizado poco antes del arresto[22]; y respecto al periodo de la cárcel nos ha dejado una gran cantidad de cartas y la enorme masa de anotaciones de los Cuadernos. Gramsci, por tanto, es un autor póstumo, que debe su fama al trabajo de tres generaciones de editores. La situación en la que vivió hasta 1926 y las condiciones a las que se redujo su vida en la cárcel habrían podido causarle la muerte en cualquier momento. Bastaría esta consideración banal para restar legitimidad a la lectura teleológica de sus escritos. También para evitar este riesgo, hemos distribuido en diferentes capítulos el relato de los eventos dramáticos que atraviesan toda la vida del prisionero –sobre todo los conectados a sus sospechas sobre la carta de Grieco y alrededor de la supuesta responsabilidad de Togliatti por su fallida liberación–, siguiendo fielmente los cambios que, con el tiempo, Gramsci experimentó en su forma de percibir estos eventos. Esto nos ha permitido arrojar nueva luz sobre sus sospechas y disolver los dilemas sedimentados. Espero que el desarrollo necesariamente más complejo de la narración no la haya lastrado demasiado.

Finalmente, el pensamiento de Gramsci está tan claramente condicionado por su biografía política y sentimental como para ser inteligible sólo en su historicidad. Es un pensamiento móvil y complejo que desanima toda forma de «ensayística» dirigida a moldearlo según las necesidades de las luchas políticas y culturales inmediatas. En junio de 1964, al reseñar la antología 2000 pagine di Gramsci, Togliatti escribía:

Hoy, cuando he ido recorriendo las páginas de esta antología, atravesadas por motivos diversos, que se entrelazan e incluso confunden, pero nunca se pierden, me ha parecido que la persona de Antonio Gramsci debe colocarse bajo una luz más viva, que vaya más allá de la historia de nuestro partido […]. Su juicio y su acción se insertan en los eventos de un periodo breve y en sectores bien delimitados de nuestra historia. Están hoy presentes en la investigación política, en las posiciones ideales y prácticas de nuestro partido. Pero que me perdonen los compañeros si digo que esto no es, a mi modo de ver, lo que más importa. Cuenta más que nada ese nudo, tanto de pensamiento como de acción, en el que están presentes y se entrelazan todos los problemas de nuestro tiempo[23].

El texto, que no contenía la emoción, se dirigía una vez más a dar una directriz de trabajo: considerar a Gramsci un clásico del siglo XX. La edición de los Cuadernos editada por Gerratana proporcionó el primer documento inapelable; el posterior trabajo filológico y crítico sobre los escritos de Gramsci ha confirmado definitivamente la condición de clásico que tiene su pensamiento.

Clásico es un autor que vive más allá de su tiempo y habla también a las generaciones por venir, pero la contemporaneidad de los interrogantes y de las motivaciones por las que nos asomamos a su pensamiento permite lecturas más fecundas en la medida en que su vida y sus escritos se colocan en su tiempo. Hacer que reviva su temporalidad es por tanto la premisa necesaria para comprobar también la capacidad de hablarnos. Historizar no es relativizar, ni mucho menos neutralizar. Cuanto más se historiza, más se multiplican y enriquecen las perspectivas de lectura de los textos. Desarrollando esta investigación, por tanto, me he propuesto contribuir a colocar a Gramsci en su tiempo. Por otra parte, hoy es posible proponer una historia de la vida y del pensamiento de Gramsci no sólo gracias a los documentos disponibles y al trabajo crítico y filológico que hemos acumulado, sino también gracias a la distancia que nos separa de su tiempo. A más de veinte años del final del comunismo es posible afrontar, con serenidad y con la pietas necesaria, los dramas y conflictos de su vida. Con este ánimo he escrito las páginas que siguen y espero que los resultados se adecuen a las intenciones.

He tenido la duda de que, al recorrer de nuevo pacientemente los momentos de la vida de Gramsci día a día, pudiera correr el peligro de caer en una «historiografía del hecho»; creo haber podido evitarlo porque sus vicisitudes personales, sean existenciales, políticas o sentimentales, se mueven sobre el fondo dramático de la gran historia (la historia de la «guerra civil europea»). Además, me parece que el riesgo de monotonía se ha exorcizado también gracias a la pluralidad de actores en esta historia, cuya correspondencia permite explorar los pormenores del alma y de la mente.

Queda por decir, respecto al último capítulo, que El destino de los «Cuadernos» es un título algo llamativo, pero creo que su publicación ha sido totalmente aleatoria y que, alcanzada ya una suficiente disponibilidad de documentos, quizá es obligatorio reconstruir su recorrido lleno de incógnitas, que se concluyó con la decisión de Stalin de confiarlos a Togliatti. La fama póstuma de Gramsci se debe sobre todo a los Cuadernos, y no podíamos dejar de documentar lo incierto de su suerte tras la muerte de Gramsci. Además, los eventos que se sucedieron entre la puesta a buen recaudo de los Cuadernos y el momento en que Togliatti comenzó a trabajar sobre ellos están hasta tal punto entretejidos con los conflictos que habían atravesado la vida del prisionero que detener el relato en el momento de la muerte no nos habría permitido resolver algunos problemas fundamentales de su biografía: la naturaleza de sus sospechas sobre la carta de Grieco, las dudas sobre su autenticidad, o los interrogantes respecto a la disponibilidad efectiva de Stalin para solicitar su liberación.

Giuseppe Vacca

Roma, 16 de enero de 2012

[1] P. Togliatti, Scritti su Gramsci, ed. de G. Liguori, Roma, Editori Riuniti, 2001, pp. 213-214.

[2] Un amplio balance del trabajo de recuperación de las fuentes de la historia del PCI desarrollado por el Istituto Gramsci entre 1988 y 1995 está en G. Vacca, La verità su Gramsci, en «l’Unità» del 20 de febrero de 1996; pero también deben tenerse en cuenta la historia del Istituto Gramsci y la guía de los archivos de la Fundación, que se proyectaron entre 1988 y 1989. Cfr. A. Vittoria, Togliatti e gli intellettuali. Storia dell’Istituto Gramsci negli anni Cinquanta e Sessanta, Roma, Editori Riuniti, 1992, y L. Giuva (ed.), Guida agli archivi della Fondazione Istituto Gramsci di Roma, Annali 1992 della Fondazione, Roma, Editori Riuniti, 1994. De los nuevos estudios gramscianos se dará cuenta en el libro. Sobre los criterios de la Edizione Nazionale de los escritos de Gramsci, cfr. G. Cospito (ed.), Gramsci tra filosofia e storiografia. Scritti per Gianni Francioni, Nápoles, Bibliopolis, 2011; y «Studi Storici», 2011, n.o 4, monográfico.

[3] Para denunciar esta incongruencia, en abril de 1987 Giuseppe Chiarante y yo dedicamos un fascículo especial de «Contemporaneo» a la difusión del pensamiento de Gramsci en el mundo, y poco tiempo después, al ocupar el puesto de director de la Fundación, organicé un congreso internacional sobre los estudios y traducciones de los escritos de Gramsci en el mundo. El congreso se celebró en Formia, del 25 al 28 de octubre de 1989 [cfr. M. L. Righi (ed.), Gramsci nel mondo, Roma, Fondazione Istituto Gramsci, 1995]. En aquel congreso, John Cammet presentó la publicación de una bibliografía gramsciana internacional, en la que había trabajado en solitario durante años. Publicada en los anales de la fundación (en Roma, Editori Riuniti, 1991), fue después publicada online y ampliada, bajo la guía del propio Cammet, Maria Luisa Righi y Francesco Giasi, que todavía se ocupan de actualizar la página de la Fundación, en la que pueden consultarse los Annali. Sobre el injustificado menosprecio de Gramsci como expresión del retraso italiano, cfr. F. Izzo, Filosofia della prassi e concezione della modernità, en «Critica Marxista», 1987, n.os 2-3, después en id., Democrazia e cosmopolitismo in Antonio Gramsci, Roma, Carocci editore, 2009, pp. 75-98.

[4] Los momentos fundamentales fueron tres ensayos, escritos entre 1977 y 1990, que me gustaría recordar aquí: La «questione politica degli intellettuali» e la teoria marxista dello Stato nel pensiero di Gramsci, en F. Ferri (ed.), Politica e storia in Gramsci. Atti del convegno internazionale di Studi gramsciani, Florencia (9-11 de diciembre de 1977), vol. I, Roma, Editori Riuniti, 1977; Il marxismo e gli intellettuali. Dalla crisi di fine secolo ai «Quaderni del carcere», Roma, Editori Riuniti, 1985; «I “Quaderni” e la politica del ’900», en G. Vacca, Gramsci e Togliatti, Roma, Editori Riuniti, 1991.

[5] P. Spriano, Gramsci in carcere e il partito, Roma, Editori Riuniti, 1977.

[6] G. Vacca, 1926-1937: la linea d’ombra nei rapporti con il Comintern e il partito, aparecido en el número del 15 de enero de 1991 de «l’Unità», e id., Togliatti editore delle «Lettere» e dei «Quaderni», publicado en «Studi Storici», 1991, n.o 3, pp. 639-662. Reeditados en id., Togliatti sconosciuto, Edizioni l’Unità, el 21 agosto de 1994, fueron reescritos y modificados ampliamente para el libro id., Appuntamenti con Gramsci, editado por Carocci en 1999. En ese mismo año se publica en Einaudi mi ensayo introductorio, de título homónimo, a C. Daniele (ed.), Gramsci a Roma, Togliatti a Mosca, que reconstruía la historia de la correspondencia entre Togliatti y el Ejecutivo del PCI en 1926; además, las investigaciones desarrolladas en el bienio anterior con los Papeles de Sraffa de la Wren Library en el Trinity College de Oxford y con los Papeles de Tasca de la Fondazione Feltrinelli, confluyeron en G. Vacca, Sraffa come fonte di notizie per la biografia di Gramsci, un amplio artículo publicado en «Studi Storici», 1999, n.o 1, pp. 5-37. Las investigaciones dedicadas a la actividad de Togliatti dirigida a la publicación de los escritos de Gramsci fueron finalmente resumidas en el volumen XIII de los anales de la fundación: Togliatti editore di Gramsci, edición de C. Daniele, Roma, Carocci editore, 2005.

[7] Ibid., p. 199.

[8] A. Natoli, Antigone e il prigioniero. Tania Schucht lotta per la vita di Gramsci, Roma, Editori Riuniti, 1990, p. IX.

[9] A. Gramsci y T. Schucht, Lettere 1926-1935, edición de A. Natoli y C. Daniele, Turín, Einaudi, 1997 (de aquí en adelante, GS).

[10] F. Izzo, «I due mondi». Tatiana Schucht, Antonio Gramsci e Piero Sraffa sulla questione ebraica. Relazione al Convegno dell’Istituto Gramsci su Cultura ebraica e cultura scientifica in Italia (Roma, noviembre de 1992), ahora en id., Democrazia e cosmopolitismo in Antonio Gramsci, cit., p. 214.

[11] P. Sraffa, Lettere a Tania per Gramsci, edición de V. Gerratana, Roma, Editori Riuniti, 1991 (en adelante, S).

[12] T. Schucht, Lettere ai familiari, prefacio de G. Gramsci, introducción y edición de M. Paulesu Quercioli, Roma, Editori Riuniti, 1991 (en adelante, F).

[13] S. Pons, L’«affare Gramsci-Togliatti» a Mosca (1938-1941), en «Studi Storici», 2004, n.o 1, pp. 83-118.

[14] A. Gramsci Jr., I miei nonni nella rivoluzione. Gli Schucht e Gramsci, Roma, Edizioni Riformiste, 2010.

[15] Habría que señalar que el propio Antonio Jr. declara no haber completado la exploración de las cartas de la familia Gramsci-Schucht, de las que proviene las cartas de Tatiana hasta entonces donadas en original o en copia a la Fondazione Istituto Gramsci. Además, no nos ha sido posible acceder a las cartas de los embajadores soviéticos en Roma, en posesión del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa.

[16] C. Natoli, Gramsci in carcere: le campagne per la liberazione, il partito, l’Interna­zio­na­le (1932-1933), en «Studi Storici», 1995, n.o 2, pp. 295-352; id., Le campagne per la liberazione di Gramsci, il Pcd’I e l’Internazionale (1934), «Studi Storici», 1999, n. o 1, pp. 77-156.

[17] L. P. D’Alessandro, I dirigenti comunisti davanti al Tribunale Speciale, en «Studi Storici», 2009, n. o 2, pp. 481-553.

[18] G. Francioni, L’officina gramsciana. Ipotesi sulla struttura dei «Quaderni del carcere», Nápoles, Bibliopolis, 1984.

[19] F. Frosini, La religione dell’uomo moderno. Politica e verità nei «Quaderni del carcere» di Antonio Gramsci, Roma, Carocci editore, 2010; G. Cospito, Il ritmo del pensiero. Per una lettura diacronica dei «Quaderni del carcere», Nápoles, Bibliopolis, 2011.

[20] A. d’Orsi, Antonio Gramsci e la sua Torino, introducción a A. Gramsci, La nostra città futura. Scritti torinesi (1911-1922), Roma, Carocci editore, 2004, pp. 17-97; F. Giasi (ed.), Gramsci nel suo tempo, Roma, Carocci editore, 2008; L. Rapone, Cinque anni che paiono secoli. Antonio Gramsci dal socialismo al comunismo (1914-1919), Roma, Carocci editore, 2011.

[21] G. Liguori, Gramsci conteso. Storia di un dibattito, 1922-1996, Roma, Editori Riuniti, 1996; A. d’Orsi (ed.), Bibliografia gramsciana ragionata 1922-1965, vol. I, Roma, Viella, 2008; F. Chiarotto, Operazione Gramsci. Alla conquista degli intellettuali nell’Italia del dopoguerra, Milán, Bruno Mondadori, 2011.

[22] Sobre su origen, redacción y publicación, cfr. F. Giasi, I comunisti torinesi e l’«egemonia del proletariato» nella rivoluzione italiana. Appunti sulle fonti di «Alcuni temi della quistione meridionale» di Gramsci, en A. d’Orsi (ed.), Egemonie, Nápoles, Libreria Dante & Descartes, 2008, pp. 147-186.

[23] P. Togliatti, Gramsci, un uomo, en «Paese Sera» del 19 de junio de 1964, ahora en id., Scritti su Gramsci, cit., pp. 308-310. La antología reseñada era A. Gramsci, 2000 pagine di Gramsci, edición de G. Ferrata y N. Gallo, Milán, il Saggiatore, 1964.

AGRADECIMIENTOS

Querría agradecer sobre todo a Giovanna Bosman, Cristiana Pipitone y Dario Massimi su gran ayuda en las pesquisas archivísticas y bibliotecarias. Paola Rodinò ha trasladado pacientemente mis manuscritos al ordenador. Eleonora Lattanzi me ha ofrecido una ayuda muy valiosa a la hora de ordenar las notas referentes al Fondo Gramsci, de cuya nueva organización se está ocupando. Maria Luisa Righi y Francesco Giasi han sido fundamentales para la exploración de la correspondencia de 1922-1923, y Giasi también ha sido el primero en leer el texto mecanografiado, ofreciéndome generosas sugerencias. Debo agradecer también a Chiara Daniele, con la que he trabajado en la correspondencia gramsciana durante muchos años, y a Leonardo Pompeo D’Alessandro sus investigaciones sobre el «gran proceso». Chiara, además, me proporcionó la relación de las agendas y pasaportes de Sraffa, como han hecho Giancarlo de Vivo y Nerio Naldi, ofreciéndome una ayuda decisiva para establecer fechas y reuniones. Después de Giasi han leído el texto mecanografiado Gianni Francioni y Nerio Naldi, quienes han hecho una revisión minuciosa página a página, permitiéndome corregir errores y mejorar el texto. Francesca Izzo ha contribuido notablemente a eliminar torpezas y dar ritmo a mi escritura. Roberto Gualtieri me ha ayudado con oportunas precisiones y consejos razonados sobre la estructura del libro. Debo a Silvio Pons no sólo opiniones de lectura argumentadas, sino también la perseverancia con la que me ha animado a concentrarme en la obra. Finalmente, Walter Barberis y Andrea Bosco han aportado valiosas sugerencias sobre la estructura de algunas partes del libro y decidieron el título. Agradezco a todos haberme ayudado, aconsejado, espoleado y apoyado, si bien, como dicta la buena costumbre, recuerdo que de las interpretaciones, valoraciones y reconstrucciones soy el único responsable.

A Giulio, Irene, Elena, Chiara y Federico

VIDA Y PENSAMIENTO DE ANTONIO GRAMSCI