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Basilio Villarino

Diario de la navegación
emprendida en 1781, desde el Río Negro, para reconocer la Bahía de Todos los Santos, las Islas de Buen Suceso y el desagüe del Río Colorado

Créditos

ISBN rústica: 978-84-9816-782-5.

ISBN ebook: 978-84-9897-631-1.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 13

La vida 13

Diario de la navegación 15

Día 12 de abril de 1781 15

2 15

3 16

Día 4 de mayo 17

Día 5 17

Día 6 18

Día 7 18

Día 8 18

Día 9 19

Día 10 19

Día 11 19

Día 12 20

Día 13 20

Día 14 20

Día 15 20

Día 16 20

Día 17 20

Día 18 21

Día 19 21

Día 20 21

Día 21 22

Día 22 22

Día 23 22

Día 24 22

Día 25 22

Día 26 22

Día 27 23

Día 28 23

Día 29 23

Día 30 23

Día 31 24

Día 1.º de junio 24

Día 2 24

Día 3 25

Día 4 25

Día 5 25

Día 6 26

Día 7 26

Día 8 27

Día 9 27

Día 10 27

Día 11 27

Día 12 28

Día 13 28

Día 14 28

Día 15 29

Día 16 29

Día 17 29

Día 18 29

Día 19 30

Día 20 30

Día 21 30

Día 22 31

Día 23 31

Día 24 31

Día 25 31

Día 26 31

Día 27 31

Día 28 32

Día 29 32

Día 30 32

Día 1.º de julio 32

Día 2 32

Día 3 32

Día 4 32

Día 5 33

Día 6 33

Día 7 33

Día 8 33

Día 9 34

Día 10 34

Día 11 34

Día 12 35

Día 13 35

Día 14 35

Día 15 35

Día 16 35

Día 17 35

Día 18 35

Día 19 36

Día 20 36

Día 21 37

Día 22 37

Día 23 37

Día 24 37

Día 25 38

Día 26 38

Día 27 38

Día 28 38

Día 29 38

Día 30 39

Día 31 39

Día 1.º de agosto 39

Día 2 39

Día 3 39

Día 4 40

Día 5 40

Día 6 40

Día 7 41

Advertencias a los navegantes a estos destinos 41

Libros a la carta 49

Brevísima presentación

La vida

Basilio Villarino (1741-1785). España.

Nació en La Coruña en 1741 y llegó al Río de la Plata en 1773 en la fragata Perpetua, al mando del capitán Bustillos. Su largo viaje por la Patagonia argentina comenzó en 1778, con la exploración de los ríos Colorado, Negro, Deseado y Limay, entre otros. En 1779 formó parte de la expedición de Francisco de Viedma, quien fundó Carmen de Patagones, y en 1782 recorrió las márgenes de los ríos Collón Curá y Negro, hasta la confluencia de éste con el Limay y el Neuquén.

Tras el descubrimiento de la isla Choele Choel, en 1783, renunció a seguir su viaje de exploración ante la hostilidad de los indígenas. Murió en enero de 1785 a manos de los indios del Cacique Negro, en la expedición a la sierra de la Ventana.

Este diario recoge las observaciones de Villarino en el curso de sus viajes.

Diario de la navegación

Diario de la navegación que va a hacer don Basilio Villarino, segundo piloto de la Real Armada, con las dos embarcaciones de su mando, el bergantín Nuestra Señora de Carmen y Ánimas, y la chalupa San Francisco de Asís, desde el Río Negro, a reconocer la costa, la Bahía de Todos los Santos, Islas del Buen Suceso y demás adyacentes, buscar el desagüe del río Colorado, y penetrar su entrada, de orden del Comisario Superintendente de estos establecimientos, el señor don Francisco de Viedma

Día 12 de abril de 1781

A las ocho y media de la mañana tiré la última pieza de leva, y me hice a la vela del establecimiento con las expresadas embarcaciones, y viento N bonancible. A las cuatro y media de la tarde llegué a la boca del Río Negro, remolcando el bergantín con el bote y la chalupa, por estar calma; en cuyo paraje di fondo, a esperar tiempo a propósito para emprender mi navegación, el que no pude conseguir hasta el 4 de mayo, en cuyo intervalo de tiempo tuve lugar de registrar la barra (el que no había tenido antes) como a satisfacción la registré en los días que el tiempo lo permitía; y no sin muchísima utilidad, pues descubrí por la parte del N una canal, mejor que la que hasta ahora practican los navegantes a este río por la parte del S.

2

Esta canal hace fácil y poco arriesgada su navegación a este río, su entrada y salida casi con todos vientos, sin atender a otra cosa que a las marcas: lo que no sucedía antes, pues era preciso combinar éstas con los vientos, y estos debían ser favorables en el único punto de la pleamar, cuya circunstancia eternizaba las embarcaciones, que fondeadas de la parte de adentro iban a entrar, pues no concurriéndoles en aquel punto de la pleamar viento favorable, permanecían fondeadas afuera. Y aunque a mí nunca esta circunstancia me detuvo, pues casi siempre he entrado con viento contrario, y se ha visto lo muy cerca que alguno ha estado de perderse, por permanecer afuera fondeados; por lo cual convendría que los navegantes a este establecimiento se instruyesen bien en la barra de este río y sus canales, a fin de asegurar sus vidas y los reales intereses; pues solo la falta de práctica es la que ocasiona los muchos riesgos y detenciones que continuamente se experimentan.