Portada

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1. Introducción:
del sol a la ciudad, servicios ecosistémicos

Tomás Bolaños Silva

Los seres humanos dependen de la naturaleza para sobrevivir; la biodiversidad, expresada en diferentes escalas, desde los genes hasta la misma biosfera, provee al humano una amplia gama de bienes y servicios, los cuales hoy son estudiados por diferentes profesiones para buscar el bienestar humano. Nuestra vida depende de la estabilidad y los recursos que la naturaleza provee; para esto se requiere un equilibrio entre las actividades humanas y el natural funcionamiento de los ecosistemas (Palomo 2011; Melnick et al. 2005).

El incremento en el bienestar humano en los últimos cincuenta años ha generado un aumento de los problemas ambientales, representados en la contaminación en diversas escalas (i.e., local, regional y global), la degradación ambiental y pérdida en los ecosistemas y sus especies (e.g., deforestación, erosión del suelo, pérdida en el balance hídrico) (Palomo 2011; Colby 1991). Estas transformaciones son resultado de las relaciones sociedad-naturaleza, que dependen de la escala de esta relación, es decir, cuando las actividades humanas eran menores que la naturaleza, no importaba cuán irresponsable y/o depredadora fuera esta relación, pero en el mundo actual la población humana ha sufrido un crecimiento inimaginable (ver la Gráfica 1), en comparación con el mundo en 1800 o 1900, incluso en 1950; en este sentido, las relaciones de dependencia y de presión humana en la ecosfera han desbordado los límites del planeta (Martín-López et al. 2007; Colby 1991; Gleich et al. 2000; UN 1999).

En este sentido, el Observatorio de la Sostenibilidad en España (2011) plantea que los ecosistemas y los sistemas sociales se han adaptado en un proceso coevolutivo integrando a los humanos con la naturaleza en un solo sistema denominado socio-ecosistema, en el cual las modificaciones y construcciones se encuentran constituidas de forma jerárquica, integrada y autoorganizada, que entrelazan las decisiones sociales con diferentes escalas en la naturaleza, es decir, que cada toma de decisiones sobre un recurso natural y su manejo afecta de alguna manera al ecosistema y, por ende, al sistema social (ver la Figura 1).

Aunque durante mucho tiempo el énfasis para lograr la conservación de la naturaleza con su biodiversidad y sus procesos se basó en criterios éticos e intangibles, últimamente, los enfoques han cambiado, buscando los servicios de los ecosistemas y su relación con la calidad de vida de los seres humanos y el bienestar. Valorar cómo suplen los ecosistemas las necesidades humanas y aportan para el mantenimiento de los flujos de materia, energía e información es una tarea necesaria que inició la evaluación de ecosistemas del milenio (MEA 2005), que permite reconocer la delicada y estrecha interacción entre los sistemas sociales y naturales (Observatorio de la Sostenibilidad en España 2011).

Gráfica 1. Población humana (UN 1999)

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Figura 1. Sistema socioecológico (Martín-López et al. 2009)

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Foto 1. Sistemas productivos, lago de Tota (Boyacá). Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 2. Sistemas productivos, lago de Tota (Boyacá). Foto: Tomás Bolaños Silva

En este documento, a partir de una revisión bibliográfica, se pretende dar una mirada rápida sobre el proceso general que da origen a los servicios ambientales1, desde su inicio solar y su incidencia en la biodiversidad, en el bienestar humano y en los flujos de energía de los ecosistemas, como se expone en los capítulos 2 y 3. A partir del capítulo 4, el texto enfatiza en la relación entre el hombre y el agua, exponiendo ideas fundamentales en la gestión hídrica y la calidad hidroecológica como herramientas para la toma de decisiones y la formulación de políticas públicas. En el capítulo 7 se discute acerca de las diferencias entre los términos “Servicios ambientales” y “Servicios ecosistémicos”.

Como preámbulo al panorama general de los ecosistemas hídricos en Bogotá, referidos a las cuencas hídricas de los ríos Tunjuelo, Fucha, Salitre y Torca, en el capítulo 8 se introduce el tema de los ríos urbanos abordados desde los niveles de percepción propuestos por Martínez Gil, y se presenta un interesante estudio sobre la percepción de los ríos urbanos y no urbanos de los jóvenes universitarios de la Universidad Piloto de Colombia. El capítulo 9 hace referencia a los ecosistemas hídricos de Bogotá, se tocan algunos aspectos ambientales y se describen los usos y servicios del agua para cada una de las cuatro cuencas capitalinas; al final, se plantean de forma somera algunas herramientas de gestión para la apertura de usos y servicios ambientales potenciales en los ríos bogotanos.

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1 Conocidos también como servicios ecosistémicos.

2. Origen y Desarrollo
 de los servicios ecosistémicos

Tomás Bolaños Silva

Los sistemas biofísicos son sistemas en los cuales se presentan flujos continuos de materia, energía e información, necesarios para el correcto funcionamiento de los procesos que se desarrollan en ellos (Molles 2006). De acuerdo con las jerarquías de organización biológica y ecológica, la mejor expresión de estos sistemas son los ecosistemas, los cuales tienen unos flujos claramente definidos y son la base para que los seres humanos aprovechen los resultados de estos importantes procesos.

A continuación se presentan elementos clave para el origen y desarrollo de los servicios ambientales.

2.1 El sol

Sin lugar a dudas, el Sol es la principal fuente de energía para el desarrollo de los procesos vitales del planeta; además de ser la energía principal de la fotosíntesis, el Sol genera la gran mayoría de variaciones de las condiciones ambientales del planeta, a partir del calentamiento irregular de la superficie por parte del Sol. Esta cantidad de energía varía con las estaciones, de acuerdo con las diferentes latitudes. Este calentamiento diferencial genera patrones diferenciales en cuanto a la distribución de los climas y se relaciona con la productividad primaria. En términos generales, el Sol domina las relaciones energéticas en el planeta Tierra, y las plantas son las encargadas de aprovechar este potencial energético, que determina la estructura, composición y funcionalidad de los ecosistemas, en cuanto a la productividad, las interacciones planta-animal y los servicios que los ecosistemas proveen al ser humano (Molles 2006).

Foto 3. Atardecer en isla Múcura. Foto: Tomás Bolaños Silva

2.2 La Biodiversidad

La diversidad biológica o biodiversidad agrupa a las diferentes especies del planeta y los patrones naturales que conforma; aunque las especies son el representante principal de la biodiversidad, ésta también incluye la diversidad genética, la variedad de ecosistemas y paisajes (CDB 2000).

La biodiversidad es fundamental para el correcto desarrollo de la vida en el planeta, el funcionamiento de los ecosistemas y sus servicios; en este sentido, los ecosistemas requieren unas características ecológicas y funcionales de las especies que lo conforman (especies más abundantes), para mantener la capacidad de prestar los servicios a los seres humanos (Greenfacts 2005)

La biodiversidad, fruto de millones de años de evolución, está siendo transformada de acuerdo con las necesidades de una especie dominante, el humano, que desde hace 10.000 años comenzó con una gran carrera orientada a la alteración del entorno y sus servicios; con la aparición de la agricultura se “domestican” plantas, pero con la aparición de la revolución industrial de los últimos tres siglos, las trasformaciones son irreversibles; los aportes tecnológicos que reemplazaron el hacha por maquinarias supereficientes generaron la capacidad de destruir montañas para extraer minerales, y elementos para la detección de peces (sonares) que ayudan a los barcos pesqueros a pescar más rápido y una mayor cantidad de peces, entre otros impactos antrópicos que disminuyen la calidad de los recursos naturales y atentan contra los ecosistemas y sus especies (CDB 2000), lo cual genera una amenaza próxima para el mantenimiento de la calidad de vida de la población humana.

Foto 4. Alteraciones de los ecosistemas. Foto: Tomás Bolaños Silva

La biodiversidad provee al ser humano los siguientes “bienes” (CDB 2000):

Foto 5. Alteraciones de los ecosistemas. Foto: Tomás Bolaños Silva

• Madera, combustible y fibra

• Vivienda y materiales de construcción

• Purificación del aire y agua

• Destoxificación y descomposición de los desechos

• La estabilización y moderación del clima

• La moderación de las inundaciones o sequías, temperaturas extremas y fuerza del viento

• Generación y renovación de la fertilidad del suelo

• Ciclos de nutrientes

• Polinización de plantas, incluidos cultivos comerciales

• Control de plagas y enfermedades

• Mantenimiento de los recursos genéticos como contribución fundamental para las variedades de cultivos y razas de animales, los medicamentos y otros productos

• Los beneficios culturales y estéticos

• La capacidad de adaptación al cambio.

2.3 Conocimiento e información

Son muchos los elementos y servicios que se necesitan para mantener la vida sobre el planeta, pero no se sabe con certeza de dónde provienen. En algunos casos, los habitantes urbanos pueden imaginarse una gran industria a las afueras de la ciudad, una gran fábrica donde se producen los alimentos, los vestidos, y se empaqueta el agua en unos tubitos para que lleguen a los diferentes hogares y pueda ser utilizada por todas las personas. Por otra parte, las personas del campo viven con la necesidad de cuidar algunas cosas que pueden elevar el valor de sus predios, por ejemplo, que el terreno tenga una fuente de agua. Lo cierto es que aproximadamente el 60% de la población mundial vive en las ciudades, y son estos habitantes los que, debido a esta gran densidad poblacional, demandan grandes cantidades de bienes y servicios que, en su mayoría, provienen de la naturaleza.

Foto 6. Laguna de Chingaza. Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 7. Embalse de Chuza (Parque Nacional Natural Chingaza).
Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 8. Sistema de captación de agua.
Embalse de Chuza. Foto: Tomás Bolaños Silva

Aunque no suena tan descabellada la idea de la gran fábrica, un gran porcentaje de personas ignoran cómo es esta fábrica. No obstante, la mayoría desconoce cómo funcionan todas y cada una de las fábricas y los procesos industriales del mundo; es más, para exagerar un poco, muchas personas en Colombia no saben cómo es el proceso de producción del café más suave del mundo.

¿Cuántas personas saben cómo se fabrica un computador? ¿Cuántas personas saben cómo se fabrica un circuito que permite a un horno microondas hacer su trabajo? La respuesta es sencilla: pocas, pero esto no está mal; cada persona sobre el planeta Tierra debe preocuparse por cosas que realmente la afectan, es decir, si es un contador público, debe preocuparse por comprender al detalle todos los balances y flujos de caja, pero ¿deberá preocuparse sobre cómo funciona un acelerador de partículas?

Solamente si el contador es un físico aficionado, al cual le interesa la pregunta sobre el origen de todo, de la antimateria y los agujeros negros, sabría por lo menos qué es un acelerador de partículas; sin embargo, si no le interesa la física, este profesional no leería un libro de física y, a lo sumo, en una tarde de un domingo lluvioso sintonizaría Discovery Channel para ver el programa sobre el acelerador de partículas.

Pero surge una pregunta fundamental sobre el bienestar humano: ¿será necesario que TODOS los seres humanos comprendan elementos básicos sobre el funcionamiento de los ecosistemas y su papel en la provisión de elementos y servicios fundamentales para el desarrollo y permanencia de la vida humana en el planeta?

Con base en lo escrito en los párrafos anteriores, parecería que no, pero dichos seres humanos que se ocupan de sus profesiones y problemas propios, por ejemplo, ingeniería, economía, derecho, entre otras, toman decisiones sobre el curso y el futuro de los ecosistemas sin preocuparse de su función y los costos elevados que significa para la sociedad reemplazar esta función; en este sentido, se permite la extracción de algún mineral en una zona de especial valor ecológico, bien sea por su biodiversidad o por la protección sobre los recursos hídricos; tomando como parámetro el último caso, luego de la explotación del mineral, que puede tomar unos cuantos años, la mina y la empresa desaparecen, dejando a la población local sin agua ni ecosistema nativo, ante lo cual se debe llevar el agua desde grandes distancias, con el consecuente incremento de las tarifas del servicio de agua y el detrimento de la calidad de vida de los pobladores. La empresa minera se traslada a otro lugar para sembrar esperanza y la destrucción de los recursos naturales.

Parte de estos descalabros en las administraciones locales y nacionales y en las empresas multinacionales se deben al desconocimiento de las dinámicas naturales. Afortunadamente, las cosas han cambiado en los últimos años, debido a las ayudas mediáticas de la televisión, propias de las mejores producciones de Hollywood, para revelar algunas “verdades incómodas”, y una serie de películas apocalípticas que buscan de alguna manera recuperar el papel de la naturaleza en el mantenimiento de la vida humana.

2.4 Bienestar Humano

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA 2007) define el bienestar humano “como el grado en el que los individuos tienen la capacidad y la oportunidad de vivir un tipo de vida que creen que vale la pena”, pero para lograr esto es necesario una seguridad o estabilidad en cuanto al ambiente, la salud y las relaciones sociales.

En este sentido, el bienestar debería involucrar una visión holística que permita analizar las líneas de acción desde múltiples perspectivas, para alcanzar el bienestar humano, que, además de contemplar elementos económicos, administrativos, legales, culturales, tecnológicos y otros muchos que dependen del contexto y el ámbito espacial y temporal, involucra un elemento muy importante y necesario para la búsqueda y el mantenimiento del bienestar humano: el ambiente que nos rodea, y los múltiples productos y servicios que provienen de este entorno. Aunque sea un poco redundante, el mantenimiento del bienestar humano depende del bienestar del entorno, es decir, de la naturaleza y sus interacciones. En este sentido, la vida del ser humano depende de la estabilidad de los ecosistemas (MEA 2003; Pacione 2003; Levy et al. 2005).

Foto 9. Alimento proveniente de los ecosistemas. Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 10. Arte de pesca utilizado para extraer el alimento
del ecosistema. Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 11. Peces resultantes de la faena de extracción del ecosistema.
Isla Múcura, Colombia. Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 12. Peces resultantes de la faena de extracción del ecosistema.
Isla Múcura, Colombia. Foto: Tomás Bolaños Silva

El bienestar humano ha cambiado considerablemente desde la Antigüedad hasta hoy, especialmente en los entornos urbanos. Las sociedades modernas están preocupadas acerca de su bienestar, el cual se fundamenta principalmente en elementos materiales como los adelantos tecnológicos y el nivel de ingresos económicos, aunque en algunos casos existen miradas sobre aspectos políticos, sociales y de salud ambiental, los cuales involucran elementos sobre la contaminación del aire y agua, y viviendas en condiciones deplorables; en este sentido, la calidad de vida en las ciudades debe relacionarse con los problemas ambientales que se presentan en ella y sus alrededores, bajo enfoques multidimensionales y con la participación de actores públicos y privados (Pacione 2003).

El bienestar humano depende de los ecosistemas y de los beneficios que éstos proveen, entre tantos, el agua potable y los alimentos, los cuales dependen de ciclos naturales (e.g., ciclos del carbono, agua, nitrógeno, fósforo, y otros que hace parte de los ciclos biogeoquímicos), que en la actualidad han sido modificados por las actividades humanas gracias al empleo de agroquímicos, cambios en las dinámicas hidrológicas, entre otros (MEA 2003; Greenfacts 2005).

Entre los múltiples criterios que se tienen en cuenta para definir el bienestar humano en las ciudades, se encuentra el de la calidad del entorno, y ésta se da si las condiciones de los ecosistemas que rodean y/o que existen dentro de la urbe cuentan con unas condiciones aceptables. Así, algunos elementos como la calidad del agua y la biodiversidad tienen un papel vital en el bienestar humano. Los cambios demográficos y las transformaciones sociales, que se pueden expresar en aumentos del consumo y distorsiones del mercado (Abínzano 2003), parecen dejar al tema ambiental relegado a un segundo o tercer plano, puesto que los gobiernos, aun siendo partes de convenios internacionales para la protección del ambiente, no ofrecen garantías suficientes para abordar estos problemas y cumplir algunas metas trazadas, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MEA 2005).

Foto 13. Inundaciones en la temporada climática 2011,
Cali (Valle del Cauca). Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 14. Inundaciones en la ciudad de Bogotá D.C., 2012. Foto: Tomás Bolaños Silva

Por otra parte, las modificaciones de las ciudades sobre el medio natural, el crecimiento sin control de la urbanización, pueden afectar los niveles de bienestar de los seres humanos. El resultado de estos procesos se ve en el aumento de una gran malla vial de pavimento, grandes congestiones vehiculares y el cambio de percepción sobre los ambientes naturales en las ciudades. Los ambientes urbanos, como los ríos y humedales, se transforman de lugares proveedores de bienestar en entornos que significan inseguridad y contaminación.

Foto 15. Chircales en el valle de Sogamoso (Boyacá). Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 16. Bogotá D.C. Foto: Tomás Bolaños Silva

Foto 17. Contaminación de una quebrada en los Cerros
Orientales de Bogotá. Foto: Tomás Bolaños Silva

Actualmente, para poder satisfacer las necesidades humanas encaminadas a mantener el bienestar humano se ha efectuado la mayor cantidad de cambios en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas (ver la Tabla 1); es así como en los últimos cincuenta años se han acumulado más transformaciones que en los siglos XVIII y XIX juntos (MEA 2005).

Tabla 1. Cambios en los recursos a causa de las actividades humanas

Recurso

Cambio

Uso del suelo

Cambio de ecosistemas naturales por superficies laborables para agricultura, ganadería, acuicultura

Arrecifes de coral

Degradación del 20% y pérdida del 20% de los arrecifes de coral del mundo

Manglares

Pérdida del 35% de los manglares del mundo

Agua dulce

Se cuadruplicó desde 1960 la cantidad de agua embalsada en presas

La cantidad de agua contenida en embalses es de tres a seis veces mayor que el agua contenida en ríos naturales

Las demandas de agua desde ríos y lagunas se han duplicado desde 1960

Aproximadamente el 70% del agua se utiliza en agricultura

Elementos químicos (ciclos y flujos)

Se ha duplicado el flujo de nitrógeno y triplicado el flujo de fósforo en los ecosistemas terrestres

La mitad del nitrógeno sintético (fertilizantes) en el mundo, desde su fabricación en 1913, se ha utilizado desde 1985

CO2

A partir del incremento en el consumo de combustibles fósiles y los cambios de uso de la tierra desde 1750, ha aumentado en un 32% la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera

Un 60% de ese aumento se ha dado desde 1959

Biodiversidad

Gran parte de los ecosistemas de los mayores biomas terrestres se han convertido en lugares de uso agrícola

La diversidad de las especies sobre el planeta cada vez es más homogénea, debido a las introducciones de especies

Las extinciones han aumentado hasta 1.000 veces más que los ritmos naturales, a causa de los impactos antrópicos

Entre el 10 y el 30% de las especies de mamíferos, aves y anfibios están amenazadas de extinción

La diversidad genética está decreciendo, sobre todo en especies cultivadas

El resultado de estas preocupaciones sobre el bienestar humano se ve reflejado en diversos estudios que intentan evaluar este bienestar desde diferentes ópticas, como la geografía, la economía y los ecosistemas y sus servicios (Pacione 2003; Seppelt et al. 2011; Wallace 2007; Kroll et al. 2012; Lamarque et al. 2011; Jim & Chen 2009; Waigner et al. 2010; MEA 2005), en los cuales los servicios ambientales son determinantes para lograr un desarrollo y el mantenimiento de la vida, no sólo de los seres humanos, sino de todas las especies del planeta.

4. El agua y el hombre

William Antonio Lozano-Rivas

Para algunos pocos privilegiados el agua es vista como un líquido la mayoría de las veces cristalino, que sale del grifo sin que represente más esfuerzo propio que el de girar la muñeca; para otros despreocupados podría ser entendida como la incómoda e inevitable consecuencia de los días de invierno que inunda calles, estropea zapatos y echa a perder peinados y planes; otros la definen como el producto comercial que se encuentra embotellado y, en algunas ocasiones, extrañamente saborizado o gasificado, o peor aún, como la vía rápida de evacuación de basuras y otros desechos de la actividad humana.

Foto 22. Humedal La Conejera. Bogotá D.C. Foto: William Antonio Lozano-Rivas