image

Educar la voz y el oído

Alberto Álvarez Calero

Ilustraciones del autor

Corrección del texto: Aurora Zafra y Martín Medrano

Diseño de la cubierta: David Carretero

Fotografía de la contracubierta: Abekoco

Edición: Lluís Cugota

© 2016, Alberto Álvarez Calero

Editorial Paidotribo

www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com

Primera edición

ISBN: 978-84-9910-579-6

ISBN EPUB: 978-84-9910-635-9

BIC: WSKC

Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona

A los que se dedican a la enseñanza, que mediante su vocación,

esfuerzo y empeño diario aportan a la sociedad algunos

de los pilares básicos para la libertad de la persona,

como son la educación, el conocimiento y las emociones.

A mi hija e hijo, a mis alumnas y alumnos, que sin exigírmelo

me alientan a intentar mejorar mi labor docente,

la cual está siempre en pleno proceso de aprendizaje.

Índice

Prólogo

1  La voz

La importancia de la voz

Proyección y expansión de la voz

La voz hablada

La voz cantada

Ejercicios prácticos

2  La impostación

La emisión de la voz

Defectos en la emisión de la voz

Las vocales

Las consonantes

Ejercicios prácticos

3  El aparato vocal

Introducción

El aparato respiratorio

El aparato fonador

El aparato resonador

4  La respiración

La respiración correcta

Tipos de respiración

Defectos de una mala respiración al cantar

Ejercicios respiratorios

5 La postura

La postura corporal

La pelvis

El cuello

La mandíbula y la lengua

El paladar

Ejercicios prácticos

6  Métodos de relajación

La relajación

Método Alexander

Método de Schultz

Método de Jacobson

La técnica de la eutonía

La visualización y el método GIM

Ejercicios prácticos

7  El estudio de las diferentes voces

La clasificación de las voces

Los registros de la voz

La desafinación

La evolución de las voces en la historia

La voz de falsete y los antiguos castrati

8  Patologías de la voz

Diferencia entre afonía y disfonía

Factores, causas y tipos de disfonías

La disfonía disfuncional

La disfonía en el niño

Como prevenir y tratar las disfonías

La disfemia o tartamudez

9  La voz como herramienta del docente

Algo más que un instrumento

El uso de la voz en la clase

Factores de riesgo para la voz

Prevenir los defectos vocales

Remedios caseros para aclarar la voz

10  La voz infantil

Evolución de la expresión sonora y la voz en la infancia

La evolución del timbre infantil

La organización del coro infantil

Método para enseñar a cantar

Dirección del coro

Ejercicios gestuales

11  El oído, el sonido, el silencio y el ruido

El oído

El sonido y sus cualidades

El silencio

El poder del silencio frente a las palabras

El ruido

Causas y consecuencias negativas del ruido

Educar para evitar el ruido

El ruido y la legislación vigente

Estrategias para evitar el ruido en clase

Actividades en el aula

Bibliografía

Índice alfabético

Prólogo

Cuando afronté el reto de escribir un libro dedicado principalmente a la voz, además de al oído, era consciente de que ya había en el mercado editorial una serie de manuales dedicados a tal materia. Por tanto, si me planteaba elaborar un nuevo texto sobre dicho asunto, era para aportar algo diferente, junto con otros temas más generales ya desarrollados en otros libros, como la respiración, la relajación y las diferentes partes del aparato vocal.

En este trabajo se incluyen una importante cantidad de ejercicios propuestos al final de varios capítulos, con la intención de asentar correctamente las ideas expuestas previamente de una forma teórica. Además, muchos de esos ejercicios se pueden realizar tiempo después de haber leído el libro, de manera independiente y para llevar a cabo una serie de pautas destinadas a un fin muy particular, como mejorar la respiración, la relajación, la postura corporal, hacer un calentamiento vocal, etc.

Muchos de los libros publicados referidos a la voz, de los que siempre se aprende, están escritos por logopedas o foniatras, por lo que hacen su contribución sobre todo desde un punto de vista clínico, centrándose en diferentes patologías relacionadas con la voz. También hay libros para la voz elaborados por profesionales de la música, por lo que su enfoque, con respecto al de los otros expertos citados, es diferente en algunos apartados.

Dado que me incluyo en el segundo de esos dos grupos por mi formación y dedicación a la docencia musical universitaria, he querido hacer un trabajo cuyo resultado fuese bastante práctico. El libro está destinado sobre todo a las personas que se dedican a la enseñanza, a todos los niveles educativos, porque la prevención de los problemas de la voz se debe realizar partiendo de un conocimiento profundo de ella. La gran mayoría de los educadores reclaman una mayor formación de la voz para evitar esos continuos problemas vocales que la profesión acarrea. A este tema en concreto le dedico un capítulo entero.

A pesar del riesgo de que con tanta diversidad este libro se convierta en un cajón de sastre, pienso que a aquellos que de alguna manera trabajan con la voz pero no son docentes también les podría interesar, a priori, este manual, pues las causas de un mal uso de la voz son en muchos casos las mismas, y por lo tanto también sus consecuencias.

No he querido dedicar más de un capítulo a hablar de las patologías de la voz, ya que hay bastantes publicaciones dedicadas a esta cuestión, y además se alejaría tanto de mi formación académica como de los propósitos de este libro. Sin embargo, he considerado interesante tratar al menos superficialmente las diferentes dolencias relacionadas con la voz, con el propósito de concienciar a la gente de que algunas de esas patologías son más comunes de lo que se piensa y que se pueden evitar si se conocen sus consecuencias.

A la hora de enumerar las diferentes partes del aparato vocal, he procurado ser lo más conciso posible sin exponer todos sus pormenores, que podrían ser múltiples y que más bien solo despertarían interés dentro de un ámbito anatómico y médico.

He dedicado un capítulo a hablar con cierto detalle de las clasificaciones vocales. Desde un punto de vista histórico me ha parecido interesante mostrar cómo han evolucionado las voces, dedicándole un amplio apartado a los castrati.

El último capítulo se refiere al oído, pero no por ello es menos importante que los capítulos anteriores. Se puede justificar perfectamente su inclusión en este libro por el hecho de que el oído está muy relacionado con la voz. He aprovechado la ocasión para realzar la importancia de educar en el silencio, no en el sentido de comunicarse menos, sino en el de manifestarse pero molestando lo menos posible a los demás, promoviendo así un ambiente saludable. El resultado positivo de esta educación es bueno tanto para el cuerpo como para la mente, así como para las múltiples relaciones entre las personas. No por hablar más, la comunicación es más fluida. Qué mejor manera de inducir al silencio que ser muy consciente de los sonidos que se escuchan a nuestro alrededor. Esto ayuda a ser cada vez más sensible a la contaminación acústica a la que estamos sometidos activa o pasivamente en nuestro mundo actual.

Ya que de momento no se contempla en los planes educativos una asignatura en la que explícitamente se insista en la importancia del silencio, necesario para una buena convivencia entre las personas, al menos quiero contribuir humildemente a que nuestra sociedad actual sea menos ruidosa. Además, para el inicio de muchos de nuestros actos (privados o públicos), o en general para el comienzo de algo, se requiere silencio para suscitar la concentración.

Ojalá este libro sea una herramienta muy útil tanto para ampliar conocimientos y despertar la conciencia de algunos aspectos relacionados con la salud personal y colectiva como para poder ser utilizada en las clases.

Alberto Álvarez Calero

1

LA VOZ

La importancia de la voz

La voz es uno de los sistemas que sirven para que las personas se manifiesten y se expresen. Aunque los frenéticos avances tecnológicos permiten que en la actualidad haya muchas maneras de comunicarse directamente con otros individuos sin tener que recurrir a la voz, esta sigue siendo la forma más habitual y clara de conversar, o al menos la que más matices puede mostrar. Sin embargo, es cierto que las palabras no tienen por qué ser siempre sinceras o claras, pues de hecho pueden ocultar otros pensamientos diferentes. Por ello, el gesto corporal, y en particular el facial, sirve para acentuar y aportar lo que las palabras a veces no pueden hacer por sí solas.

En este sentido, los bebés se inician desde sus primeros pasos en la comunicación con el sonido y el gesto antes que con la palabra. Desde la primera infancia se adquieren los mecanismos básicos para aprender el lenguaje hablado. Una vez que se consolida, se asientan las bases para el lenguaje cantado. Pero incluso antes de comenzar a hablar, el bebé puede llegar a canturrear algo a su manera, o al menos a hacer algunos giros melódicos. Sea como sea, los bebés adquieren ambos lenguajes —el de la voz hablada y el de la voz cantada— mediante la imitación.

Con el paso del tiempo, las estructuras propias del habla se automatizan en el niño. A medida que se encamina hacia la edad adulta, la persona se familiariza con su propia voz. Esta es inherente a cada individuo, como lo son los ojos o la cara. Al igual que una buena imagen corporal abre muchas puertas en la sociedad, también lo consigue una agradable voz, con un timbre atractivo. Y es que la propia voz dice a cada uno y a los demás cómo se encuentra en cada momento. A la vez, es una referencia de la propia personalidad, y puede revelar en la mayoría de los casos la edad del individuo. Por tanto, todo lo que nos afecta se manifiesta directamente en la emisión de la voz.

El estilo de comunicación delata la forma en que percibimos nuestro entorno en un momento determinado. Este estilo puede tener desde una actitud expresiva y de confianza hasta la inhibición extrema, pasando por una amplia gama de matices intermedios. Todo esto depende del temperamento de cada uno, de las personas con las que se relaciona, sus circunstancias, su estado de ánimo, etc. Se puede afirmar que hay una plena interrelación entre el estilo comunicativo (con sus emociones y sentimientos expresados o reprimidos) y el comportamiento del cuerpo. Las tensiones que se tengan en los músculos del cuerpo redundan directamente en la emisión de la voz.

También se utiliza la voz como defensa cuando existe un desacuerdo con otra persona, o incluso con uno mismo, al no coincidir lo que es con lo que se quiere aparentar. Por ejemplo, a veces utilizamos una gran fuerza vocal cuando se trata en realidad de una debilidad o inseguridad personal.

Proyección y expansión de la voz

La voz se produce al desplazarse una corriente de aire procedente de los pulmones que asciende por un tubo, la tráquea, y que después se estrecha al pasar por las cuerdas vocales produciendo la vibración del sonido. Si las cuerdas vocales se encuentran separadas entre sí, hay silencio, es decir, la columna de aire sigue siendo solo aire. Cuando se juntan las cuerdas vocales, se produce un sonido. No obstante, en este caso todavía no se le puede llamar «voz» a este sonido, pues no posee todas las cualidades que la definen. A este nivel, al sonido se le llama tono fundamental. Ahora bien, cuando ese tono sigue ascendiendo, las cavidades de resonancia lo enriquecen con armónicos,1 y es entonces cuando se puede hablar de voz, ya que tiene timbre y volumen. Desde el punto de vista técnico, los armónicos se producen en los resonadores del aparato vocal. Dichos resonadores son los espacios vacíos que hay en este aparato, y ofrecen el timbre particular de cada voz.

La voz tiene muchas semejanzas con los instrumentos de viento por los siguientes hechos:

•  Tanto en la voz como en los instrumentos de viento, el aire es el motor del sonido. Si en el caso de los instrumentos de viento el emisor de aire lo proporciona el instrumentista, para la voz se encargan un conjunto de órganos del cuerpo humano, formados por los pulmones, el diafragma y los músculos de la respiración.

•  En el instrumento musical, la lengüeta o boquilla hace que el aire pueda vibrar, mientras que en las personas son las cuerdas vocales, situadas dentro de la laringe, las que hacen que los sonidos vibren.

•  Todo este proceso no se podría concluir si no hubiese un tubo que proyectase el sonido, que todos los instrumentos poseen, junto con una campana o pabellón al final, y que en el caso del cuerpo humano son las diversas cavidades de resonancia, que están formadas por la laringe, las fosas nasales y la boca.

Aunque en los instrumentos de viento los labios también influyen en la trayectoria de los sonidos, las articulaciones de estos se hacen mediante los dedos del instrumentista, al manejar los orificios, pistones o vara. La voz transforma el sonido, mediante la boca y los labios, tanto en fonemas (que después pueden formar palabras) como en un canto articulado.

La proyección de la voz se regula mediante la presión aérea y una mayor apertura interior de la boca. Esa proyección está ligada a la intensidad de la voz, es decir, a la mayor o menor fuerza con la que se emite, y de este modo la voz puede proyectarse más o menos lejos.

Si una persona se dispone a lanzar un dardo a una diana, debe mirar fijamente dónde está el centro de la misma, punto al que se dirigirá el lanzamiento. Lo mismo pasa con la voz, de forma que si uno desea dirigirla hacia una zona en concreto, debe conducir la mirada hacia ella para que el cerebro pueda poner en funcionamiento todo el sistema y encarrilar su energía hacia allá.

Sin embargo, cuando hablamos de la proyección de la voz no nos referimos a que esta se dirige en una única dirección, lineal y hacia delante, sino que más bien se expande, ocupando un espacio y desarrollando un tiempo. Es importante saber que, más allá de la voz conversacional, un profesional que trabaje con la voz, sea hablando o cantando, debe expandirla por toda la sala con la misma calidad, y procurar que se entiendan todas sus palabras desde el principio hasta el final de sus frases. Por tanto, el orador debe hacerse una idea exacta de hasta dónde quiere que se escuche correctamente su voz, para así saber qué grado de intensidad y proyección necesitará.

También es importante tener el control de la respiración para obtener una buena intensidad y proyección vocal, sin que haya bloqueos ni tensiones musculares. Para ello, hay que mantener a su vez una postura corporal correcta: la cabeza debe estar apoyada verticalmente sobre la columna, de forma que no rompa el eje del cuerpo; los hombros estarán rectos pero no rígidos, y la garganta, en posición de reposo. No obstante, la relajación absoluta tampoco es buena para cantar o hablar, pues es necesaria una cierta actividad muscular.

Cada individuo tiene unas posibilidades vocales que por regla general no están desarrolladas lo suficiente, salvo mediante el conocimiento de la técnica vocal. Por tanto, el nivel que se alcance tanto en la voz cantada como en la hablada depende en parte de la exigencia que tenga cada uno.

Las personas no iniciadas en la técnica vocal suelen cometer el error de pensar que la proyección de la voz se produce en las cuerdas vocales, que es donde se origina el sonido, pero no es donde se expande. Es como si una persona pensara que el violín o la guitarra, o cualquier otro instrumento de cuerda, resonasen en las mismas cuerdas en vez de en sus respectivas cajas de resonancia, hechas de madera.

La voz hablada y la voz cantada están unidas por los siguientes elementos, de los que se hablará a lo largo de este libro: la articulación, la dicción, la postura corporal, la respiración, la emisión y la resonancia. Por el contrario, estos dos tipos de voz se diferencian en que habitualmente el tono de la voz hablada es más grave que el de la voz cantada, y en que la primera requiere un esfuerzo menor, sobre todo mucho menos que la voz lírica, que es la que más técnica precisa. Cuando un individuo habla se fija en lo que está diciendo, mientras que cuando canta se centra en la voz de por sí, en cómo la expresa.

Lo cierto es que conocemos menos nuestra propia voz, sea hablada o cantada, de lo que podría parecer. Cuando se escucha una grabación en la que hay un grupo de personas hablando o cantando y en el que uno está presente, es más fácil reconocer la voz de los otros que la propia, salvo los que utilizan la voz como utensilio de trabajo y son muy conscientes de ella. Escuchamos nuestra voz no solo tras ser proyectada hacia los demás, sino, a su vez, al ser impulsada desde nuestro propio cuerpo, desde donde emerge. De ahí que sea raro reconocerla plenamente.

La voz hablada

La voz hablada la tiene cada individuo de forma natural, y no se necesita en principio tener técnica alguna para emplearla en las conversaciones diarias. Sin embargo, los que trabajan con ella, como profesores, actores, oradores, telefonistas, locutores de radio y televisión, abogados, comerciantes…, sí que deben conocerla con más detalle y saber cómo tratarla. ¿Qué pasaría si cualquier otro profesional ignorase su herramienta de trabajo? ¿Qué le sucedería a un administrativo que no supiera manejar su ordenador, o a un fotógrafo que no conociera el funcionamiento de su cámara, por citar solo dos ejemplos? Por eso, las personas cuyo trabajo depende de la voz deben considerarla su mejor herramienta, y como tal deben saber emplearla y cuidarla.

Llama la atención el hecho de que para hablar de manera cotidiana no se exige en principio ninguna preparación vocal, más allá del conocimiento de un lenguaje, pero que para aprender a cantar, a ser actor o hablar en público sí se requiere una mínima técnica vocal. Por tanto, dentro de la voz hablada hay que diferenciar la voz conversacional de la voz proyectada.

En la voz conversacional, habitualmente no hace falta poner en práctica todos los factores posibles para que la voz se escuche bien, en el sentido sonoro, a no ser que haya una cierta distancia entre los que están dialogando.

Pero si se trata de una voz proyectada, destinada a un auditorio por muy pequeño que sea, los emisores deben saber que los mismos elementos necesarios para cantar se aplican al habla. Es importante saber que el aprendizaje de algunos aspectos de la voz cantada, aunque sea durante unos meses, repercuten directamente en la voz hablada. De hecho, es normal que los profesionales que utilizan la voz la proyecten sencillamente por hábito, aunque estén hablando con una persona que esté cerca de ellos.

Sin embargo, algunos de los que emplean la voz como trabajo jamás han aprendido a respirar bien, a articular las frases, o a adecuarse a las condiciones acústicas de la sala, lo que provoca que acaben fatigándose, o no se les oiga bien, y terminan cansando al auditorio.

Conocer los entresijos de la voz hablada es bueno para evitar futuras patologías vocales, las cuales a veces se tornan crónicas con el paso del tiempo. De hecho, debemos saber que una rehabilitación de la voz hablada es más difícil incluso que enseñar la técnica del canto, ya que esta se aplica a personas que ya de por sí tienen ciertas cualidades musicales. Sin embargo, la voz hablada tiene mayores problemas bien porque la persona no posee esas cualidades, bien porque ha adquirido malos hábitos al forzar la voz.

Los políticos o los locutores tienen al menos el apoyo del micrófono, que solventa la falta de volumen. Pero el profesional de la enseñanza normalmente no suele emplear dicho instrumento electrónico, por lo que tiene que forzar la voz si no emplea las técnicas vocales y pedagógicas adecuadas.

Los profesionales de la voz son conscientes de que para que se les escuche y entienda han de tener una voz clara, convincente, ya que de ello depende que su comunicación sea fluida, y así poder conectar con las personas que les escuchan. En esos momentos, su voz ha de tener cierta concordancia con la declamación, que es la acción de hablar en público o de recitar con la entonación, la mímica y los gestos adecuados.

La declamación aparece vinculada a su vez con la retórica, que es una disciplina que estudia los procedimientos y las técnicas adecuadas para el lenguaje con unos propósitos estéticos o persuasivos, además de comunicativos.

En la voz hablada son de suma importancia elementos como la articulación, la dicción, el ritmo, la entonación, el timbre, y la intensidad y el estado de ánimo, de los cuales hablaremos a continuación.

La articulación

La articulación es imprescindible para la voz hablada, ya que constituye la base fundamental para pronunciar correctamente las consonantes. Estas han de articularse con nitidez, con sus respectivos acentos, y sin amortiguarlas, para evitar que haya confusión al pronunciarlas. Una buena articulación permite que las palabras sean entendidas con claridad, aunque se emitan con una intensidad baja. Para ello, es necesario utilizar de manera enérgica los agentes que tienen la capacidad de modificar el sonido de la voz, y que son: la lengua, los labios, los dientes, el paladar y el maxilar.

A diferencia de las consonantes, las vocales participan en la formación de las palabras, pero son sonidos producidos por la vibración de las cuerdas vocales, y amplificados por los resonadores de la laringe, la boca y la nariz. De este modo, las vocales no son muy alteradas por los órganos de la articulación.

Dependiendo del lugar en donde se haya nacido, o de los orígenes familiares, la forma de articular las consonantes varía, y se pronuncian con mayor tensión o, por el contrario, con más relajación.

En la articulación se conciben algunas imperfecciones que, a pesar de que no llegan a impedir la comprensión del lenguaje, perjudican una adecuada pronunciación, sobre todo cuando se trata de una voz destinada a una audiencia. Si bien algunas personas pueden entender algunos de esos vicios como una seña de identidad de algún pueblo o de una zona geográfica, hay que reflexionar sobre el hecho de que a la hora de hablar en público esas imperfecciones han de ser evitadas.

Algunas de estas pronunciaciones alteradas son:

•  El ceceo, al pronunciar la /z/ en vez de la /s/ («vazo» en vez de «vaso»), y el seseo, al pronunciar la /s/ en vez de la /c/ o la /z/ («corasón» en vez de «corazón»). Estos fenómenos se remontan al siglo XVI, y se dan en las regiones de más al sur de España, y en particular en Andalucía. El ceceo siempre se ha relacionado con las zonas más rurales. Tiene su origen en los gitanos, además de los antiguos moriscos granadinos, que no acertaron a pronunciar la /s/ castellana.

El ceceo se extiende sobre todo por la mitad más meridional de Andalucía, salvo en las capitales de Cádiz y Sevilla, en las que se emplea mayoritariamente el seseo. Esta última práctica, por otro lado, se da en la parte más septentrional de Andalucía, además de Canarias y países de Hispanoamérica, donde es menos frecuente, salvo en lugares puntuales.

•  Otras alteraciones de la dicción son: el yeísmo, extendido tanto en España como en Hispanoamérica, especialmente en zonas de Argentina, pronunciando la /y/ (o casi la /ch/) en vez de la /ll/ («yave» en vez de «llave»), y el siseo, cuando se pronuncia exageradamente el sonido inarticulado de la /s/ y de la /ch/, y que llega a ser cansino para el oyente, ante el reiterado sonido de silbido.

La dicción

Si la articulación es la parte mecánica de la palabra, la dicción es la manera estética de articular o pronunciar las palabras y las frases. La dicción comprende la diferenciación y acentuación de unas palabras con respecto a otras dentro de una frase. También se encarga de saber distinguir las inflexiones de la voz y de los matices, en función de los sentimientos y percepciones que se quieran mostrar. Al fin y al cabo, pretende dar vida a la hipotética imagen que describen las palabras.

En cada oración, el buen hablador debe saber dónde está el punto culminante de la frase que más se debe acentuar. Debe evitar, por otra parte, el énfasis continuo y exagerado. En caso contrario, no cuidaría bien la dicción y cansaría a los oyentes.

La dicción es, por tanto, la manera de hablar, y debe ser cuidada en especial cuando se emplea ante un público. Ayudada por un buen uso de la misma, permite además hacer coincidir las pausas respiratorias con las pausas naturales condicionadas por el texto. Una persona habla bien cuando no solo se produce ese sincronismo, sino también cuando hace corresponder su contenido con la expresión, es decir, el sentido y su sonido.

Las pausas y el ritmo

Hay que tener la habilidad de poder hablar a distintas velocidades dependiendo de lo que precise el momento, además de saber utilizar bien las pausas, por razones fisiológicas y lingüísticas. Las pausas facilitan las inflexiones de la voz, el cambio de tono y de ritmo, haciendo que el discurso vocal no sea monótono. Una buena o mala colocación de las pausas al hablar es equiparable a la puntuación de un texto escrito.

Las pausas pueden servir también para que el orador consiga un momento de reflexión entre el auditorio, o para suscitar un determinado afecto sobre lo que está diciendo.

El ritmo a la hora de hablar es la cadencia que hay entre los acentos y las pausas. Cuando los intervalos entre estos dos componentes son cortos o similares, el ritmo que se consigue es rápido y monótono. En el otro extremo, si las secuencias de tiempo están muy alejadas entre sí, no se advertirá el ritmo, y si los intervalos son muy irregulares, el ritmo será confuso. El ritmo tiene mucho que ver con la velocidad a la hora de hablar.

Una persona de un temperamento nervioso suele hablar con un ritmo apresurado, mientras que una persona tranquila lo hace a un ritmo más lento. Una persona reflexiva y a su vez entusiasta evita esos extremos, de forma que el ritmo de su discurso depende de lo que quiera decir en cada momento de la frase. Así, demuestra y defiende sus convicciones expresadas sin dejarse dominar por su propio impulso o carácter.

La entonación en la voz hablada

Muy relacionado con la dicción, se entiende como entonación del lenguaje la curva melódica que la voz emite al hablar. En este caso, el ámbito interválico entre los sonidos extremos es mucho más corto que el que se utiliza cuando se canta. No obstante, si la voz hablada no se emite con una mínima dosis de musicalidad, se convierte en un monólogo de sonidos planos.

La entonación puede ser ascendente, al sugerir un interrogante, una duda o una indecisión; descendente, al mostrar firmeza, certeza o confianza, o mixta, que se emplea para indicar ironía, conflicto, o para proponer una sugerencia.

A su vez, cada persona tiene su tono de voz habitual, es decir, con el registro con el que se siente más cómodo y sobre el que se suceden movimientos ascendentes y descendentes de su habla.

Está comprobado que, según la zona del planeta en la que se viva, la voz es más grave o más aguda. Esto es debido a que el sistema nervioso trabaja a diferentes velocidades según el entorno, lo que hace que cuanto más frío sea el territorio más grave sea la voz de sus lugareños. Por este motivo, generalmente las voces de los habitantes del Caribe son más agudas que las de aquellos que viven en zonas gélidas, como Rusia, por ejemplo. La actual globalización y los movimientos migratorios han hecho que, cada vez más, sea más fácil encontrar voces agudas en países fríos, y viceversa.

Dentro de España, el tono más grave se presenta en las dos Castillas. En Andalucía predomina un tono en general más agudo, así como en Cataluña, Valencia y Galicia.

El español se habla generalmente con un tono más grave que el francés o el italiano. El inglés y el alemán tienen una tonalidad muy cercana a la lengua española. Por otro lado, el español practicado en los países hispanoamericanos presenta un tono más agudo que el del centro y norte de España. Del estudio de la entonación se encarga la prosodia.

El timbre

Uno de los primeros problemas con el que se encuentra una persona que comienza a trabajar con su voz es que no la conoce realmente. Por ejemplo, el docente que empieza a ejercer su profesión se siente a veces extraño a la hora de hablar, al tener que articular la boca y sobre todo los labios de un modo antinatural, artificial, teatral. En esos momentos quizá no le guste su timbre, al tener la obligación, más que nunca, de escucharse, algo a lo que no está acostumbrado.

Hay que aceptar el timbre que tiene cada persona, pues así es como se le puede sacar partido. Algo muy útil en este sentido es grabarse uno mismo a menudo, en diferentes ámbitos, para analizar y aceptar su timbre.

Más allá del timbre, algunas personas utilizan un tono de voz inadecuado, más agudo o más grave de lo normal. Hay que adaptar el timbre a la estructura bucal de cada uno, pues si no se hace así, a medio plazo podrían aparecer lesiones al hablar o cantar de una manera forzada.

Hay que ser consciente de que la voz se puede mejorar, empeorar o transfigurar temporalmente al imitar otra voz, pero no se puede cambiar su timbre. En este sentido, se podría cambiar el color de los ojos con unas lentillas o el pelo con un tinte, pero no sus características naturales.

Parece que por cuestiones sociales aparentemente impone más respeto un timbre grave que uno agudo. Quizá por ese cliché casi inconsciente algunas personas hablan más grave de lo que les correspondería por sus características vocales.

También ocurre a veces lo contrario cuando se usa un timbre demasiado agudo, por lo que se agota más aún la voz pues el individuo está elevando demasiado la laringe, y por tanto forzando las cuerdas vocales. Para ello, además tiene que emplear un volumen más alto de lo habitual para mantener a esa altura la laringe por encima de su posición más cómoda. Estos casos ocurren por haber memorizado desde la infancia un patrón erróneo de modo de hablar, heredado habitualmente del entorno familiar.

La intensidad y el estado de ánimo

El volumen de la voz depende del manejo adecuado de la presión del flujo de aire que ha ejercido la laringe (en la subglotis o en la parte inferior de las cuerdas vocales). No se debe confundir la intensidad (o volumen) con el tono (grave o agudo). La intensidad está determinada por factores como la circunstancia, el estilo, la educación o la emoción. Es apropiado saber hablar con la intensidad adecuada en cada momento, siendo conscientes de que se suele emitir la voz más alto de lo necesario. Hablar fuerte por hábito, como ocurre en algunas personas, perjudica de por sí tanto al oyente como al emisor.

El estado de ánimo afecta mucho también a la forma de emitir la voz, más allá de la intensidad. La alegría, la tristeza, el asombro o la sorpresa no se pueden entonar, y por tanto expresar, de la misma manera (tabla 1.1).

Tabla 1.1. Características de la emisión de la voz

ARTICULACIÓN Es la correcta pronunciación de las consonantes.
DICCIÓN Se encarga del fraseo adecuado, con matices y respetando las pausas. Es la manera de articular las palabras.
LAS PAUSAS Y EL RITMO Están muy ligados a la velocidad al hablar, y sirven para dar sentidoa lo que se dice enfatizando algunas palabras sobre otras, y así evitar la monotonía.
ENTONACIÓN Es el grado de elocución a la hora de hablar, es decir, las inflexiones y las expresiones utilizadas en la voz hablada.
TIMBRE Se trata del sonido característico y único de cada voz. Depende de la constitución de las cuerdas vocales, de su manera de vibrar y de la forma de las cavidades de resonancia.
INTENSIDAD Y ESTADO DE ÁNIMO El volumen depende de la presión que ejerce la parte inferior de las cuerdas vocales. El estado anímico y los rasgos propios de la personalidad repercuten directamente en la emisión de la voz (actitud al hablar).

Consejos para cuidar la voz

Terminaremos este apartado sobre la voz hablada presentando de manera esquemática algunas recomendaciones que sirvan para conservar la voz y emitirla de manera precisa y expresiva:

–  Proyectar el sonido al hablar especialmente sobre el paladar duro, subiendo los huesos maxilares, de forma que la voz se proyecte bien en la sala. Eso no significa que se escuche fuerte, sino de una manera clara e inteligible.

–  Tener presente que son los labios y la lengua, y no la boca, los que articulan las palabras. Por tanto, hay que mantener cierta flexibilidad en los labios y la lengua.

–  Ejercitar con cierta frecuencia la lectura lenta y en voz alta, con una respiración controlada, es de una gran importancia para el dominio de la voz.

–  Lo mismo se puede decir de leer trabalenguas de vez en cuando.

–  Empezar a hablar siempre con mucha calma y con poca intensidad, para así obligar a los demás a guardar cierto silencio.

–  Cuando la voz esté cansada, es bueno hacer una pausa, beber agua y adoptar durante unos segundos la posición del bostezo reprimido.

–  Intentar hablar articulando bien.

La voz cantada

Todos los aspectos que se han comentado sobre la voz hablada se pueden aplicar a la voz cantada. Sin embargo, cantar bien exige utilizar una mayor variedad de intensidades, una perfecta colocación y utilización de los resonadores, y una mayor gama de articulaciones y sobre todo de inflexiones; es decir, desde unos tonos más graves hasta otros más agudos. En este sentido, la voz se convierte en música al exagerar dichas inflexiones.

La voz cantada es la máxima expresión de la voz humana. Con la emisión de sonido articulado y modulado, el canto constituye sin ninguna duda el primer instrumento musical que utilizó el ser humano. Según el compositor y director de orquesta Richard Strauss (1864-1949), la voz es el instrumento más bello y a su vez el más difícil, dada la gran cantidad de músculos que se deben poner en funcionamiento para su correcta emisión.

Existe una gran diversidad de formas de entender la voz cantada, más allá de la sociedad que se considere. Porque sea cual sea su procedencia, el canto puede comunicar sentimientos, recuerdos, estados de ánimo, ideas… La propia música instrumental puede transmitir todas esas emociones y sensaciones, pero la voz, al añadir el texto, acentúa la comunicación con el receptor.

A partir de ahora, cuando hablemos de la voz en el canto nos vamos a referir a la voz cantada cultivada, entendiendo que el canto espontáneo, popular, no reclama una preparación técnica especial, ya que cambiaría la idiosincrasia y singularidad de esa música. Sin embargo, cada vez hay más cantantes de música ligera que se adentran en la técnica vocal, ya que tan solo por sus beneficios saludables merece la pena desarrollarla.

Al igual que todas las personas disponen en circunstancias normales de la voz para hablar, en principio también están dotadas del mismo instrumento para cantar. La voz puede ser entrenada para producir un sonido acústicamente más eficiente, tanto a la hora de hablar como de cantar. Sin embargo, no todos los individuos están capacitados para ser cantante solista, ya que se requiere una estructura fisiológica innata que es responsable de la variación del resultado final del sonido producido por la voz. También dependerá de poseer una depurada técnica vocal, la cual pretende conseguir los mejores resultados en la voz con el mínimo gasto energético. Si un trabajo vocal acarrea fatiga o ronquera, indica que la técnica no se ha realizado correctamente y que, por tanto, habrá que rectificarla.

La voz cantada es un sonido articulado y modulado, por lo que tiene las características de intensidad o amplitud, tono o frecuencia, y timbre o composición armónica. De estas cualidades del sonido se habla en el último capítulo de este libro.

La voz cantada le da a su vez mayor importancia a las vocales que a las consonantes, al contrario que la voz hablada, en la que preponderan las consonantes para la articulación de las palabras.

En cuanto a la respiración, la voz cantada exige una mayor capacidad pulmonar, una inspiración más rápida y una presión espiratoria suficientemente sostenida.

La voz cantada pone en funcionamiento el movimiento de muchos más músculos que la voz hablada. El canto obliga a que las cuerdas vocales varíen continuamente su longitud, masa y tensión, para poder vibrar las notas requeridas.

Otras diferencias que presenta la voz cantada con respecto a la hablada son que la mandíbula debe bajar y subir con facilidad y relajadamente para así tener desenvoltura en el movimiento de retroceso, que el velo del paladar debe mantener la posición de bostezo o sonrisa interna a la vez que la apertura bucal sea amplia, y que el cuello esté muy relajado.

Solo hay una manera correcta de cantar, y es que se realice con cierta naturalidad, evitando cualquier tensión innecesaria en el cuerpo. Sin embargo, es cierto que para cantar correctamente se exige colocar la cara con una leve sonrisa, la mandíbula metida hacia dentro y el velo del paladar elevado. Aunque aparentemente se trata de una postura forzada, hay que acostumbrarse a que se haga con sencillez, lo cual se consigue con un hábito continuo y persistente.

En resumidas cuentas, si se trabajan aspectos como la intensidad, la proyección y el control de la respiración, la voz brotará libre, sin obstáculos, más allá de la presión adecuada para su correcta emisión, sea el estilo musical que sea.

Por otra parte, la gestualidad facial es muy útil para el canto, ya que si se canta con un ánimo feliz o jovial, la voz adquirirá un timbre brillante; por el contrario, si se canta con un sentimiento de tristeza, el sonido de la voz será sombrío.

Ejercicios prácticos

Ejercicio 1. Lanzar y expandir la voz

A modo de ejercicio, puede ser muy útil dirigir la voz hacia un punto concreto. Para ello, puede imaginar una línea cercana hacia donde se quiere «lanzar» el sonido. Se puede ayudar con las manos, colocándolas a ambos lados de la boca para amplificar el sonido. Después, intente conseguir ese sonido pero sin las manos, para que de forma intuitiva se coloque la boca a modo de amplificador.

Más adelante, a medida que se practiquen más ejercicios, hay que intentar no solo dirigir la voz en una línea, sino expandirla por toda la sala utilizando únicamente la colocación de la boca. Para proyectar la voz a una cierta distancia, es necesario poseer ya una mínima técnica vocal, pues en caso contrario el practicante podría sufrir daños en su voz.

Ejercicio 2. Trabalenguas

Como instrumento que es la voz, se debe mantener en forma y seguir una progresión en su cuidado y manejo. Una buena manera de poner en práctica la voz hablada es mediante los trabalenguas. Se comenzará con los más fáciles, y después se pasará a los más complicados. Primero hay que articular cada sílaba lentamente, acentuando cada consonante. Después se pronunciará el trabalenguas cada vez más rápido. Si los resultados no son los deseados en un principio, hay que tener paciencia, ya que la adquisición de una buena técnica requiere un proceso lento.

image  El amor es una locura que solo el cura lo cura,y cuando el cura lo cura comete una gran locura.

image  María Chucena techaba su choza, y un techador que por allí pasaba le dijo:

María Chucena, ¿tú techas tu choza, o techas la ajena?

No techo mi choza ni techo la ajena.

Yo techo la choza de María Chucena.

image  Compadre cómpreme un coco, compadre coco no compro,porque el que poco coco come poco coco compra.

image  Jaime manda menos memos y ramos de moras a los reinos de los renos y por las demoras de los memos que manda a los reinos de los renos tienen menos memos con menos ramos de moras y más demoras.

image  El cielo está encapotado, ¿quién lo desencapotará?

El desencapotador que lo desencapote buen desencapotador será.

image  El arzobispo de Constantinopla se quiere desarzobispoconstantinoplolizar.

El primero que lo desarzobispoconstantinoplolize, desarzobispoconstantinoplolizador será.

image  Tengo una gallina pinta perlinta pelizanca repitiblanca con sus pollitos pintos perlintos pelizancos repitiblancos.

Si la gallina no fuera pinta perlinta pelizanca repitiblanca, los pollitos no serían pintos perlintos pelizancos repitiblancos.

image  Si tu gusto gustara del gusto que gusta mi gusto, mi gusto gustaría del gusto que gusta tu gusto, pero como tu gusto no gusta del gusto que gusta mi gusto, mi gusto no gusta del gusto que gusta tu gusto.

Ejercicio 3. Entonación interrogativa

Repetir frases interrogativas para conseguir subir el tono en el punto preciso, que es al final o casi al final (dependiendo de si la última palabra es de acentuación llana o aguda):

image  ¿Cómo estás?

image  ¿Quién ha llamado?

image  ¿Cuándo has llegado?

image  ¿A quién has visto?

image  ¿Has hecho la compra?

image  ¿Cuándo llegaste?

image  ¿A qué hora llega el tren?

image  ¿Han venido tus amigos?

image  ¿Cuántos sois?

image  ¿Vienes a la fiesta?

image  ¿A qué hora has llegado?

image  ¿Dónde has estado?

image  ¿Tienes frío?

image  ¿Sabes dónde estamos?

Ejercicio 4. Práctica de pronunciación

Pronunciar las frases corrientes expuestas más abajo de las siguientes maneras:

–  De manera inexpresiva.

–  Hacerlo como si fuera una verdadera conversación.

–  Con ondulaciones exageradas, separando el punto más alto o semicadencia y el punto grave o final.

–  Con teatralidad, proyectando el sonido.

–  Lectura expresiva, pero no tan exagerada como las dos anteriores.

–  Con un matiz muy diferente, cambiando los puntos de inflexión.

image  Mi ejercicio favorito es caminar por el campo.

image  Quiero trabajar en un lugar más tranquilo que este

image  Me encanta comer fresas cortadas a trozos con nata encima.

image  Sería mucho más fácil si todos ayudásemos un poco más.

image  Quiero tomar otro café con leche, que la conversación va a durar.

image  Se me olvidó cerrar la ventana antes de ir a dormir, y por eso me resfrié.

image  Pienso que ella no tiene que salir mucho más tarde de lo previsto.

image  ¿Podrás cambiar tu horario de trabajo para poder vernos mañana?

image  Los platos están dentro del armario azul.

image  Me apetece bañarme en el mar, aunque el agua esté muy fría.

image  No quiero levantarme tan temprano mañana que es sábado.

image  No dediques un solo minuto a la melancolía.

image  ¿Adónde vas a ir este fin de semana con tus amigos?

image  ¿Por qué no coges la llamada cuando te llamo?

image  Tengo mucho trabajo esta semana, por lo que no nos podremos ver.

image  Tienes que cepillarte los dientes después de comer.

image  No uses tanto papel para escribir, que hay que ahorrar los recursos.

image  La gente va al dentista solo una vez cada dos años.

image  No quiero que metas el perro en la casa, pues ya sabes lo que ocurre.

image  Buenos días, ¿usted piensa que el reciclaje sirve para algo?

image  Ya es hora de volver a casa y descansar, tras este largo viaje.

image  ¿Quieres pasar a lavarte las manos, o te da igual?

image  Llevaré tu regalo de cumpleaños por fin esta noche.

image  ¿Te olvidaste de cerrar bien el grifo de agua caliente?

image  Los padres dedican mucho tiempo a sus hijos.

image  No quiero ir al cine mañana por la noche, pues ninguna película me interesa.

image  Tráeme por favor los libros que están en la mesa.

image  Si me das la oportunidad, te explicaré con detalle lo que pasó.

image  Sal rápido antes de que te vean aquí conmigo.

image  Los perros ladraron toda la noche y no pude dormir.

image  Si no vienes pronto, la comida se enfriará, y yo no pienso esperarte.

image  Te llamaré cada dos días por la tarde, si tú me lo permites.

Ejercicio 5. Pronunciación intensiva

Ampliar el ejercicio anterior con textos más extensos y de diferentes tipologías: un recorte de prensa, un poema, el fragmento de una prosa...

Ejercicio 6. Entrenamiento tonal

Este ejercicio sirve para acercar el tono de conversación al tono de recitación. Empezar la primera sílaba en una nota relativamente grave, y después emitir el resto de la frase a diferentes alturas: primero a la distancia de una tercera (MI), después a la de una cuarta (FA), una quinta (SOL) y finalmente a una octava (DO):

image

_____________

1  Los sonidos armónicos, también llamados concomitantes, son los que acompañan al sonido principal, y tienen un mayor número de frecuencias. Cuanto más grave es un sonido principal, mayor número de armónicos puede captar el oído humano. Esto se puede apreciar sobre todo en los instrumentos acústicos.

2

LA IMPOSTACIÓN

La emisión de la voz